
Las últimas lluvias en la región fueron un alivio para el castigado sector agropecuario, que veía como la sequía se iba llevando lentamente la inversión puesta en la tierra en los últimos meses.
Sin embargo, las proyecciones en toda la región para la próxima cosecha fina no son las mejores y los rindes se ubicarán lejos de lo esperado al comienzo de temporada.
En cuanto a la siembra de la gruesa, se espera una caída del área sembrada de maíz y girasol, aunque paralelamente se daría un incremento en el área destinada a soja.
En los cultivos de fina, de acuerdo a un informe emitido por la Bolsa de Cereales y Productos de Bahía Blanca, la condición general de los cereales de invierno se mantiene en regular, más allá de las últimas precipitaciones. Además, se espera una caída de la superficie de cosecha respecto de la de siembra.

El principal factor a evaluar es la pérdida de área con destino a cosecha por el efecto de la sequía durante gran parte del ciclo vegetativo y reproductivo. Los mayores daños por el déficit hídrico se encuentran al oeste de la región, sobre todo en la provincia de La Pampa, que ya declaró la emergencia agropecuaria.
Para toda nuestra región, se estima una disminución del 12% sobre la superficie total de trigo para cosecha (alrededor de 1,45 millones de hectáreas), con mermas que se producirán sobre todo en la región sur. Esto se debe a la baja producción de materia seca por parte de verdeos de invierno y pasturas, y el mal estado del cereal, que terminan promoviendo esta decisión de manejo por parte de los chacareros. Aquí el porcentaje de pérdida alcanzaría al 24%
En cuanto a las zonas centro y norte de cobertura de la BCPBB, se esperan pérdidas de área del 10% y 6%, respectivamente. Los trigos que no alcanzaron el rinde de indiferencia se han secado para favorecer el almacenamiento de agua a la espera de la campaña gruesa.
El 32% de la superficie implantada con cebada se utilizó para alimentación animal o bien se dejó secar para preparar un barbecho de verano.
Como consecuencia, las caídas de rendimiento en el trigo también serán notables, y los resultados finales se ubicarán muy por debajo de los obtenidos en la temporada pasada.
Según el informe, se espera un rendimiento general de 2.050 kilos por hectárea, lo que representa un 40% menos que la extraordinaria campaña 2018/19. Pero lo peor se verá en zona sur, en el sector más extremo de nuestra región y el más castigado por el clima: se espera un rinde de 1.200 kg/ha, aproximadamente 54% menos que el año pasado.

En el resto de la zona las proyecciones tampoco acompañan: en el norte, la parte más fértil, se estima un rendimiento promedio de 2.700 kg/ha (37% inferior que el ciclo anterior), mientras que en el centro se calcula 2.100 kg/ha (36% menos que la campaña pasada). Por el momento, el área costera mantiene las mejores perspectivas de cosecha de toda la región.
De cumplirse estas predicciones, la producción se reduciría un 45% respecto al ciclo anterior en toda nuestra región, con un volumen final de 3,02 millones de toneladas.
A la cebada no le va a ir mucho mejor.
La superficie a cosechar se estima en 683 mil hectáreas, un 14% menos que en el ciclo 2018/19. Esta reducción se debe tanto a la caída de la superficie sembrada como a la pérdida de lotes por sequía y falta de pasto en los sistemas mixtos. En las zonas centro y sur, los cultivos que se vieron más afectados por el déficit hídrico y las heladas invernales, fueron destinados a alimentación animal. (La Nueva)