
Su versatilidad y talento la llevaron a captar los ojos y oídos de los riverenses en numerosos espacios. Brilló en el coro de la localidad y fue figura en numerosas obras de teatro.
María Inés Spada, Docente, actriz y cantante coral, o simplemente «Nené» como se la conoce, a lo largo de su vida ha entregado un poco de todo lo que sabe. Ahora que la pandemia la hizo bajarse por un tiempo de los escenarios, cierra los ojos y la imagen que se figura la retrotrae y comienza a recorrer en esta entrevista con Arturo Loewy los caminos de su vida.
Llegó muy chiquita desde su 25 de Mayo natal de la mano de su madre y su padre, que que se desempeñaba como encargado albañil, del Ministerio de Obas Publicas de la Provincia de Buenos Aires. «Papá nos trajo a las dos a este lugar a vivir en éste sitio que amo tanto. En ese entonces, por su trabajo para el Ministerio, él se dedicaba a hacer grandes obras publicas recayendo su tarea en Rivera, en la Capilla Santa Teresita en el año 1945», dice Nené.
Spada padre realizó muchas de las construcciones de Rivera, el Centro Cultural Israelita, la casas de Ratuschnik, la de los Cohen, Urrutti, las viviendas de La estancia La Chiquita, entre otras.

Nené rememora su vida en el pueblo tras su llegada: «Conocí aquí a mis primeras amiguitas que sostengo hasta estos días, ellas son Clementina Crantosqui y Silvia Schaigarosky» dice.
La vocación por el arte le llegó desde muy pequeña «Del lejano norte de la provincia de Buenos Aires a modos de sueños venidos de Italia, mi padre dejó una orquesta popular que eran contratados en distintos destinos donde la gente frecuentaba con mucha animación los sábados y domingos. Aprendí desde allí cuando ellos ensayaban distintas canciones, mi padre que tocaba el clarinete me ponía en una especie de taburete y yo las cantaba. Algún recuerdo y hasta conservo sus partituras como «Japonesita», «El Niño de las Monjas», «Las Margaritas» y otras» evoca.
«De allí pues, fueron los primeros y únicos pasos, aprendiendo las melodías y el gusto por la música» asegura.
En su juventud se enfocó en su carrera docente «Mi carrera la hice en el Colegio San Antonio de Darregueira hasta tercer año y luego pasé a Púan hasta recibirme de maestra Normal Nacional en esa localidad» nos cuenta.

«Cuando llegué al colegio secundario de Darregueira me encontré con mis primeras compañeras que, junto con las de Púan, aun nos encontramos y lo seguiremos haciéndolo luego que terminé esta pandemia», dice y agrega «Este año cumpliríamos en diciembre sesenta y dos años de recibidas».
Como Docente, entre diversas Instituciones educativas, Spada recaló en la Escuela n° 12 donde finalmente se jubiló, aunque cuenta «seguí trabajando en la secundaria Mariano Moreno hasta que me retiré en el año 2007» . Reconocido este último trabajo, «la Seño» Nené Spada cumplió un total 40 años de trayectoria con la educación.
En sus años de estudios en Púan comenzó a desandar lo que, con los años, la convertiría en una referente de la Cultura de Rivera «Aprendí allí a cantar en un coro que dirigía la hermana Carmela a cuatro voces. También hacíamos en el teatro Argentino en beneficio del colegio obritas alegóricas donde aprendí a expresarme sobre el escenario. Entonces por añadidura amo estas dos expresiones artísticas», cuenta.

Un coro, un pueblo, una pasión
–¿Cómo se formó el Coro Municipal de Rivera?
«Debo comenzar a describir someramente» dice y agrega «Hace mucho tiempo el Centro Cultura Israelita convocó a la señora profesora de piano Sara Manfredoti de Gillerón, (Porota) para todos para organizar un coro, eran los años setentas hubo muchos inscriptos», rememora.

«Comenzando con diversos cancioneros folklóricos y otras populares argentinas, tuvimos innumerables presentaciones en el mismo Centro Israelita, acompañados muchas veces por una Orquesta o Banda de muchísimo éxito en la región que se llamaba Piel Negra, muy recordada en nuestro pueblo. Fue una suerte de resorte para luego volver a formar otro coro después de un largo impase, debido al retiro de nuestra profesora»

Spada nos cuenta que el Centro en el año 1997 convoca a un estudiante de música de la ciudad de Bahía Blanca llamado Gabriel, cuyo apellido no recuerda, «estuvo aproximadamente dos meses, luego fue reemplazado por nuestro querido y gran profesor Saúl Milner«.
Los comienzos fueron con cancioneros folklóricos y hasta de música clásica y diversas obras hebraicas, Negros espirituales y de países latinoamericanos. «Fue una época gloriosa. Esperada y reconocida en los pueblos o ciudades del interior en todos los encuentros corales del interior de la provincia de Buenos Aires y de La Pampa incluidas sus capitales» dice.
Entre las interpretaciones más exitosas Spada nombra el Oifen Pripiech, Jerusalem de Oro, Amanecer Atardecer, Hinet Matov, Haba Naguila.

El Coro se presentó en distintos lugares «visitamos Santa Rosa actuando con la Banda sinfónica de esa ciudad, también nos presentamos en el teatro Español; en Carhué en el Teatro Italiano, estuvimos presentandonos en Olavarria, Gonzalez Chavez, General Campos, Eduardo Castex, Guaminí» dice.
«En el año 1999 en los torneos bonaerenses, qué se habían inaugurado con el entonces gobernador Duhalde se nos propuso a los adultos mayores participar, aceptamos por supuesto preparando tres canciones para competir en ciudades de la región la mayoría cabeceras de partido. Ganamos primeramente en Carhué, de allí por último a Trenque Lauquen en donde llegamos a ser los ganadores».

«Ni se imaginan todo lo que preparamos para el torneo… banderas, pasacalles. Fue una experiencia hermosa compartir con hermosísimos coros y hacernos de conocido y amigos. Nunca imaginamos ver y escuchar verdaderos talentos, no llegamos a ganar, pero fue una experiencia inolvidable. Nuestra vara dentro de los otros coros fue la media», cuenta.
«Al alejamiento de nuestro querido profesor Saúl se incorpora el profesor Alberto Carpio que venía de Santa Rosa, venía con muchas recomendaciones. Pero no puedo describir mucho porque me retiré por razones personales» expresa.

De estas participaciones quedaron amistades y compañerismo «finalizada la función cenábamos y luego desde bailar e interpretar canciones en conjunto hasta la madrugada» dice y añade «En Guamini conocimos al Padre cura Matías Pardo que era uno de los coreutas de esa localidad, que nos brindaba la interpretación con su guitarra. Años después fue el cura de nuestra localidad».
El teatro, la otra Pasión

La actividad filo dramática experimenta una virtud en su modo de expresión. Desde los comienzos de la colonización, fue intensa la actividad desplegada por el teatro en Colonia Lapín y en Rivera. Las primeras interpretaciones fueron representadas en idisch, castellano y ucraniano.
Rivera conto siempre con un numerosos grupo de gente capacitada, donde se destacó León Karabelnicoff con treinta años como actor y director. Posteriormente pasaron en su pasión por el teatro el lapinense Juan Foigelman, Salomón Sadi e Isaac Kasaquevich, entre otros.

María Inés Spada, o Nené, como se la conoce entre los nuestros, nos cuenta que aparte de la familia, la docencia y la música, siempre sintió una gran inclinación por el teatro.
Según sus conocimientos, nos dice «durante la colonización, donde más se realizaron eventos filo dramáticos era en Rivera y Colonia Lapin», y confirma «La trayectoria de León Karabelnicoff marca una época de oro en nuestro acervo teatral».

A Nené desde pequeña siempre le gustaron las obras de Isaac Kasaquevich. y cuenta que en la época de Juan Foigelman como director tuvo su primer papel secundario, «era muy joven pero fue un muy buen comienzo, la obra se titulaba «Los arboles mueren de pie» y fue muy exitosa» . En esa obra, rememora, participaron además del director. actores de la talla de «Porota» Manfredotti de Guilleron, Ángela de Beliz y el recordado Marquitos Pardes.

Más acá en el tiempo participó junto a Gustavo Elman en varias obras bajo la dirección de Juan José Gavinoser, «Mi suegra esta loca loca», «Amorina», «El lustrador de manzanas» y «La barca sin pescador “, evoca.

La actriz poco a poco construyó una carrera en los escenarios locales, «antes de participar en La Usina del Arte, al jubilarme, empecé a estudiar teatro con Gustavo Guelman, un director recibido en la facultad de La Plata», explica.

La llegada de Pablo Carlassare a nuestra localidad le daría la oportunidad de tener un rol protagónico en varias obras, «Pablo tiene un estilo muy particular de dirigir y meternos en nuestros personajes», supervisa y dirige la escenificación de una obra, unificando criterios y conductas de variados esfuerzos» señala.

Fue así que Spada trabajó en dos obras de teatro en 2019 bajo la dirección de Carlassare: «La omisión de la familia Coleman”, primero y “Madre Tierra“ una puesta en escena para el festejo de los 100 años de Colonia Lapin que tuvo dos funciones, la primera en el C.C.I de Lapín y luego en el C.C.I de Rivera.
De la mano del mismo director incursionaría en el cine haciendo su debut en la pantalla grande. «Vicente Martín» se llamó la película que, con guion y dirección de Pablo Carlassare, tuvo a Nené en un elenco conformado por el grupo municipal de teatro y vecinos de Rivera.
«La película fue presentada en el festival «Cine con Vecinos» de Saladillo», dice y añade «De 50 concursantes obtuvimos el quinto lugar y como mejor actor lo obtuvo el señor que hace de Vicente Martin».

Este año María Inés Spada fue galardonada durante la celebración del Día de la Mujer con un merecido premio a su trayectoria por su destacado desempeño como personaje de la cultura local.

«Saludo y agradezco a la gente de Rivera, que siempre me han dado su apoyo y su afecto» cierra la gran «Nené» Spada.
Una artista brillante que se destacó en la mayoría de los espacios que pisó para transformarse en referente de la Cultura.
*Por Arturo Loewy
Imágenes








Mónica
Excelente reseña de la trayectoria de la querida «Nené»- Felicitaciones Arturo. Muchas felicidades a «Nené»