Su nombre recuerda a José Ignacio Thames, signatario del acta de la Independencia. Según el último censo fue considerada como población rural dispersa. No obstante, aquí hay una escuela y un jardín que garantizan la educación de los niños de la zona: la E. P. Nº 5 “Mariano Moreno” y el JIRIMM Nº 1 «Martín Álzaga». Susana Goycochea es la directora y docente a cargo del nivel primario, ella reside en Villa Maza y viaja diariamente hasta la institución:

Goycochea cuenta al sitio Región Atlántica que “el paraje Thames está a unos 14 Km de la delegación de la cual dependen, que es Villa Maza. Quedan algunos vecinos viviendo en casas. Hace unos cincuenta o sesenta años había unos 800 habitantes, según registros censales que hemos encontrado en la escuela así que es de esos pueblos que fueron desapareciendo. Hoy se cuenta además con un comercio para que la gente pueda ir a comprar lo más necesario y ahora han llegado algunos vecinos nuevos en busca de trabajo así que había unas cinco familias y ahora se sumaron dos más”.

Thames supo tener una gran población estable y también estación de ferrocarril, pero cuando éste desapareció se aceleró un proceso de despoblamiento que ya se venía gestando. De alguna manera, que el tren dejara de pasar fue de alguna manera la estocada final: “Hoy las casas del ferrocarril son de las mejores que hay porque son de buena construcción, y creo que son alquiladas por quienes tienen la concesión de las vías”.

La E. P 5 es una escuela centenaria, pero desde el 2015 comparte el espacio con el JIRIMM: “Eso es bueno y a su vez hace que se pueda mantener la matrícula porque los padres intentan llevarlos al Jardín, se organizan para ir al pueblo y una vez que se van es difícil que vuelvan al pueblo”, cuenta la docente.

Muchas veces llegar a la escuela significa hacer largos trayectos por caminos que se vuelven inaccesibles. Susana explica que “son caminos muy medanosos y difíciles de transitar. Cuando hay sequía es arena suelta y cuando llueve se inunda muchísimo. Hemos pasado grandes inundaciones, como la del 2007, en las que teníamos que circular por la vía o gracias a la gente del ferrocarril que nos llevaban a dar clases con la camioneta de Ferroexpreso que suben a los rieles”.

Según nos narra la directora, el edificio se encuentra en excelente estado de mantenimiento. Es amplio, con varios salones y dependencias que eran usados antes por la cantidad de niños que asistían, en aquellos tiempos en los que el pueblo contaba con ocho centenas de habitantes.

En este 2021, la escuela espera reanudar con una matrícula de once niños sumada a la del JIRIMM, para recibir gustosa sus pasos, sus voces, sus risas y muchas ganas de aprender. También espera recuperar los espacios de intercambio con otras instituciones, sobre todo con las rurales, con las que comparten experiencias y realidades. (Región Atlántica)