Con inscripciones agotadas, el próximo domingo 27 de noviembre, en las ruinas de Villa Epecuén, se correrá la quinta edición de la Vuelta al lago Epecuén.
La Vuelta al Lago Epecuén es una carrera de ultra distancia con 60 kilómetros de terreno técnico, pero sin grandes desniveles. La costa del lago tiene barrancas, arena, suelo salino, arroyos, bosques de caldenes y campo, algunos caminos vecinales y las famosas ruinas de Villa Epecuén. Sin embargo la convocatoria no sólo es para ultramaratonistas y aventureros de la larga distancia, habrá otros 2 circuitos de 21 y 10 kilómetros respectivamente (las distancias son aproximadas y variables según el clima y estado del terreno). Todos los circuitos correrán entre las ruinas del pueblo que se inundó en 1985 y que, en los últimos años, volvió a emerger y ahora es Patrimonio Histórico de la Provincia de Buenos Aires.
Sobre el evento
La largada se realizará, desde Carhué. Los circuitos de 63, 21 y 10 kilómetros permitirán observar la Laguna de Epecuén, flamencos, rocas, arena, bosques de caldenes, suelo salino, arroyos, caminos vecinales, árboles cubierto de salitre.
La carrera en el Lago Epecuén tiene su origen en la idea de resignificar el pasado para unirlo con un presente próspero. Correr entre las ruinas de lo que fue una villa turística es una experiencia transformadora, tanto para el corredor, como para el lugar. Es correr en medio de la historia.
Correr con la historia
El año pasado, Alexander Ferreyra y Andrea Changazzo fueron les ganadores por 63 kilómetros; Juan Carlos Cena y María Cecilia Macchia se impusieron en los 23 kilómetros; además, Cristian Cabrera y Catalina Cantini en los 14 kilómetros.
Alexander Ferreyra nació en Carhué, corre desde los siete años y en la competencia empleó un tiempo de 5 horas 13 minutos y 17 segundos para llegar a la meta.
“Correr entre las ruinas de lo que fue una villa turística fue una experiencia transformadora, es correr en medio de la historia”, afirmó el maratonista, quien con 32 años cosechó un sinfín de logros.
“A los 17 años, un profesor de gimnasia me preguntó si me gustaría participar en un triatlón que se hizo en Carhué. No sabía nadar pero me enseñó e hice mi primer triatlón”.
“Lograr 63 kilómetros me parecía una locura pero recordé que antes había hecho un Ironman, fueron 3.900 metros de nado, 180 kilómetros de bicicleta y 42 kilómetros, me lancé porque soy competitivo conmigo mismo y me enfoco siempre en ganar”, remarcó, en una entrevista con Nota al Pie.
Su preparación le llevó cinco meses, con un plan alimenticio muy estricto. “Otra cosa fundamental que tiene que tener un corredor es el apoyo de la familia. El sacrificio no es solo de uno, es de todos y cuando llegué a la meta, recordé eso”.
Respecto al desafío de alcanzar 63 kilómetros, aseveró que sintió que era como si lo hubiese logrado en una hora, “nunca me di cuenta del tiempo, jamás miré el reloj. No es una carrera nada fácil pero sí es para disfrutarla porque el paisaje que se ve es espectacular”.
Reveló como anécdota que en su recorrido por Villa Epecuén, pasó por la construcción donde vivió su madre, actualmente solo quedaron escombros. “Los corredores que hagan 10 kilómetros, pasarán por ahí en el kilómetro 6. Eso es lo más lindo que uno se conecta con la historia y eso jamás se olvida”, sostuvo.