“Las empresas alimenticias tuvieron y tienen toda la libertad para subir los precios, los fijaron con un valor del dólar superior al real. Ahora no quieren bajar los precios y que el ajuste lo paguen los trabajadores y trabajadoras”, señalan desde el gremio de la alimentación.
Mientras tanto en el Gobierno toman justamente al pan de molde o lactal como un caso testigo que busca probar que a partir de la apertura de las importaciones las empresas formadoras de precios tendrán que dar marcha atrás con los aumentos. Algo que por el momento no se está viendo en las góndolas ya que no está llegando pan de otros países y por el contrario, el primer efecto fue el despido masivo de trabajadores.
Desde el sector supermercadista dan cuenta de la retracción en el consumo masivo y el pan lactal encabeza la lista de retroceso en las ventas, ya que es un producto que puede ser prescindible de la canasta básica y/o reemplazado por pan de mesa. Ante este escenario, Brasil sería el destino ideal para importar el producto aunque primero deben analizarse las fechas de vencimiento para que cierren los números.
(Ambito)