En las últimas horas, y mediante un debate abreviado, el juez del Tribunal en lo Criminal Nº 1, Hugo Adrián De Rosa, condenó a Jonatan Jonás Traian, de 36 años, a la pena de 5 años de prisión por el delito de abuso sexual gravemente ultrajante cometido en la ciudad de Bahía Blanca.
Previamente, el fiscal Marcelo Romero Jardín, y los abogados Bárbara Sager y Leonardo Gómez Talamoni, con la aceptación del detenido, acordaron la calificación legal del caso y la sanción.
Para el magistrado quedó acreditado que entre 2012 y 2022, en dos domicilios de la ciudad de Bahía Blanca, y con al menos una frecuencia de cuatro veces al mes, el sujeto sometió a manoseos en su cuerpo a la menor de edad.
Los hechos, que comenzaron cuando la víctima tenía 6 años y se extendieron en el tiempo, se producían cuando el acusado se encontraba circunstancialmente en la casa de la menor de edad.
Durante mucho tiempo una adolescente silenció los abusos que soportó durante una década. Se sentía culpable de no haber reaccionado y puesto un freno al agresor.
Su novio fue la primera en conocer lo sucedido. El joven no se quedó con los brazos cruzados. La respaldó y le aconsejó hablar con sus padres.
Su familia tampoco adoptó una posición pasiva. De inmediato buscaron ayuda y la acompañaron en el proceso de buscar justicia.
Silencio y culpa
La joven declaró en la causa y admitió que cuando le contó a su pareja “me agarró mucha desesperación”, ya que no quería relatar los abusos padecidos.
Dijo que el chico la contuvo y colaboró para que pueda enfrentar a su familia.
“No lo conté antes porque me sentía un poco culpable de no haber hecho nada, como que no me podía defender”, describió la víctima.
Manifestó luego que los abusos se produjeron cuando Traian, que era conocido de su familia, se encontraba en su casa.
Relató que el individuo aprovechaba los momentos en que quedaban solos para someterla y que le advertía que no contara nada.
Afirmó que “durante un tiempo me respondía las historias de Instagram y me mandaba emojis como de que haga silencio, y me decía que le presente a mis amigas».
Decisión
La madre de la menor refirió la forma en que tomó conocimiento de lo sucedido y también comentó que su hija le manifestó que deseaba denunciar los ultrajes.
Agregó que la chica comenzó a concurrir a lo de una psicóloga y que la profesional le dio herramientas “para animarse y soltarse un poco más”.
La mujer admitió que desde pequeña la víctima fue “retraída”, “muy rebelde” y presentaba cambios de humor.
“Tiene semanas en la que está muy mal y algunas en las que anda tranquila», agregó.
Otro familiar de la víctima mencionó que esta última también le dijo que temía que no le creyeran lo que había pasado.
La profesional que asistió a la joven señaló que presentaba “síntomas de angustia, llanto, enojo, desconfianza y baja autoestima”.
Señaló que su paciente describió los abusos sufridos y que presentaba sentimiento de culpa por “no haberse dado cuenta de lo que le estaba ocurriendo”.
También dijo que la chica afirmó “haberse sentido acompañada y respetada durante el proceso de la denuncia de los hechos”.
Una perito que entrevistó a la denunciante describió no haber hallado indicios de fabulación ni de ensañamiento respecto del acusado.
Relato sincero
El juez De Rosa consideró probada la responsabilidad del acusado.
“Se encuentra sobradamente acreditado con el testimonio de la menor víctima, el cual me resultó sincero y sin fisuras, quien ubica al imputado como el autor de los hechos”.
Agregó que “con sus limitaciones propias de la edad y el de ser víctima de ésta clase de delitos, pudo comunicar y brindar detalles de lo sucedido”.
También señaló que en todo momento la menor señaló al procesado como el responsable de los abusos.
El magistrado contempló como atenuante la ausencia de antecedentes de Traian.
De la misma forma, valoró como agravante la extensión del daño causado a la víctima.
Finalmente también fue advertida la diferencia de edad entre la víctima y el acusado y el aprovechamiento de la relación de confianza entre ambos.
(La Nueva)