
El sector industrial argentino atraviesa un momento crítico, marcado por la apertura indiscriminada de importaciones, la pérdida de competitividad y el debilitamiento del mercado interno. En ese contexto, la empresa sueca SKF confirmó el cierre definitivo de su planta en Tortuguitas, provincia de Buenos Aires, tras casi nueve décadas de producción local. La medida implica el despido de 150 trabajadores y el fin de una de las fábricas más emblemáticas del rubro metalúrgico nacional.
La multinacional anunció que dejará de fabricar en Argentina para convertirse en importadora, abasteciendo el mercado local desde sus plantas en Brasil y otros países. Según explicaron sus directivos, la decisión responde a una “estrategia global de optimización productiva” que busca concentrar la fabricación en sedes “más grandes y tecnológicamente avanzadas”.
“Tras evaluar cuidadosamente varias propuestas, lamentablemente no hemos encontrado una alternativa sostenible al cierre de nuestra planta en Tortuguitas. Es una decisión difícil, pero necesaria para asegurar nuestra competitividad global a largo plazo”, señaló Manish Bhatnagar, presidente de SKF Industrial Américas y Australia. En la misma línea, Carl Bjernstam, jefe de Relaciones con los Medios, indicó que la producción local “se trasladará a otras partes de nuestra red global de manufactura, donde existe capacidad para absorber estos volúmenes y optimizar la operación”.
El golpe humano detrás del cierre
La noticia tomó por sorpresa a los trabajadores, que se enteraron del cierre a través de un video publicado en YouTube, sin que mediara una comunicación interna previa. “Nos enteramos por redes sociales que íbamos a perder el trabajo. Es una falta total de respeto”, expresó uno de los operarios, reflejando el malestar que generó el modo en que la compañía comunicó la medida.
Desde la Unión Obrera Metalúrgica (UOM), su secretario general Abel Furlán responsabilizó al Gobierno nacional por favorecer un modelo económico que desalienta la producción local. “Mientras el mundo protege su producción, Argentina abre sus puertas a todo lo importado”, advirtió el dirigente, quien consideró que el cierre de SKF “es un golpe directo a la idea de país industrial”.
El Ministerio de Trabajo bonaerense intervino para garantizar que los trabajadores reciban las indemnizaciones correspondientes, incluso superiores a las previstas por ley, aunque reconoció que las decisiones de fondo que afectan a la industria nacional se toman en el ámbito del Gobierno central.
En paralelo, desde el sector autopartista advirtieron que el caso de SKF refleja una tendencia de largo arrastre. “Es una pena este anuncio. Lamentablemente, se suma a las más de 50 empresas autopartistas que cerraron su actividad industrial en los últimos 15 años”, afirmó Juan Cantarella, presidente ejecutivo de la Asociación de Fábricas Argentinas de Componentes (AFAC). Para el dirigente, es urgente avanzar “en reformas estructurales que permitan ganar competitividad productiva, sin exportar impuestos y con esquemas laborales modernos y adaptados a las nuevas tecnologías”.
El cierre de la planta de Tortuguitas no solo deja 150 familias sin empleo, sino que también simboliza el retroceso de un modelo productivo nacional. La combinación de apertura comercial, carga impositiva y falta de políticas industriales de largo plazo amenaza con transformar a la Argentina en un país cada vez más dependiente de la importación y con menos capacidad de generar valor agregado puertas adentro.
(Infocielo)














