Todo el mundo tiene sus elegidos a la hora de pisar un kiosko. Si bien todos tienen gustos distintos, ya que hay algunos que tienen debilidad por las gomitas, otros por los chocolates, barritas de cereal o confites, y otros por los chicles o caramelos, hay productos que tienen una aceptación universal y son aclamados por todos. Pero no es el caso de los caramelos Media Hora, el producto más antiguo de los kioskos argentinos que genera tanto amor como odio.
A lo largo de su historia ha generado una grieta en la clientela de los kioskos: aquellos que los aman, y los que no los pueden tragar. Ninguna parte comprende a la otra y quedó claro que no hay grises. O se es fanático de esta golosina o su sabor es repudiado. Su envoltorio con un reloj impreso y sus múltiples colores (a pesar de que todos tengan el mismo gusto) son un clásico amado, u odiado.
Su sabor nace del anetol, un compuesto orgánico que se puede encontrar en el anís estrellado y el hinojo que a muchos les genera adicción, y otros no lo toleran. Pero, ¿Quién creó esta golosina de la discordia? Todo comenzó con un inmigrante español llamado Rufino Meana, que llegó a la Argentina con su virtud de visionario y en 1937 abrió una fábrica de golosinas en Chacarita.
Comenzó produciendo alfajores y luego siguió con los caramelos. Cuando mudó su fábrica a Cañuelas comenzó con el proyecto Media Hora. Ya había innovado fabricando caramelos con sabor a dulce de leche, y esa no sería su máxima innovación.
Origen del nombre «Media hora»
Estos caramelos se lanzaron oficialmente en 1952 y se los ponderaba por sus cualidades digestivas. Sin embargo, Meana murió en 1960 y la marca pasó a manos de la sociedad Teubal Trading. Es por eso que el origen del nombre no está claro y muchos mitos rondan alrededor de el.
Por un lado se decía que tenía que ver con el tiempo que tardaban en disolverse en la boca, y otro todavía mas complejo decía que se debía a que media hora antes de cerrar la fábrica los empleados limpiaban los restos de melaza de las máquinas y lo utilizaban para elaborar estos caramelos.
En 2010 la compró Kraft Foods – hasta que finalmente se convirtió en Mondelez en 2012. Actualmente la alimenticia fabrica los caramelos de anetol en su planta en Victoria. Esta golosina logró tanta presencia en el mercado que incluso inspiró nombres de bandas como es el caso de Anetol Delmonte. (Crónica)