Como sucede con muchos proyectos, la idea surge de algo cercano que funciona como disparador: Nadia Benedicto se enteró de una historia familiar y sintió que, como cineasta, no podía eludir el tema. Hékate su nuevo film, aborda la problemática de la violencia de género desde un prisma diferente: una paseadora de perros es mordida por uno de sus canes y es invitada a pasar (para curar la herida) a una casa donde el infierno se desata. Es testigo del maltrato y pasa a ser una víctima más. Luego, la película se transforma en una road movie que simboliza la liberación de la opresión machista. Con una narrativa que entremezcla elementos místicos y oníricos, así como una fotografía muy cuidada a través de la cual Nadia Benedicto desarrolla toda su sutileza para pensar la problemática desde otro costado (y que se transforma en otro personaje, gracias a locaciones en Epecuén y Carhué, al sur de la provincia de Buenos Aires).
La segunda película de Nadia Benedicto es una cuidada realización que juega con los recursos de cámara y fotografía de manera esmerada y creativa, añadiendo texturas de trabajo sonoro elaboradas y una música que en su exacerbación recuerda a ciertos acordes presentes en el cine de Wes Craven. Sus protagonistas combaten el machismo desde un cine identitariamente feminista que afortunadamente denuncia la execrable y cotidiana violencia de género. Desafortunadamente con algunos trazos gruesos en un thriller al que resienten, aunque solo en parte, en la originalidad argumental buscada desde su título: Hékate, la diosa de las brujas, a la que imbrican en una historia con aires de road movie y denuncia social.
“Escribí el guion en 2018. Venía haciendo un trabajo terapéutico un tiempo antes, investigando y averiguando cuestiones de mi propia familia. Me fui enterando de cosas de una de mis abuelas. Historias que hasta ese momento no conocía, y que estaban vinculadas a la violencia de género y la vulnerabilidad de las mujeres, distintos abusos que había sufrido a lo largo de su vida. Haber accedido a esa información me empezó a generar la necesidad de contar esta historia y tuve que meterme con este tema tan complejo y preocupante”, reflexiona la realizadora del film que ya recorrió distintos Festivales de cine, consiguiendo el premio a la Mejor Película en el 46º Atlanta Film Festival.
Hékate es un thriller “con una primera parte bastante potente, que nos mete en el tema, pero todo va cambiando. Una vez que salen a la ruta los personajes emprenden un viaje que nunca terminás de dilucidar si es que está sucediendo o si tiene que ver con otra cosa. Las protagonistas emprenden el viaje sin destino en mente, sin un plan a seguir, que deviene en un ritual que también es una metáfora, de alguna manera”, comenta Benedicto. “El objetivo era mostrar una liberación interna, cierta purga, que no siempre es tan fácil, aunque muchas cosas hayan cambiado.” La intención, aclara, no era hacer una película sobre la venganza: “Es una posible lectura, pero mi intención era mostrar más el proceso de sanación que requiere superar las distintas formas de maltrato, una cierta evolución para salir de ese estado de opresión”
La trama de Hékate parte desde una perspectiva feminista y LGBTIQ+, y la película es realizada casi en su totalidad por mujeres, liderando todos los equipos técnicos. “El cine es una herramienta para generar pensamiento, abre el debate y hace preguntas para reflexionar. Es una ventana más, que se suma a diferentes cosas que suceden a diario en el mundo, para cambiar lo que no es bueno para sectores que históricamente han sufrido. Este es un aporte para invitar a transformar la realidad”, afirma Benedicto.
El rodaje fue en 2019 y tuvo mucho trabajo de post producción. “Creo que es una película de climas, tiene una búsqueda sensorial, por lo que todos los elementos que aparecen y que tuvimos en cuenta en el montaje fueron para generar sensaciones en cada fotograma. No es una narración literal. El sonido, el arte, la música, todo buscaba generar algo diferente. Lo real y concreto estaba siempre acompañado. La actuación requería mucha intensidad, una carga”, recuerda la directora y acota que fue una decisión no incorporar muchos diálogos. “Creo que dicen más las miradas o gestos que son otro tipo de lenguajes, era algo que queríamos explorar”. La música es de Lucy Patané aporta a esa atmósfera.
Hékate refiere a la diosa de la mitología griega, que, cuenta Benedicto, “la tenia muy presente cuando escribí el guion. Era la guía de las Brujas, era muy potente y en un momento la quisieron invisibilizar. Y en este caso, creo que ayuda a las protagonistas a encontrar la sabiduría y el poder de lo femenino”. La realizadora destaca también al actor Federico Liss. “Sus aportes fueron claves. Condensa en pocos minutos lo peor de su género, lo cual da toda la fuerza para que, con la inercia de eso, transcurra todo lo que viene después. Pudimos encontrar el equilibrio de lo que yo buscaba en el texto y lo que él pudo hacer poniendo su cuerpo. Logra que todo aquel que ve la película lo deteste en minutos, eso es gracias a la potencia de su actuación”.
Por estos, Benedicto trabaja en un nuevo guion, una historia de ciencia ficción con tintes de comedia, que transcurre en un pueblo bonaerense. “Es distinta, algo más liviana, pero estamos en la etapa de buscar la financiación, lo más costoso de lograr. Pero estoy conforme de haber hecho algo que ayude a cambiar las cosas, aunque sea sólo para aportar desde un lado artístico. Pero como todos los procesos son lentos, sólo la reflexión permite que esos cambios se produzcan o se aceleren”.