Durante 6 años -entre los 5 y los 11- una pequeña calló por temor. Sufrió abusos, la obligaron a mirar pornografía y hasta la amenazaron con un arma de fuego.
Impotencia, vergüenza y miedo rodearon ese “secreto” que, al final, le pudo revelar a su hermana para atenuar el padecimiento.
Le contó que cuando su abuela ingresaba a su trabajo, la pareja de la mujer la atacaba y sometía. Primero fueron manoseos y luego la violó.
Su madre denunció los hechos y en las últimas horas, en un juicio abreviado, el juez del Tribunal en lo Criminal Nº 1, Hugo Adrián De Rosa, condenó al hombre a la pena de 15 años de prisión.
El sujeto, a quien no se identifica para preservar a la víctima, fue sancionado por los delitos de “abuso sexual gravemente ultrajante y abuso sexual con acceso carnal, ambos reiterados y agravados por la convivencia preexistente, y coacción agravada por el uso de arma”.
Previamente, la fiscalía y el defensor habían acordado la sanción y calificación legal del caso, contando con la aceptación del imputado.
Para el magistrado quedó probado que los hechos ocurrieron entre 2015 y 2021, en una vivienda ubicada en la zona del barrio San Blas, en la ciudad de Bahía Blanca.
Los abusos sucedieron en forma reiterada, aprovechando que durante gran parte de ese tiempo la víctima residió de manera permanente en la vivienda del acusado.
En los últimos dos años los hechos se producían cuando la chica iba de visita.
Relato del horror
La víctima declaró mediante el sistema de cámara Gesell y brindó detalles de los hechos y las circunstancias que los rodearon.
Describió los abusos, dijo que no quería hacer nada de eso y que era forzada por el procesado.
Relató que en una oportunidad intentó resistirse y le manifestó que contaría lo que estaba sucediendo, entonces el hombre sacó un arma y la amenazó con “matar a su abuela y hermanos” si hablaba.
En su declaración ubicó temporalmente los abusos indicando que de lunes a sábados, ya que los domingos su abuela no trabajaba.
Mencionó que el sujeto la obligaba a ver “videos inapropiados” en una tablet que pertenecía a su abuela.
Agregó que la mujer descubrió la presencia de esas imágenes en el dispositivo y que el acusado señaló a la menor como responsable.

La víctima dijo que fue reprendida por ello y que la impotencia por esa acusación falsa la indignó y provocó que le contara la verdad a su hermana.
Otros testimonios
La madre de la chica declaró en la causa y describió la forma en que tomó conocimiento de los hechos.
Manifestó que la menor le indicó que hasta entonces no había hablado por temor a que el imputado le hiciera daño a su abuela.
La hermana de la chica, en tanto, refirió que un día la víctima le dijo que no quería ir a la casa de su abuelo «porque le hacía cosas».
También sostuvo que le comentó varios episodios sufridos.
En la investigación también consta un informe médico que confirma la presencia de rastros de los abusos.
En tanto, una psicóloga que entrevistó a la menor dijo que el relato de lo sucedido le provocaba “angustia y vergüenza”.
La víctima indicó que en un principio pensó que lo que le hacía el denunciado “era normal”, pero cuando en el colegio le fueron explicando algunas cosas se dio cuenta de que eso “no estaba bien”.
La profesional afirmó que no advirtió “mecanismos de desmentida o retractación” ni “se evidenciaron indicios de no veracidad de los hechos, como tampoco presiones externas o animosidad”.
A partir de la evaluación de los elementos, el juez De Rosa detalló que “de la valoración de la prueba antes referenciada no quedan dudas de la autoría del procesado”.
Por todo ello, el magistrado le impuso al sujeto la pena de prisión efectiva. (La nueva)