En la oferta actual de alfajores los conformados por tres capas de masa y dos de dulce de leche abundan, pero no siempre fue así. A mediados de los 80, fue la marca Fantoche la que irrumpió en los kioscos con una propuesta más que golosa. Este año, esta fábrica ubicada en Villa Lugano cumple 60 años vendiendo productos populares y se ha convertido en un ícono nacional gracias a su creación más emblemática: el alfajor triple.
Detrás de la hoy exitosa marca se encuentra una historia familiar, que se remonta a 1964, cuando un grupo de primos decidieron unir sus talentos y esfuerzos para dar vida a su sueño empresarial. Fue así como establecieron su negocio en los límites de la Capital Federal, donde hoy la producción de alfajores alcanza una impresionante cifra cercana al millón 200 mil de unidades diarias.
Pero su hito llegó en los 70 cuando decidieron agregarle una capa más al tradicional alfajor. Así de simple. No necesitaron más que eso para que se convirtiera en un boom de ventas años después. Eso sí, fueron precavidos y patentaron el invento para que el único alfajor que se puede llamar triple sea el de ellos.
La historia de Fantoche
Los hermanos Diéguez inicialmente se desempeñaban como transportistas. Comenzaron en el transporte de pasajeros con sus propios vehículos, para luego incursionar en el transporte de mercaderías. En colaboración con sus primos, los López, establecieron la sociedad Dielo, encargada de la distribución de diversos productos en las zonas comerciales de Mataderos y Liniers.
Durante esta etapa, uno de los proveedores clave era una pequeña fábrica especializada en la producción de alfajores y pan dulces. La oportunidad surgió cuando decidieron adquirir esta fábrica para convertirse en productores ellos mismos. Inicialmente, las galletitas Fantoche se lanzaron al mercado en latas, marcando así el inicio de su incursión en el mundo de la producción.
Sin embargo, el negocio de distribución comenzó a perder rentabilidad gradualmente, lo que llevó a los hermanos Diéguez a tomar la decisión de adquirir la planta productora ubicada en Villa Lugano. Según una leyenda que rodea su origen, una de las máquinas de la fábrica tenía grabada la palabra «fantoccio», que en italiano significa títere.
Este hecho inspiró a los hermanos, quienes en 1964 decidieron lanzar su propia marca de alfajores bajo el nombre de Fantoche. Aunque sigue existiendo cierto misterio en torno al origen exacto del nombre.
En ese entonces, la producción de los alfajores Fantoche era un proceso altamente artesanal. Cada alfajor de dos capas era cuidadosamente envuelto a mano y comercializado en latas. En aquel momento, el sector experimentaba un auge, con marcas como Guaymallén y la marplatense Havanna dando sus primeros pasos hacia la expansión.
Sin embargo, todo cambió cuando uno de los hermanos Diéguez presentó una propuesta innovadora en la fábrica: agregar una capa adicional a los alfajores, una idea que revolucionaría la compañía. Esta simple innovación daría origen al célebre alfajor triple argentino. Aunque cabe destacar que ya se comercializaba un triple pero con otra masa, el de Merengo, el alfajor santafesino.
Los primeros alfajores triples se introdujeron en la Patagonia, de la mano de uno de los representantes de la firma, generando un gran impacto tanto entre los competidores como entre los consumidores.
El lanzamiento del alfajor triple fue un rotundo éxito, especialmente en la década de los 80. Fantoche optó por no invertir en publicidad convencional, prefiriendo en cambio el poder del boca a boca entre kioscos y consumidores.
En 1985, Fantoche aseguró oficialmente los derechos del término «alfajor triple», impidiendo que otras marcas pudieran lanzar su propia versión bajo este nombre. Este movimiento estratégico consolidó aún más la posición de la marca en el mercado argentino de dulces y confitería.
Cómo es el famoso triple de Fantoche
Se transformó en el compañero ideal de las meriendas en casa “mirando los dibus” o de ese permitido en el viaje de regreso del trabajo. Cuando un producto como el triple Fantoche se vuelve tan popular no importa demasiado detenerse en su composición: es rico y punto. Sin embargo, este éxito tiene un por qué y recae en la calidad y la cuidada elaboración.
“Los alfajores Fantoche triple se componen de acuerdo a cada estilo de 3 partes muy importantes”, señalan desde la marca y se refieren a cobertura, tapa y relleno. Hoy elaboran cuatro clases de alfajores triples. Entre estas 4 variedades se producen unas 650 mil unidades a diario. Los más populares son el triple de chocolate y el triple blanco.
En el caso de los de chocolate las tapas son elaboradas con galletitas de una mezcla suave de cacao y vainilla, “al combinarse con la humedad del dulce de leche durante el proceso de armado del alfajor, adquieren una textura esponjosa única y fresca”, específica Claudio Messina, gerente de marketing de Fantoche.
En el caso del blanco, las tapas se hacen con galletitas de sabor vainilla con un toque de limón. “Para ambos utilizamos el conocido dulce de leche Vacalín, un producto repostero de alta calidad diseñado específicamente para nuestra marca, brindando un sabor inconfundible que ha sido parte de nuestra tradición durante años”. La cobertura consiste en un baño de merengue blanco al estilo italiano, “una característica única en la categoría de alfajores».
Sólo resta saber qué se siente al morder unos de estos alfajores. ¿Qué dicen los expertos? “Su masa bien chocolatosa se corta de buena manera con la cobertura de baño de repostería semi amargo -en el caso del negro- que hace poner algo intenso al paladar y en el caso del blanco tiene una cobertura de merengue con masa de vainilla”, describe Hernán Montes de Oca, jurado del Mundial del alfajor, fundador de la comunidad de Instagram @probandoalfajores y que lleva más de 400 marcas argentinas de alfajores probadas.
Para el referente de alfajores la cantidad de dulce de leche acompaña de manera fiable al comer el alfajor, aunque “quizás la masa invade un poco en la degustación general” pero le resta importancia: “lo cierto es que ya es un alfajor emblemático y fácil de encontrar en el mercado alfajorero”.
Más de cinco décadas después, el alfajor compuesto por tres capas sigue siendo el más vendido de la marca que no se queda quieta y aprovecha su conocimiento exhaustivo sobre el goloso paladar argentino y ya se encuentra preparando un lanzamiento que también promete: un alfajor cuádruple.
(Clarín)