Durante cuatro años, una pequeña sufrió distintos abusos sexuales por parte de su padrastro, aunque callaba por el temor que le generaban las amenazas y golpes que recibía.
Pero un día no aguantó más y le contó a su tía materna lo que estaba sucediendo.
La revelación le produjo cierta liberación y también permitió que los hechos fueran denunciados.
En las últimas horas, y en el marco de un juicio abreviado, el procesado -no se lo identifica para preservar a la víctima- fue sentenciado a 14 años de prisión.
El juez del Tribunal en lo Criminal Nº 1, Hugo Adrián De Rosa, lo halló culpable de los delitos de “abuso sexual gravemente ultrajante y abuso sexual con acceso carnal, doblemente agravados por la guarda y por haber sido cometidos en perjuicio de una menor mediante el aprovechamiento de la situación de convivencia preexistente”.
Previamente, la fiscal Agustina Olguín y el defensor oficial Germán Kiefl, con la aceptación del imputado, acordaron la sanción y calificación legal de los ultrajes.
Para el magistrado quedó probado que la pequeña fue sometida sexualmente desde fines de 2017 hasta el 17 de junio de 2021, comenzando los abusos cuando tenía 9 años de edad.
Los hechos ocurrieron cuando la menor quedaba al cuidado del procesado, consistiendo en manoseos y otras prácticas sexuales.
También se determinó que el hombre, que actualmente tiene 31 años de edad y está detenido, golpeaba a la víctima cuando intentaba resistirse.
Revelación
Una tía de la víctima fue la primera persona en tomar conocimiento de la gravísima situación.
Declaró que en una oportunidad notó a su sobrina temerosa, que temblaba y se comía las uñas, por lo que le preguntó si le pasaba algo.
Dijo que entre lágrimas le contó que su padrastro la tocaba, por lo que le comentó lo sucedido a la madre de la nena y radicó la denuncia penal.
Mencionó también que la niña le manifestó que “no se lo había contado antes porque tenía miedo de que a su padre le pase algo, debido a que estaba amenazada con que lo iba a matar y que le iba a pegar a su hermana”.
Comentó que la pequeña le dijo que el acusado le enviaba mensajes y links de videos pornográficos, pero que luego le sacaba el teléfono y los borraba para que no quedaran rastros.
Agregó que los días posteriores a la denuncia su sobrina se la pasaba llorando y fue contando más.
Sufrimiento
La chica declaró mediante el sistema de cámara Gesell y describió detalles de los abusos padecidos.
Explicó que el primer hecho se produjo una noche en la que el imputado regresó ebrio a la vivienda.
Dijo que los abusos ocurrían en una habitación que compartían y en momentos en que su madre no estaba en el lugar.
Agregó que era amenazada y que le pegaba cuando intentaba resistirse al abuso sexual.
Detalló que estas situaciones se registraban casi todos los días y que los viernes eran los peores, porque al otro día ella se iba a la casa de su padre biológico.
“Cuando él discutía con mi mamá, la bronca se la agarraba conmigo”, relató.
Precisamente, la madre declaró que tomó conocimiento de los hechos por intermedio de su hermana.
Siguió diciendo que, tras la denuncia, el acusado se fue de la vivienda y no regresó.
Admitió que nunca observó nada extraño.
También refirió que su hija le dijo que “la tenía amenazada diciéndole que nadie le iba a creer, que ella le iba a pegar y la iba a echar”.
La mujer comentó además que la menor sufría pesadillas, temores y temblaba como consecuencia de lo ocurrido.
“La declaración de la víctima me resultó sincera y sin fisuras en lo medular, la cual se mantuvo en el tiempo encontrando apoyo en los dichos de sus familiares como así también de personas ajenas al grupo familiar”, sostuvo el juez en el fallo.
Por todo ello, consideró probada la responsabilidad del imputado y le impuso la sanción de prisión efectiva.
Consecuencias para la chica
Análisis. La psicóloga que atiende a la menor describió las consecuencias que sufrió la víctima. Dijo que durante mucho tiempo “tuvo pesadillas y dificultad para dormir, también tenía temor de estar en esa casa”.
Temor. “Le llevó muchos meses poder lograr convivir con esos miedos y estar tranquila. Aunque podría pensarse que esos temores la pueden seguir acompañando de manera latente”, siguió diciendo.
Consideraciones. Una perito que entrevistó a la víctima dijo que la misma realizó un relato ordenado y coherente.
Sentimientos. Agregó que «presentó sintomatología compatible con estrés postraumático (introversión, retraimiento, tristeza, temor, trastornos de la alimentación y también destaca que sintió asco y vergüenza), pudiendo aliviarse con posterioridad de relatar los hechos denunciados».
Negó. El acusado declaró y dijo que era todo mentira y que seis meses antes de la denuncia su pareja vio un mensaje en su celular que la hizo enojar.
(La Nueva)