La Albiceleste se impuso con goles de Julián Álvarez y Lautaro Martínez e inició el certamen continental con el pie derecho.
El primer tiempo arrancó a puro vértigo como una muestra acelerada de lo que sería el trámite. La Scaloneta proponiendo e intentando sacar ventaja de su aceitado ataque pero dejando algunos espacios que buscaba aprovechar su rival, exhibiendo chispazos de una peligrosidad latente. Leandro Paredes fue el primero en amenazar desde afuera con un tiro que apenas se fue por arriba, y en una veloz contra tras un ataque norteamericano Ángel Di María no pudo dar la puntada final a manos del arquero Maxime Crépeau.
Lo que siguió fue un pasaje más de lucha que de fútbol merced al planteo canadiense, con poca salida posible para el Fideo y Alexis Mac Allister y escasa llegada de balón para Lionel Messi, un lujo de costo demasiado alto para el equipo. Una arremetida de Marcos Acuña casi rompe la paridad pero no encontró socio para definir, y en otra chance resolvió Mac Allister de cabeza pero tapó el arquero.
Canadá fue un equipo valiente, que trató de presionar alto, para contrarrestar el poderío individual y colectivo del campeón vigente. Scaloni estudió bien el libreto y buscó romper por afuera, lo que costaba por adentro y con pelotazos cruzados. La última antes del descanso, como llamada de atención para la Albiceleste, fue la más clara de los de Jesse Marsch: un balazo de cabeza de Eustáquio al cuerpo de Emiliano Martínez que rechazó el Dibu.
La charla en el entretiempo surtió efecto rápido. La Selección se activó rápido para tirar por la borda los fantasmas de Arabia Saudita. Pase de Messi a lo Messi, diagonal de Alexis y ahí estaba Julián para despertar a un estadio dormido. Grito de gol para sacarse la mufa, Lo pudo liquidar al toque, con esa jugada de Julián que tapó el arquero y también con esa corrida con olor a magia de Leo, que no terminó en gol porque la bola dio en la nuca del defensor rival. Canadá se sintió vivo y fue por la heroica. Merodeó varias veces el empate porque la Selección retrocedió mal. No tanto por actuaciones individuales sino porque el bloque no funcionó para frenar lo que proponía el equipo de la Concacaf.
Scaloni comenzó a mover el banco cuando sintió que el resultado no estaba seguro. Primero fue Lo Celso por Di María. Con eso no alcanzaba para frenar a Canadá y, entonces, paró una línea de cinco para tratar de aguantar mejor, para que no llegaran tan limpios hasta el Dibu Martínez. Argentina cambió palo y palo. Como dijeron los jugadores de la Selección en la previa, todos querrán ganarle al campeón del mundo y este torneo será súper parejo. Lo que se vivió en el Mercedes-Benz Stadium fue una muestra de que el que show estará en los imponentes estadios, pero para lograr el bi, habrá que transpirar mucho.
El alivio llegó recién cuando Messi sacó otro conejo de la galera para que Lautaro también gritara, para dejar en claro que los dos 9 on fire. La Selección hizo lo importante. Arrancar ganando. Cumplió con las expectativas y devolvió el dinero de las más de 70.000 personas que estuvieron en el estadio. Con los tres puntos en el bolsillo será tiempo de analizar lo bueno y lo malo, para seguir creciendo, para que la bandera siga bien en alto, no solo en el Día de la Bandera.
(TyC / Ole)