El último informe de la Oficina de Riesgo Agropecuario (ORA) de la Secretaría de Bioeconomía, advierte que importantes indicadores oceánicos y atmosféricos ratifican que “La Niña está confirmada”.
Según el informe de ORA, “El Niño va menguando, según estaba previsto. A su vez, importantes indicadores oceánicos y atmosféricos se van alineando con condiciones ENSO-neutrales. Todos los modelos de predicción del IRI (International Research Institute / Columbia) pronostican condiciones neutrales para el trimestre en curso (mayo-junio-julio de 2024)”, dijo el informe, que explicó que estas predicciones no se realizan para cada mes, sino para trimestres solapados.
El Niño y La Niña son términos utilizados en meteorología para describir fenómenos climáticos relacionados con cambios en las temperaturas del océano Pacífico y sus efectos en el clima global. El Niño en esta región provoca lluvias por encima de lo normal y La Niña por debajo de ellas.
El fenómeno conocido como El Niño se manifiesta mediante un calentamiento inusual de las aguas superficiales del océano Pacífico ecuatorial, generando alteraciones significativas en los patrones climáticos a nivel mundial. Estas variaciones pueden desencadenar lluvias intensas y la ocurrencia de eventos meteorológicos extremos como tormentas y huracanes.
En rigor, el especialista aclaró que no parece ser un evento “tan destructivo” como el del 2023, pero comentó: “Al tratarse de un episodio en el océano Pacífico ecuatorial, algún nivel de problema va a haber, sobre todo debido a los vientos polares que están intensos y secan la zona interior de la Argentina, es decir, el oeste de Córdoba, La Pampa, el noroeste y sudoeste de Buenos Aires. Esto podría provocar una sequía en esa zona. En contraste, el resto del país parece que se vería menos afectado, especialmente en el NEA y NOA. Por otro lado, todo el este de la región pampeana, incluyendo Santa Fe, Entre Ríos y el norte de Buenos Aires, parece tener un panorama bastante bueno, aunque no sea el ideal”.
Al analizar los pronósticos del tiempo para el sector agropecuario, para Sierra es fundamental tener en cuenta que no afectará de la misma manera tanto a la ganadería como a la cosecha gruesa o fina. En el caso de esta última, especialmente los cultivos de invierno como trigo y cebada que actualmente se encuentran en plena temporada de siembra, el panorama es alentador gracias a las precipitaciones de los últimos meses, las cuales han mejorado notablemente las condiciones de humedad en el suelo. Según Sierra, “cuando se siembra con buena humedad, unos pocos milímetros de lluvia posteriormente son suficientes para garantizar una buena cosecha”.
Sin embargo, en el caso de la próxima cosecha gruesa, centrada principalmente en soja y maíz, que son los principales cultivos del país, regiones como La Pampa, Córdoba, el sudoeste de Santa Fe y el noroeste de Buenos Aires “hoy parecen ser áreas con un impacto probable”. Aclaró que esto se ve hoy, pero la situación podría cambiar.
En cuanto a la ganadería, indicó que actualmente está bien debido a las lluvias de otoño y las buenas temperaturas. “El invierno parece benigno y es muy difícil que la primavera afecte a la ganadería. Nuevamente, el problema podría ser la cadena forrajera de verano, pero los productores están adoptando nuevamente prácticas de acumulación de forraje, lo que podría disminuir el impacto”, señaló.