Los datos del primer trimestre mostraron un fuerte deterioro en los principales indicadores de desigualdad por ingresos: el decil mejor ubicado de la población pasó a ganar 23 veces más que el decil más pobre. Esa diferencia era de 19 veces hace un año. Además, el índice Gini saltó con fuerza. El fenómeno ocurrió de la mano del salto inflacionario generado por la devaluación, que impactó de lleno en los alimentos y en los ingresos de los sectores más pobres, al tiempo que permitió un efecto enriquecimiento en los de más alto poder adquisitivo, con sectores concentrados que lograron aumentar los precios de sus productos bien por encima de la inflación.
El Indec publicó el informe de Evolución de la distribución del ingreso, correspondiente al primer trimestre, a partir de los datos obtenidos con la Encuesta Permanente de Hogares (EPH). El informe mostró detalles acerca de la distribución por deciles, con un dato destacado en términos de regresividad: el décil número 10, que es el de las personas mejor acomodades, tuvo un ingreso per cápita familiar de entre $480.000 y $11.312.333, con un promedio de $828.253, lo que de por sí no es un número demasiado alto para lo que se considera una clase alta. Es decir: techo bajo.
Sin embargo, ese número fue 23 veces mayor que los $36.331 per cápita familiar que se observó en el decil 1, es decir el de los más pobres, que se movió en un rango de entre $0 y $57.667. La diferencia de 23 veces no se observaba desde los primeros trimestres del 2021 y 2020, en plena pandemia, cuando el parate en la economía golpeó de lleno a los sectores más pobres, en particular a aquellos con empleos informales, que quedaron fuera de la órbita de un sector público que intentó garantizar el pago de salarios.
Durante el primer trimestre del 2023 la diferencia había bajado a 19 veces y en el último trimestre del año pasado había llegado a las 18 veces, aunque en esa comparación jugó a favor el factor estacional: los números tienden a mejorar a medida que avanza el año. En la comparación interanual fue donde se vio el deterioro.
Otro indicador clave de la desigualdad mostró un fuerte deterioro y fue el índice Gini, que se disparó durante el primer trimestre del 2024. El Gini se mueve entre 0 y 1, siendo 0 la mayor igualdad posible, donde todos tienen el mismo ingreso, y 1 la peor desigualdad posible, donde una sola persona se quedó con todo. Era de 0,446 durante el primer trimestre del 2023 y saltó a 0,467 durante el inicio del 2024. Se trata, por cierto, del mayor nivel de desigualdad de toda la serie histórica, que arrancó en el segundo trimestre del 2016 y pasó por tres gobiernos. Hasta acá los picos más altos habían sido de 0,451, en el tercer trimestre del 2016 y luego de la devaluación con tarifazo, y, con el mismo número, en el segundo trimestre del 2020, con la pandemia como explicación.
Un informe de Cifra-CTA mostró que la devaluación tuvo impactos diferenciales entre los asalariados y las empresas más concentradas: mientras que las personas con un sueldo fijo perdieron por mucho contra la inflación, observando una baja del 15,2% del salario real entre diciembre y marzo, (es decir, del precio que cobran por su trabajo), los rubros más concentrados lograron aumentar sus precios mayoristas un 24% por encima del IPC durante el mismo período.