Carlos Delfino anunció su retiro a los 43 años y ahora sí, la Generación Dorada del básquet argentino le baja la persiana a una inolvidable historia. Luego de 27 años como jugador profesional, el Lancha dijo basta, aunque seguirá ligado a la actividad desde el costado de la cancha, como asistente o entrenador. Escolta extraordinario, estuvo cuatro años sin jugar y sufrió 10 operaciones. Pero volvió, brilló y hasta retornó a la Selección. Con él se va, unos de los más talentosos del equipo.
Apenas 14 partidos en la Liga Nacional 1998 con la camiseta de Libertad de Sunchales le bastaron para dar el salto a Europa y empezar una carrera tremenda. En la Selección Argentina siempre dio ventaja con la edad y antes de Atenas 2004, en un Súper 4 que se jugó en el Orfeo de Córdoba, terminó de convencer a Rubén Magnano para meterse en el equipo que después tocó el cielo con las manos en Atenas 2004. Desde ese momento fue una pieza clave, con un punto cúlmine: 18 tantos seguidos en un cruce olímpico ante Grecia, en 2008.
Jugó ocho temporadas en la NBA
Versátil y estético como pocos, también jugó en ocho temporadas en la NBA, tras ser el argentino con mejor draft. Debutó en Detroit, pero anduvo mejor en Toronto, MIlwaukee y Houston. En Estados Unidos, rodeado de estrellas, empezó el calvario con las lesiones y las primeras de las 10 operaciones. El problema: no soldaba el escafoide. Hace una década su carrera parecía terminada, pero no. Volvió.
Un médico italiano dio en la tecla, Carlos Delfino le metió corazón y en 2017 pisó otra vez una cancha para jugar de manera profesional. Jugó en Italia, en el 2023 se puso otra vez la camiseta de la Selección Argentina y ahora si, a los 43, dijo basta. Se va el último integrante de la Generación Dorada. Un crack.
Fuente: Río Negro