Cada tercer domingo de octubre, las familias argentinas se reúnen para rendir homenaje a las madres. Es un día de abrazos, regalos, desayunos en la cama y almuerzos interminables, pero también una jornada marcada por la emoción y el agradecimiento.
A diferencia de la mayoría de los países, que festejan el Día de la Madre en mayo, la Argentina tiene una fecha propia, y su origen se remonta a una tradición profundamente religiosa.
Durante décadas, la Iglesia Católica celebró cada 11 de octubre la festividad de la Maternidad de la Virgen María. Fue precisamente esa devoción la que dio nacimiento a la costumbre local. En aquellos años, las comunidades religiosas y escolares comenzaron a organizar homenajes a las madres en torno a esa fecha, y el hábito pronto se extendió más allá de los templos, instalándose en la vida cotidiana de los argentinos.
Con el paso del tiempo, la costumbre se instaló en el país y aunque el calendario litúrgico cambió la fecha de esa celebración, en la Argentina se mantuvo la tradición de homenajear a las madres en octubre. Así, el tercer domingo de este mes se transformó en el día elegido para los festejos.
Por eso, más allá del calendario religioso, el Día de la Madre se mantiene como una de las tradiciones más queridas del país, un homenaje que trasciende creencias y generaciones.
Con información de TN