Una interminable fila de fieles se congrega en las afueras de la basílica de San Pedro para ingresar al templo y darle el último adiós a Francisco este viernes, cuando a las 20 de Italia -15 de Argentina- está previsto que se produzca el cierre definitivo del féretro del Papa «del fin del mundo», el primer jesuita y latinoamericano en convertirse en el líder de más de 1.400 millones de católicos.
Mientras se suceden los saludos y sentidos saludos al Sumo Pontífice dentro del altar en que yacen sus restos dentro del Vaticano, las autoridades eclesiásticas afinan los detalles del entierro, que se llevará a cabo este sábado, después de una misa en su honor a las 10 hora de Roma.
Debido a la presencia confirmada de más de 50 jefes de Estado y monarcas, entre 130 delegaciones internacionales confirmadas, se desplegó en la capital italiana un fuerte operativo de seguridad que busca blindar la zona. Será la primera vez que el cuerpo de un papa es sepultado fuera de los muros de la Santa Sede, lo que en sí mismo también implica un desafío.
Más de 128.000 personas ya visitaron la capilla ardiente de Francisco y se espera que ese número se acreciente mucho más a medida que se acerca el horario de ponerle la tapa al féretro y dar por terminada esa etapa de la ceremonia de despedida que se inició el pasado miércoles, dos días después del fallecimiento del pontífice argentino, que falleció a los 88 años por un derrame cerebral que le produjo un coma y falla cardíaca a las 7:35 (2.35 de Argentina) del pasado 21 de abril.
El cortejo fúnebre -debido al traslado desde San Pedro hacia el centro de Roma, hará un trayecto de seis kilómetros por el corazón de la ciudad, antes de depositar a Jorge Bergoglio en una tumba modesta sobre el suelo y con apenas la inscripción «Franciscus» dentro de la capilla Santa María la Mayor, a la que siempre acudía en vida a rezarle a la Virgen.
Entre las indicaciones que dejó en su testamento, el líder de la Iglesia católica desde el 13 de marzo de 2013 pidió que su descanso terrenal final sea «en tierra» y en esa parroquia a la que solía acudir antes y después de cada viaje fuera de la Santa Sede.
Incluso, esa iglesia fue el primer lugar al que solicitó ser llevado tras recibir el alta el 23 de marzo último, después de pasar 38 días internado en el policlínico Gemelli debido a una neumonía bilateral que deterioró mucho su estado de salud.
