El riverense Noé Jitrik permanece internado en el Hospital de Pereira, ciudad de Colombia. El narrador, ensayista y docente de 94 años se encontraba allí porque viajó a dar una serie de conferencias junto a Roberto Ferro sobre literatura. Sufrió un repentino accidente cerebrovascular y se encuentra en coma farmacológico.
Desde el Instituto de Literatura Hispanoamericana, que forma de la Facultad de Filosofía y Letras y tiene a Jitrik como director, enviaron un mail a los integrantes. “Se encuentra estable en estos momentos y está siendo acompañado por su familia”, se lee en el texto que lleva la firma de Celina Manzoni, Secretaria Académica.
“Permanecerá en internación durante un período breve en que se le realizarán exámenes periódicos para seguir su evolución. La situación continúa siendo delicada, pero el personal médico del Hospital de Pereira considera que se puede hablar de una mejoría”, continúa.
Nacido en Rivera, el 23 de enero de 1928, Jitrik es uno de los intelectuales más respetados de las letras argentinas. Prolífico como pocos, posee una extensa obra que incluye libro de cuentos, novelas, poemarios y ensayos.
El riverense fue distinguido como «Ciudadano Ilustre de Adolfo Alsina» en su tierra natal en Octubre 2021. Entonces durante el acto desarrollado en el Centro Cultural Israelita había señalado: «Viví pocos años en Rivera, pero lo que viví me persigue, me perdura en imágenes de las que no me puedo separar.
Su último libro, Un círculo, novela publicada por Interzona, forma un tríptico junto a Tercera Fuente (2019) y La vuelta incompleta (2021). Sus ensayos críticos son leídos con mucho entusiasmo en los círculos especializados: Muerte y resurrección de Facundo, El fuego de la especie y Los grados de la escritura, entre otros.
Ahora, en Colombia, Jitrik está junto a su familia: su esposa, la escritora Tununa Mercado, y sus dos hijos, el físico Oliverio Jitrik y la artista plástica Magdalena Jitrik. (Diario de Rivera y Agencias)
FERNANDO
Lean la biografía de este asesino, y la de su mujer, asesina también.
Tienen las manos manchadas de sangre inocente.
Y muchas por cierto…