Fue uno de los principales centros de turismo de salud de la Argentina a principios del siglo XX y pudo haberlo sido más aun en el siglo XXI, pero una inundación detuvo los sueños y proyectos de quienes apostaban por ello. Adolfo Alsina y su gente es testigo de lo que alguna vez fue Villa Epecuén, uno de los principales lugares turísticos del Sudoeste Bonaerense elegido por las familias para vacacionar.
Todos los 10 de noviembre son una fecha triste para el distrito, y este no será la excepción, a 36 años después de que el agua se llevara todo, la memoria sigue intacta para quienes habitaron la Villa Epecuén y en el imaginario colectivo de los habitantes de Adolfo Alsina. Corría el año 1985 cuando el terraplén de contención que había entre el lago y la villa protegiendo al pueblo, no fue lo suficientemente fuerte para contener el agua del lago y la fuerza del agua durante una sudestada gestó la que finalmente sería una catástrofe.
La villa había nacido en 1921 a orillas del lago Epecuén, famoso por las propiedades medicinales de sus aguas, cuyas condiciones se asemejan, por el nivel de hipersalinidad. a las del Mar Muerto. Durante décadas, ese fue el principal atractivo para los miles de turistas que visitaban la zona durante el verano. A partir de allí, Epecuén comienza a inaugurar a sus primeros balnearios sobre las costas. Según la palabra oficial de la zona, también empezaron a construirse hoteles, residencias y se desarrollaron empresas explotadoras de sal, de venta de barros curativos y jabones especiales.
Durante décadas, a Epecuén acudían miles de personas cada año para disfrutar de las condiciones excepcionales de la laguna y sus beneficios para la salud. Más de 25.000 visitantes al año en los meses del verano austral. Era un lugar de esparcimiento donde todo iba bien. Hasta que dejó de ir. De la noche a la mañana el pueblo empezó a inundarse y acabó hundido bajo las aguas del lago a la orilla del que fue construido.
El 10 de noviembre de 1985, por una combinación de obras inconclusas, inacción gubernamental, lluvias torrenciales e inundaciones en la provincia, el terraplén defensivo que protegía al pueblo cedió y el lago inundó la villa. Hubo que evacuar a sus aproximadamente 1.500 habitantes, que lo perdieron todo, y Villa Epecuén desapareció bajo el agua. Y si bien desde hace un tiempo puede recorrerse, Villa Epecuén permaneció deshabitada, con una sola excepción: Pablo Novak, el único habitante que se negó a dejar su hogar tras la crecida y quien en 2020 recibió el merecido homenaje por haber sido el guardián del lugar durante las últimas décadas, declarado por el municipio como Embajador Cultural y Turístico de Adolfo Alsina..
Sumergido por más de un cuarto de siglo volvió a emerger de las aguas y ahora descansan sus ruinas bajo la luz del sol.
La ciudad de Carhué y sus instituciones comenzaron a recorrer el año del centenario de Epecuén, que contiene una serie de actividades y festejos que se llevaron a cabo durante este 2021 y que culminarán el 23 de enero de 2022.
El sábado 23 de enero de 2021, día en que se cumplió un siglo de la fundación de la población, el intendente de Adolfo Alsina Javier Andres encabezó un sencillo acto conmemorativo y señaló que estos “son 100 años de historia de esplendor, tragedia y resiliencia; nada, ni la tragedia más dramática, pudo ponerle fin a la historia de Epecuén y mucho menos a su encanto.
En el ingreso a las ruinas de la villa se descubrió una placa conmemorativa y un mapa en que se ilustran los lugares más emblemáticos del lugar.
En 2019, el destino volvió a cobrar relevancia a nivel país cuando Abel Pintos lo eligió como locación para el video de Cien años, la canción principal de la novela Argentina, tierra de amor y venganza. En las imágenes se lo puede ver entre los restos de las construcciones de la ciudad, el agua y los árboles muertos.
Y el 17 de abril de este año, fueron los Fundamentalistas del Aire Acondicionado, la banda del Indio Solari, quienes volvieron a poner en escena las ruinas de Epecuén. Dieron un show por streaming épico con el pueblo de fondo y una luna casi llena que se volvieron imágenes imborrables.
La desaparición de la villa turística Epecuén bajo las aguas del lago homónimo es, indudablemente, uno de los hechos que quedará marcado a fuego en la memoria colectiva de Adolfo Alsina y de toda la región. Por ello, cada 10 de noviembre, se conmemora aquella tragedia.
Para visitar Villa Epecuén hay que dirigirse a Carhué, a unos ocho kilómetros de distancia. Existen circuitos turísticos para conocer sus ruinas, sus playas y sus edificios emblemáticos, además de paseos nocturnos.