A poco más de 30 horas de haberle dado el doloroso y último adiós a Lucas González (17) en el Cementerio Parque Iraola, en la localidad bonaerense de Guillermo Hudson; en este caluroso lunes de noviembre, amigos, familiares y vecinos se subieron a varios micros y autos en Florencio Varela y comenzaron la triste caravana hacia el Palacio de Tribunales, donde los padres del adolescente muerto, los chicos que iban con él cuando los balearon y que se salvaron; y los papá de esos hijos que sobrevivieron; todos juntos, reclamaron Justicia.
Primero, hablaron los padres de los chicos que acompañaban a Lucas en el Volkswagen Suran ese miércoles 17 de noviembre a la mañana, en cercanías de la Villa 21-24 de Barracas. Después, quebrados en llanto y con la voz temblorosas, fue el turno de los adolescentes que vieron morir a su amigo: lo recordaron y juraron cumplir su sueño de llegar a Primera.
Mario González, el papá del chico que murió baleado por Policías de la Ciudad, fue conciso:“Lo voy a simplificar, pido Justicia nada más”.Las palabras de Cintia López, la mamá,en cambio, quebraron a todos. Con un botín y las canilleras de su hijo en las manos, suplicó: “Le pido al juez que no los libere y a los tres, a los tres, a los tres, le dé perpetua, porque los tres son culpables, para que no haya un Lucas más”.
Los tres son el inspector Gabriel Alejandro Isassi, el oficial mayor Fabián López y el oficial José Nievas, detenidos por el homicidio de Lucas y por intentar matar a los amigos que iban con él ese miércoles trágico.
Cinco días después de esa mañana dolorosa, un minuto de silencio y una marea de velas encendidas en la noche de este lunes le dieron el fin a una concentración que se había pautado para este lunes desde las 19 en la puerta de la sede judicial de Talcahuano al 550 con dos consignas pedidas expresamente por los padres de Lucas: sin banderas políticas y con una vela encendida.
Hasta allí llegaron minutos antes de las 19 Mario González y Cintia López, los padres de Lucas, con remeras que reclamaban Justicia por su hijo. Al igual que decenas de amigos, familiares y vecinos, a bordo de micros y autos que viajaron desde Florencio Varela a la Ciudad de Buenos Aires.
Paralelamente, cinco minutos antes de las 19, los aplausos se sucedieron como recibimiento para una familia en duelo por la muerte del adolescente baleado por tres Policías de la Ciudad en Barracas. Con batucadas y banderas argentinas, la columna principal comenzó a nutrir las calles del frente a los Tribunales y los papás se subieron al escenario montado y donde hablarán Mario y Cintia.
En el lugar, también estaban los padres de Fernando Báez Sosa: “Venimos a devolver algo de lo que nos dieron”, dijeron. Desde el escenario, un hombre pedía que “todo sea en paz”, segundos antes el hermano más chico de Lucas miraba a la multitud sobre la plataforma.
El primer padre en hablar le agradeció al fiscal Leonel Gómez Barbella: “Le tenemos que agradecer porque la Justicia se está moviendo”. Y agregó: “Estamos acá porque Lucas no está con nosotros, y no hubiese estado mi hijo ni el de mi compañero, que está presente, porque hoy somos hermanos. Se salvaron de milagro, porque creo que fueron por todo. Y gracias a uno de los nenes que salió corriendo hoy estamos acá contando y pidiendo Justicia por Lucas porque si no hubiese sido peor esto”.
El hombre dijo que su hijo no puede hablar de Lucas y continuó: “Los que están acá juegan a la pelota, no son delincuentes… Dejaron de ser acusados para ser víctimas. Automáticamente en el noticiero salió que eran niños que jugaban a la pelota e injustamente fueron detenidos. No le busquen otra cosa. No hay política. Pedimos banderas y velas porque las banderas argentinas y las velas nos representan a todos”.
A continuación, fue el turno del padre de otro de los amigos de Lucas, quien manejaba el VW Suran ese miércoles 17 de noviembre. “Acá se busca Justicia, Justicia por un chiquito que buscaba un sueño como el mío”, se quebró, y marcó a su hijo que desconsoladamente se abrazaba a una mujer. Y denunció: “Son delincuentes que trabajan con ropas de policías. Basta de Lucas. Empecemos a ser más gente”.
Y contó que su hijo se levantó a las 6 para prepararse y buscar a sus amigos: “El manejaba el auto, cuatro nenes, no puede pasar eso. Nunca más un Lucas, nunca más”.
Quizá el testimonio más duro fue el de los amigos de Lucas. Uno de ellos, con la voz rota en llanto y acongojado, dijo: “Yo me voy a encargar de cumplir el propósito que tenía Lucas”. Y continuó, temblando: “A mi amigo, para que deje de jugar lo tuvieron que matar”. Gritó ‘Vamos Lucas’, y se quebró en un aullido de dolor.
“Yo nomás pido Justicia por Lucas…”, dijo otro de los amigos que ese miércoles trágico también estaba a bordo de la VW Suran. Y repitió el reclamo de Justicia, contó que no lo conocía mucho y fueron sus palabras el paso previo a que hablaran los papás de la víctima.
“Lucas me da fuerzas y le pido que no me abandone y me dé fuerzas”, fue lo primero que dijo el padre del chico que murió baleado en Barracas. Recordó que ese 17 de noviembre le contó su hijo que iba a llevar a los chicos a probarse al club Barracas Central donde jugaba. “Lo voy a simplificar, pido Justicia nada más. No quiero venganza, no quiero nada”.
La mamá de Lucas sacó los botines de Lucas y dijo: “Esto era el arma de mi hijo”. Y se le rompió la voz. “Me lo acribillaron a mi hijo”, siguió y contó que había cenado empanadas y que desayunó y se fue. “Veo la tele que decía que habían detenido a tres menores y a uno lo habían baleado en la cabeza. ¿Saben por que no le di importancia? Porque mi hijo no era un delincuente, era un bebé de 17 años que dormía conmigo”, aseguró indignada, y recordó: “Él soñaba con llegar a Primera y me decía: ‘Ya te voy a comprar una casa Cintia’”.
“Yo estoy muerta en vida, mi vida se fue con él”, se sinceró Cintia, acompañada por otras dos mujeres, y a su lado su hijo más chico lloraba desconsoladamente, la congoja de ese nene era dolorosamente ensordecedora.
Luego del triste recuerdo de Cintia, se pidió un minuto de silencio y que las velas se alcen al cielo para que el alma de Lucas se eleve. El cierre del acto fue con un aplauso generalizado. (Infobae)