La localidad de Coronel Suárez se encuentra conmocionada tras la liberación del único imputado por el crimen del jubilado de 91 años, Tomás Schwab, a fines del 2019 en una vivienda de Pueblo Santa Trinidad.
Se trata de Felipe Delias (24) quien arribó al debate en calidad de detenido por el delito de homicidio criminis causa, es decir que se lo acusó de asesinar para ocultar el robo.
En juicio por jurados, dirigido por la jueza del Tribunal en lo Criminal N°3, Daniel Fabiana Castaño, se declaró al joven como no culpable.
El veredicto generó escenas de desesperación y angustia por la familia del adulto mayor, con el grito de la palabra “asesino” al reciente liberado por la justicia local y recriminaciones al jurado.
Tomás Schwab fue hallado sin vida el 29 de noviembre de 2019, en su casa de la avenida Libertad al 400. Su cuerpo presentaba varios golpes y múltiples lesiones cortantes.
Un familiar halló el cadáver y llamó a la Policía. Los investigadores pudieron advertir el faltante de una cadena de plata y dinero.
En tan solo 24 horas los uniformados detuvieron a Felipe Delias, vecino de la víctima.
En su testimonio el acusado culpó a dos personas por el hecho y había expresado que estos le habían dado las pertenencias robadas, además de la supuesta arma homicida, para que las guardara.
El cuerpo de Schwab tenía más de 20 puñaladas, con una particular a la altura de la carótida que produjo el lamentable fallecimiento.
El fiscal Jorge Viego llevó adelante la acusación de Delias y este contó con la defensa de los abogados Leonardo Gómez Talamoni y Bárbara Sager.
Los hijos de Tomás Schwab, indignados con el fallo del juicio, publicaron una carta titulada “Cómo se pide” en un medio suarense:
Un asesino suelto en Suárez
LA JUSTICIA FALLÓ. El Jurado dictó su Fallo y falló. Dejó en libertad a un ASESINO.
Éste es el triunfo de la injusticia.
Y por segunda vez somos víctimas.
A su ausencia nos fuimos acostumbrando. A la falta de justicia no nos acostumbraremos nunca. Y esperamos que la sociedad no se adormezca ni se acostumbre tampoco.
Nuestro padre no tiene libertad ni vida. Y el ASESINO está libre.
Para nosotros es un dolor tan grande, tan profundo, aplastante, que nunca pensamos vivir… Más aún que su muerte, a la que poco a poco íbamos aceptando. Pero esta decisión de la ‘Injusticia’ acrecienta enormemente lo sufrido. Es como vivir una segunda muerte…
Para nosotros, quien estaba en el banquillo de los acusados es y será siempre el ASESINO DE NUESTRO PADRE. Para sí mismo también, aunque lo niegue. Pesará sobre su conciencia y la de su familia.
Fue ‘DECLARADO NO CULPABLE’, que no es lo mismo que ‘SER INOCENTE’. Para lo primero sólo se necesitó no alcanzar unanimidad en el Jurado. Para ser inocente se necesita mucho más que mentir. Se necesita ser buena persona, honesto, noble, tener las manos ‘limpias’. No es éste el caso.
Como tampoco salir de la cárcel es tener LIBERTAD.
Caminará por la calle con la cabeza gacha, como la tuvo durante los dos días del juicio. ¿Por qué no mirar a las personas a la cara? Porque su mirada torva esconde un CRUEL ASESINATO.
El victimario terminó constituyéndose en víctima. El jurado empatizó con Felipe Delias. Y le creyeron. Creyeron el relato de un ASESINO que tuvo dos años para inventar y memorizar. Con la VÍCTIMA, TOMÁS SCHWAB, no empatizaron, porque los muertos no hablan.
Nosotros NO empatizamos. La sociedad tampoco lo hará. Cometió un crimen cruento y ensució a otras personas. Es un cínico que inventó una historia, sobre la base de las pruebas y lo desarrollado en el expediente, cuando en principio se había AUTO INCRIMINADO.
¿El resultado de este juicio es un tema de valores?
Los jurados, ¿qué preparación tienen? ¿Cuánto le importan las víctimas?
A nadie le importa mucho la justicia. Infortunadamente, solo reaccionamos cuando nos toca. Los miembros del jurado sabrán lo que pasamos cuando les toque vivir algo así.
Tampoco a nadie le importa un ‘viejo’ muerto. Para nadie que haya conocido a nuestro padre era un viejo X. En nuestra familia, era EL ABUELO para sus 18 nietos, el PADRE para sus 7 hijos, la persona más anciana de la colonia. Una persona honesta, trabajadora, HONORABLE, que vivía con VERDAD. En esta sociedad los ancianos son descartables. No importa la vida que llevaron ni su aporte a la sociedad. Pero a los ASESINOS y otros delincuentes se los libera… ¿Para que aporten QUÉ?
Y lamentablemente los delincuentes tienen todos los derechos, que los lleven, los traigan, elegir el tipo de juicio que tendrá, que los escuchen, les crean… Y si el resultado es desfavorable pueden apelar. Nosotros, las víctimas, NO.
Nosotros sabemos quién es el ASESINO. La familia también…
La madre, que lavó zapatillas ensangrentadas, sabe a qué hora regresó su hijo, vio las cosas que tenía…
El padre mintió, el ASESINO también. Y ensució a otras personas a las que tildó de delincuentes, sabiéndose autor de este cruento crimen.
Para nosotros es LA FAMILIA DE UN ASESINO.
Que se cuiden del ASESINO de nuestro padre, SU HIJO.
Que se cuiden de quien –sabiendo amenazada a su familia– no les avisó, si creen su relato. Se fue a tomar cerveza con un amigo después de asesinar a nuestro padre.
Que se cuiden, porque cuando necesiten a su hijo, no estará.
¿Frialdad? ¿Cinismo? ¿Psicopatía?
¿¿Nuestro padre descansará en paz??
El ASESINO y su familia no la tendrán nunca, porque sobre su conciencia y vida pesa un CRIMEN ABERRANTE.
La familia ganó un juicio. Ahora tienen un asesino en casa.
Esperamos que la vida se encargue de hacerle pagar la condena que la Justicia no le dio y merece. No dudamos que la condena social estará.
Hijos de Tomás Schwab.
Foto: La Nueva Radio Suárez