
Después de la interrupción obligada por el coronavirus, la carrera Vuelta al Lago Epecuén celebrará, este domingo 28 de noviembre, su edición 2021. Conoce la iniciativa que busca resignificar el paisaje de ruinas provocado por la inundación que tuvo lugar hace 36 años.
Hubo un tiempo en el que Villa Epecuén y éxito turístico fueron dos términos que se conjugaban juntos en la mayoría de las oraciones. Y, de no ser por la emblemática Mar del Plata que se llevaba -y aún lleva- todas las miradas, podrían haber sido sinónimos. Un encantador fenómeno y una determinada época dorada que nada le envidiaba a otras localidades balnearias que en las últimas décadas han encontrado su apogeo.
Recordar lo sucedido es lo que ha llevado a la provincia de Buenos Aires a declarar este sitio como Patrimonio Histórico. En consonancia, el escenario geográfico se convierte en un entorno ideal para desarrollar allí una carrera de ultradistancia, algo así como una excusa de carácter deportivo que permite a la organización revalorizar el destino.
Así es como también surge la Vuelta al Lago Epecuén que, como su nombre lo indica, fomenta la actividad deportiva y de competición en torno a un tan insólito espejo cristalino de casi 30 kilómetros de largo cuyo alto nivel de salinidad lo iguala con el Mar Muerto, en el continente asiático.
La «carrera a través del tiempo» comenzó en 2017 y este año celebrará su cuarta edición, recorriendo las ruinas de Villa Epecuén. 63 km conforman una carrera de ultradistancia para revalorizar la historia del que supo ser un aclamado destino. Además, la Vuelta al Lago Epecuén ofrece dos circuitos más, uno de 23 y otro de 14 kilómetros.
En diálogo con el sitio Infocielo, Javier Barbis, director de la carrera Vuelta al Lago Epecuén rememora: “En el año 2017 se hizo la primera edición de la carrera por iniciativa de la entonces Secretaría de Turismo a cargo de quien hoy es intendente de Adolfo Alsina, Javier Andrés, y Nicolás López, que en ese momento era el Director de Turismo. Nos convocaron y nos propusieron hacer una actividad con campamento para dar la vuelta al Lago. Fuimos charlando juntos la idea y nosotros propusimos hacer una carrera de ultradistancia que fue lo que hicimos inmediatamente ese año, en el mes de noviembre”.
Según expresa Barbis, la carrera de La Vuelta al Lago Epecuén de 63 km nace como una propuesta de unir el pasado con el presente y el futuro de Carhué: ”Ese pasado que había sido una herida muy triste para todos, y que sigue abierta… Había que resignificar en este presente pensando en el desarrollo turístico de la localidad y de Carhué sobre todo”.
En cuanto al recorrido que se realiza a través del circuito, el mismo pasa por varios lugares que fueron víctimas de la inundación, distintas urbanizaciones que quedaron truncas a partir de la inundación, y finalmente llega hasta las ruinas de Villa Epecuén: «Lo significativo es que las tres distancias tienen una base en la ciudad de Carhué, en la plaza central».
Por tal razón, desde la primera edición, la carrera conserva dos hashtags: por un lado, #CorrerMásAlláDelTiempo y #CorrerATravésDeLaHistoria ya que la intención principal es que la carrera cuente una historia que une los tres tiempos, entre el pasado, el presente y el futuro. En la edición de este domingo 28 de noviembre se registró un cupo completo de 500 participantes.
“En todos los casos se entra en las ruinas de Villa Epecuén. La de 63 km lo hace en los últimos 10-12 km del recorrido. Quienes corren esa distancia entran a Villa Epecuén en el km 50 entonces entran muy cansados y muy comprometidos emocionalmente y ahí la experiencia del recorrido en las ruinas es muy diferente a los que corren 14 y 23 km. Para muchos que realizan las distancias cortas, hacer la Vuelta al Lago Epecuén es un aspiracional deportivo muy importante”, explica Javier.
Si bien para muchos participantes la carrera es la excusa para conocer el lugar, también afortunadamente hay mucha gente que ya estuvo en la zona y vuelve porque es un sitio que posee y conserva una cuestión emocional bastante significativa: “Entrar a las ruinas corriendo es una sensación muy diferente a entrar a las ruinas paseando y deteniéndose a mirar cada rincón. Cuando la gente entra a las ruinas en general no recorre tanto como lo hace la carrera, que son casi 4 km por dentro de las mismas”, finaliza Barbis. (Infocielo)
