Hace tres meses la ciudad de Coronel Suárez se sacudió al conocer que una pareja fue detenida por orden de la Justicia, acusada de captar mujeres y explotarlas en un campo.
La causa, que en los últimos días dio otro paso importante tras la confirmación de la Cámara Federal bahiense del procesamiento de Hernán Rodrigo Ifrán y Judith Luján Fleita, se puso en marcha tras la denuncia de una joven, quien logró escapar del establecimiento rural con la ayuda de una amiga.
Los magistrados Silvia Mónica Fariña y Roberto Daniel Amábile, rechazaron una apelación presentada por el abogado Martiniano Greco y confirmación la resolución del juez Federal Nº 1, Walter López da Silva.
Greco recurrirá la sentencia ante la Cámara de Casación Federal.
La víctima, de 22 años, manifestó que fue contactada por Fleita, quien es licenciada en Trabajo Social, en un hogar convivencial de Coronel Pringles, donde estaba alojado su hijo de 3 años por una medida de abrigo.
Según la acusación, la joven fue manipulada e inducida a declarar ante el Servicio Local de esa ciudad que tenía una relación sentimental estable con Ifrán para poder recuperar la tenencia del pequeño. En esas circunstancias fijaron un domicilio en el que residían los tres.
La joven describió que en determinado momento la acusada le ofreció ir a trabajar a un campo, argumentando que esa situación sería bien vista y le permitiría no volver a perder a su hijo.
Ella accedió y fue trasladada a un establecimiento rural ubicado en el partido de Coronel Suárez, a unos 300 metros de la rotonda de San Eloy, según describió.
Fue en esas circunstancias que advirtió la verdadera y tortuosa intención de fondo.
Al llegar al lugar -uno de los seis sitios allanados tras la presentación- descubrió que había unas 10 mujeres más, con rasgos o acento norteño, que estaban encerradas en 4 viviendas.
Ante esto enfrentó a Fleita y le recriminó la actitud, pero se vio obligada a mantener encuentros sexuales sin recibir dinero a cambio.
Por temor de perder la guarda de su hijo, se mantuvo inquebrantable en esa situación hasta el 22 de agosto, cuando aprovechó un descuido de sus presuntos captores para tomar su celular y contactar por Facebook a una amiga que trabajaba como remisera, a quien le pidió que fuera a buscarla al campo. (La Nueva)