Se cumplen 17 años del día en que 194 personas, en su mayoría jóvenes, perdieron la vida al quedar encerradas en el boliche República Cromañón, cuyo gerenciador, Omar Chabán, habilitó el ingreso de una multitud muy por encima de lo permitido a un recital de la banda Callejeros. El 30 de diciembre de 2004, un gran foco de incendio de la mediasombra ubicada en el techo del predio por el uso de bengalas, rompió historias familiares, de amor y de amistad. Unas 1.500 personas resultaron heridas, física y psicológicamente, y continúan exigiendo la restitución de los derechos que aquella noche les fueron arrebatados.
«Nunca pudimos lograr que los derechos que fueron vulnerados el 30 de diciembre de 2004 fueran restituídos: derecho a la salud, a la educación, a la vida. El sobreviviente que no tenía antes de la tragedia una red contención, una obra social o cierta estabilidad económica, post-cromañon quedó muy solo y no hubo un Estado garantizándole una inclusión nuevamente a la sociedad», manifiesta Mailín Blanco, de la agrupación «No nos cuenten cromañón».
Esa noche calurosa previa a año nuevo, Mailín fue a Cromañón con su hermano de 13 años, Lautaro, quien perdió la vida allí, y dos amigos. «El Estado tiene una deuda con nosotros que es poder restituir aquellos derechos que nos fueron arrebatados«, repite la joven.
La Legislatura porteña extendió el pasado 9 de diciembre y por tres años la vigencia de la ley de asistencia integral a sobrevivientes y familiares de las víctimas de la masacre, que prevé la entrega de un subsidio mensual y prestaciones en materia de salud.
La norma quedó sancionada con 57 votos positivos durante la última sesión ordinaria del año a instancias de un proyecto presentado por el bloque del oficialismo porteño para prorrogar los alcances la ley 4786, cuya vigencia concluía el 31 de diciembre. La iniciativa contempla la renovación por tres años de la ley que data del 2013, que ya fue prorrogada en 2018 y que, puntualmente, prevé una ayuda económica y el servicio de programas para la atención de salud, publica Télam.
Además de la deuda por parte del Estado para con los sobrevivientes y familiares, Mailín indica que también hay una deuda por parte de la sociedad: «Es entender que los chicos y chicas que estuvimos esa noche éramos victimas. El relato hace parecer que esa noche fuimos a matarnos a cromañon y que éramos esa juventud que no piensa y que solo ‘le interesa drogarse, fumarse y escuchar rock’. Todo lo contrario. Entender que esa noche fuimos víctimas de un Estado ausente y lo que necesitamos es que se restituyan esos derechos vulnerados y no ser señalados como culpables de lo que pasó«.
Federico Claramut estaba por cumplir 21 años. Fue al recital junto a su hermana con la idea de encontrarse con otros amigos allí dentro. El resto «es sabido». Hoy, cuenta, formó su familia: está casado con otra sobreviviente y tienen una niña de 8 años, Malena. Tanto su pareja como su cuñado, que también se salvó de la tragedia, y su hermana son «cabezas» de la agrupación «No nos cuenten cromañon».» Estamos desde el principio, se formó un par de años después, con el pedido de no culpar a Callejeros porque veíamos que la justicia desviaba la atención y quería cortar por la parte más delgada del hilo, que era la banda. Seguimos adelante hasta el día de hoy haciendo actos y dándole un lugar a la gente que realmente lo necesite, como lo necesitábamos nosotros en ese momento. Un lugar donde pasar el día, no quedarse en sus casas».
«Ni mi mujer, ni mi hermana, ni mi cuñado, ni yo estamos empadronados. El padrón se cerró y no lo volvieron a abrir, ni lo permiten abrir, por lo que hay muchísimos sobrevivientes que quedaron por fuera de la ley y no reciben ningún tipo de ayuda», dice Claramut en referencia a la ley que se prorrogó por 3 años y contempla «asistencia médica, tratamientos psicológicos y bolsas de trabajo», entre otras cosas.
La propuesta que se votó finalmente actualiza los montos que reciben los sobrevivientes y familiares de víctimas fatales del incendio y estipula, para los próximos tres años, que la asistencia económica se ajustará de acuerdo al Índice de precios al consumidor anual acumulado que elabora la Dirección General de Estadística y Censos porteña, consigna la agencia Télam.
Por otra parte, incorpora, dentro de los programas de salud y tratamientos médicos, «el acceso a toda la medicación requerida de forma ágil, accesible y gratuita prescripta», así como promueve una «descentralización de la dispensa» de los remedios «en los efectores de la red pública de salud de la Ciudad».
Desde el grupo de sobrevivientes y familiares insisten en la necesidad de que la ley tenga una vigencia mayor a lo establecido por los legisladores a fin de evitar una «revictimización» cada tres años. También la apertura del empadronamiento para contemplar a aquellos que quedaron fuera de los subsidios.
Además, manifiestan cautela frente a la definición respecto que el subsidio se ajuste por paritarias dado que la propuesta impulsada en un proyecto presentado en la Legislatura meses atrás disponía que la ayuda fuera un salario mínimo vital y móvil para sobrevivientes y dos salarios mínimos vitales y móviles para familiares.
Diego Cocuzza, sobreviviente de la tragedia e integrante de la agrupación «No nos cuenten cromañón», trabajó durante un año junto a sus compañeros y cinco organizaciones más en conocer las necesidades de las víctimas; entrevistaron a decenas de sobrevivientes y familiares. Así fue que se conformó un nuevo proyecto de ley que se presentó e hizo girar por la legislatura. «Teníamos el apoyo de todos los bloques, salvo del Pro. A principio de diciembre se votó otra cosa. Planteábamos que la ley debía ser vitalicia, exigíamos la apertura del padrón porque más de la mitad de los sobrevivientes están sin ser contemplados y la creación de una comisión de seguimiento para que ley efectivamente se cumpliera que es lo que no esta ocurriendo», apunta.
Este jueves se realizará una marcha y un recital en homenaje a un nuevo aniversario de la tragedia que comenzará a las 16 en la Plaza de Mayo, donde habrá actividades culturales. A las 19 está previsto el inicio de la marcha a la zona de Once, sobre Bartolomé Mitre al 3000, donde funcionaba el boliche. A las 20 se cerrará la jornada en el santuario que recuerda a los fallecidos.
Al mismo tiempo, habrá un acto de homenaje a las 18 en el Obelisco, que contará con la actuación de bandas musicales. (El DiarioAr)