Fue el 10 enero de 1962 cuando de la fábrica de Ford Argentina, ubicada entonces en Wenceslao Villafañe 40, en la Boca, salió el primer Falcón ensamblado en el mercado local. Era un vehículo que desde su origen fue llamativo, de grandes dimensiones y artífice de una historia que recién comenzaba a escribirse.
Todo comenzó en 1961, cuando Ford empezó a estudiar la posibilidad de contar con el modelo fabricado en Estados Unidos desde 1959 en las calles argentinas. Entonces lo importó en su versión Standard para analizar cómo sería la adaptación a los caminos y rutas nacionales. Después de un arduo trabajo, definió la importación de los vehículos desarmados, para ser ensamblados en la fábrica local.
De aquel modelo que nadie sabía hasta dónde podría llegar, solo los neumáticos, vidrios, batería y tapizados eran nacionales. Llevaba un motor de 2.786 cm³ que desarrollaba 101 CV de potencia. Su principal distintivo eran las líneas de la luneta curva. En el primer año de fabricación se produjeron 5.099 unidades, de las cuales se vendieron 4.684 unidades.
Una vez que Ford probó suerte con esa versión, y ya mudados a la actual planta de Pacheco, el 15 de Julio de 1963 salió de la fábrica la primera unidad del Ford Falcon hecho en Argentina con los cambios y varias modificaciones ya realizadas en Estados Unidos. Desaparecía entonces la particular luneta curva y se modificaron las luces traseras, la grilla delantera y el panel de instrumentos.
La presentación oficial del Falcón fue en el cine «Gran Rex» con un gran show. El auto comenzaba a transitar un camino de éxitos, conservando siempre sus líneas originales y manteniéndose fiel a sus raíces.
Entre 1962 y 1986 lo fabricó Ford Motor Argentina, mientras que entre 1987 y 1991, cuando llegó a su fin, quedó en manos de Autolatina (la sociedad conformada entre Ford y Volkswagen).
Fue uno de los primeros autos medianos en llegar a la Argentina y uno de los pioneros de una nueva etapa de la industria automotriz de el país, junto al Valiant II, el Chevrolet 400 y el Rambler Classic. Debido a la robustez de su mecánica y la versatilidad de su estructura, fue muy utilizado para múltiples propósitos, tales como auto familiar, taxi, patrullero y hasta como auto de competición, con muchos éxitos en la categoría Turismo Carretera.
Los inicios en EE.UU.
Cuando llegó a la Argentina, el Falcon ya había dado sus primeros pasos en Estados Unidos. Fue en Julio de 1957 cuando Ford Motor Company decidió comenzar a trabajar en un auto compacto de 6 cilindros y con capacidad para 6 pasajeros. El desarrollo llevó dos años, y mientras tanto no tenía un nombre definido. En la marca solo sabían que el modelo tenía que ser más chico que los Ford de esa época y más grande que los europeos que se comenzaban a importar.
De esta manera el Falcon, aunque de menor tamaño que sus rivales de la época, tenía todas las virtudes necesarias para satisfacer al usuario norteamericano quien exigía de un automóvil, confort, velocidad y el espacio suficiente como para llevar cómodamente seis personas.
En cuanto al nombre, después de largos debates quedaron dos denominaciones en juego: «Futura» y «Falcon», hasta que se eligió la segunda, conocida de manera formal a fines de 1959.
En ese mercado se comercializaron cuatro versiones: sedan cuatro puertas, sedan dos puertas, coupé, y Convertible. Luego nación la ranchero, una pick up.
Los detalles
Toda la vida del Falcón dio que hablar por los cambios, siempre innovadores pero sin perder la esencia. Y también por la motorización. Los primeros Falcon tenían un motor delantero con tracción trasera, 6 cilindros en línea longitudinal. Sus medidas eran 4.59 m de largo, 1.87 de ancho y 1.40 m de alto. Pesaba entre 1230 y 1400 kilos. Tenía caja manual de 4 marchas y automática de 3.
En 1965 se comercializaron 15.442 unidades y el Falcon alcanzó su primer premio en la Argentina, ya que ese año fue el auto más vendido del país, con un 6% de participación de mercado.
A principios de 1966 se produjo la primera renovación de importancia con el primer restyling hecho íntegramente en Argentina, debido a que el Falcon en Estados Unidos tomó un rumbo diferente al original.
Un año después la familia creció. Por primera vez salió de la línea de montaje la versión rural, un auto que por capacidad interior y confiabilidad se impuso rápidamente entre las familias. El diseño de la rural era íntegramente argentino, ya que la versión estadounidense tenía diferencias en el largo de la carrocería y en los pilares y vidrios traseros, que la hacía diferente a este desarrollo nacional.
El 2 de marzo de 1970, el público conoció un nuevo restyling. En el aspecto exterior se destacaban los faros delanteros que enmarcaban una parrilla modificada. Los motores 170 y 187 habían cumplido su ciclo y aparecieron el 188 (3080 cm³) y el 221 (3620 cm³) que revolucionaron el mercado automotor. En ese año Ford discontinuó el auto en los Estados Unidos, sin embargo siguió produciéndose en La Argentina y Australia.
A fines de 1972 salió una actualización del diseño, cuyas versiones más equipadas llevaban faros cuadrados y dobles, las luces traseras también fueron modificadas igual que la parrilla, que adoptaba ahora barras transversales. El panel de instrumentos llevó varios meses de diseño y finalmente se incorporó un tablero con relojes redondos que incluían velocímetro y cuentavueltas para el motor 221.
A partir de aquel año se ofreció como equipo opcional en los modelos Deluxe y Futura el motor 221 SP (Special Performance), un 3.6 litros de más altas prestaciones.
La llegada del Ranchero
En 1973 se agrega un producto totalmente nuevo de carácter utilitario a la línea Falcon, la pick-up Ranchero, la cual, a diferencia del Ranchero que se vendía en EE.UU., estaba basada en el modelo sedán de cuatro puertas.
La camioneta se presentó en dos versiones, la liviana con una capacidad máxima de carga de 465 kg y la pesada con una capacidad de 565 kg, teniendo esta última freno a disco delanteros y ambas con llantas de 14 pulgadas.
Junto con este lanzamiento, Ford se enfrentaba a otro desafío. Los éxitos en el circuito de carreras exigían que la marca presentara una versión deportiva del Falcon y así, en mayo de 1973, se introduce el Sprint, un modelo que llamaba la atención por su novedosa gama de colores con combinación de franjas deportivas, parrilla en color negro, lentes de giro de color naranja, luces altas de halógeno y llantas de 14 pulgadas y con neumáticos de perfil bajo.
En 1978, la línea Falcon mostraba una nueva actualización con un frente rediseñado, con faros rectangulares para la alta gama y simples circulares de 178 mm en los Standard y Taxi, otro cambio significativo fue la aparición de la rejilla de ventilación en el parante trasero dejando de ser este liso. En ese entonces se empieza a usar el sistema decimal y los motores 188 y 221 pasan a ser 3.0 y 3.6.
El público adoptó este Falcon y lo impuso como el auto más vendido en 1979 con 28.522 unidades. Dos años después, en pleno auge de la importación de vehículos en la Argentina, el Falcon resultó ser el más producido del país, con 40.612 unidades salidas del Centro Industrial General Pacheco. En ventas, ese año resultó segundo, detrás del Renault 12.
El final del Falcon
En 1982, y con veinte años de antigüedad, el Falcon recibió un nuevo rediseño, para ponerlo a tono con la situación del mercado automotor argentino, modernizado con la llegada de los modelos importados y con recientes lanzamientos de otras terminales tales como Renault 18 y Peugeot 505. El 2 de agosto de de ese año salía de la línea de montaje de Pacheco una versión con aire acondicionado incorporado en la plancha, lo que demandó un arduo desarrollo para conseguir un mayor espacio interior.
Los motores continuaban siendo los seis cilindros 3.0, 3.6 y 3.6 SP, y como novedad se agregó un motor de 2.3 litros de 4 cilindros, que se colocaba en todos los Standard y opcional en el Deluxe, pero fue retirado en 1983 debido al alto peso del auto para esa cilindrada. Con todas estas novedades y opciones, el Falcon resultó ser el más vendido del país en 1983 con 22.060 unidades.
Hacia 1985 las ventas comenzaron a caer, lo que obligó a Ford a reducir el costo de fabricación abaratando componentes para seguir teniendo un precio competitivo. Esta tendencia no cambió, y llevó a la marca a suprimir a principios de 1991 todos los ornamentos cromados que poseía el modelo, siendo éstos pintados de negro. Finalmente, el 10 de septiembre de ese año, el último Ford Falcon salió de la línea de montaje de General Pacheco, siendo la última unidad despedida con honores y emoción por los operarios de la planta de fabricación.
De esta manera, el Falcon cumplió 30 años en el mercado con 494.209 unidades producidas. Durante ese período, el Falcón recibió seis restayling, en los cuales se buscó modernizar al auto pero sin cambiar su aspecto exterior. Aunque del Peugeot 504 se fabricaron casi 492.000 unidades, y del Renault 12 más de 440.000, ningún otro auto como el Falcon se identifica con la época de oro de la motorización argentina. (Iprofessional)