El Papa sugirió que vacunarse contra el coronavirus es una «obligación moral», y condenó cómo la gente se ha visto influida por «información sin sustento» para rechazar una de las formas más efectivas para salvar vidas.
Francisco habló en sus términos más firmes hasta ahora sobre el tema, y pidió a la gente que se vacune en un discurso ante embajadores acreditados en la Santa Sede, un acto anual en el que analiza la situación internacional y marca los objetivos de política exterior del Vaticano para el resto del año.
El pontífice dijo que las personas tienen la responsabilidad de cuidar de sí mismas, «y esto se traduce en respeto por la salud de los que nos rodean. Cuidar la salud es una obligación moral», afirmó.
Lamentó que, cada vez más, las divisiones ideológicas disuadieran a la gente de vacunarse.
«A menudo la gente se deja influenciar por la ideología del momento, a menudo reforzada por información sin base o hechos poco documentados», dijo, pidiendo una «terapia de realidad» para corregir esa distorsión de la razón humana.
«Las vacunas no son medios mágicos de curación, pero sin duda representan, junto con otros tratamientos que deben desarrollarse, la solución más razonable para la prevención de la enfermedad», añadió.
Francisco reiteró su petición de acceso universal a las dosis, especialmente en partes del mundo con bajas tasas de vacunación, y pidió revisar las normas de patentes para que los países más pobres pudieran desarrollar sus propias vacunas.
«Es apropiado que las instituciones como la Organización Mundial del Comercio y la Organización Mundial de la Propiedad Intelectual adapten sus instrumentos legales para que las normas monopolísticas no se conviertan en obstáculos adicionales a la producción y a un acceso consistente y organizado a la atención sanitaria a nivel global», completó.