El Gobierno deberá afrontar este viernes el primer vencimiento del año con el FMI, por U$S 731 millones, en concepto de amortización de capital por el préstamo que el organismo otorgó a la Argentina en 2018. Apenas unos días después, el primero de febrero, habrá otro vencimiento, por U$S 368 millones, por intereses de ese mismo crédito stand by, que el Poder Ejecutivo busca renegociar.
Por el momento, la Casa Rosada no confirmó si se realizará el pago del viernes 28 de enero. Las negociaciones con el Fondo Monetario están empantanadas: el ministro de Economía, Martín Guzmán, reconoció recientemente que el «sendero fiscal« es el eje de las diferencias con el organismo.
Durante la semana pasada, el jefe del Palacio de Hacienda insistió con que el país «necesita más tiempo para pagar y quiere llegar a un acuerdo, que es necesario para ambas partes».
«La diferencia que tenemos con el FMI es la velocidad de consolidación fiscal y las combinaciones entre gastos e ingresos. No queremos penalizar la demanda cuando la economía se está recuperando», argumentó Guzmán, en un reportaje que concedió a un matutino francés.
El funcionario aseguró que el programa stand by de 2018 con el FMI «no logró ninguno de sus objetivos: no permitió que Argentina retomara su crecimiento, no controló la inflación, ni protegió a los más vulnerables. Por el contrario, ha agravado la recesión, el desempleo, la pobreza y la inflación».
La Argentina se encuentra en serias dificultades para hacer frente a los dos vencimientos que se avecinan, ya que las reservas netas del Banco Central están en su nivel más bajo desde 2016: el viernes último se ubicaron por debajo de los U$S 39.000 millones.
En marzo operan dos vencimientos más, por un total de U$S 2.828 millones y, hasta ahora, en el Ministerio de Economía admiten que es imposible saber si se podrán postergar. Desde que asumió, Alberto Fernández abonó al FMI un total de U$S 6.359 millones, por el préstamo récord de 2018. (NA)