Pablo Novak, conocido mundialmente como “el único habitante de Epecuén” tras la trágica inundación de 1985 que dejo la ciudad en ruinas, cumplió este martes 92 años.
Novak ha logrado atraer a medios del país y del mundo. Se convirtió en un icono de la villa turística y despierta el interés de turistas y medios de comunicación.
Don Pablo fue declarado en 2020 Embajador Cultural y Turístico de Adolfo Alsina por el Intendente Javier Andres.
Novak fue durante mucho tiempo el único habitante de Epecuén, dejó el rancho en la entrada de lo que fue la Villa Turística para residir en un hogar en la ciudad de Carhué, por temas de salud, pero este año decidió regresar por que según dice «prefiere volver a “su cueva”.
«Nací el 25 de Enero de 1930, tengo doce hermanos. En esos años a la Villa Epecuén llegaba luz de 180Watts, era una luz roja que no alumbrada nada», decía en 2018 en una nota al diario La Nación.
Su madre, criolla, se llamaba Paulina Olsman y su padre, Onofre, nació en Odesa (Ucrania). Escapando del duro servicio militar, tardó dos años en llegar a Argentina. «Viajó de polizón, jamás tuvo documento de identidad», contó.
Su padre y él fueron ladrilleros y gran parte de las casas de la Villa estaban hechas con ladrillos Novak, contaba entonces.
«He decidido permanecer aquí, por la querencia y porque acá hice mi vida», sostiene.
«Mientras pueda caminar y contar la historia que yo viví, acá me quedo en mi ranchito».
Con el correr de los años, Novak se ha transformado en una personalidad amada e indiscutida. Felices 92 don Pablo! (Diario de Rivera)