Germán Martínez, el elegido por el presidente Alberto Fernández para reemplazar a Máximo Kirchner en la jefatura de la bancada oficialista en la Cámara baja, es diputado nacional por la provincia de Santa Fe con mandato hasta diciembre de 2023.
Su figura prevaleció sobre otras opciones que se barajaban para el cargo, como el radical K Leandro Santoro y el veterano peronista José Luis Gioja.
El santafesino es un hombre del riñón de Agustín Rossi, el ex ministro de Defensa que fue eyectado de su cargo el año pasado por ir en contra del pedido de la vicepresidenta Cristina Kirchner para que no compitiera como precandidato a senador nacional por el peronismo.
El ladero del «Chivo» integra las filas de la Corriente Nacional de la Militancia, la agrupación kirchnerista que justamente encabeza Rossi y que tiene entre sus filas a figuras de la talla de los ministros Daniel Filmus y Jorge Taiana.
Luego del enfriamiento en las relaciones políticas que significó su salida del Gobierno, Rossi logró recuperar la relación con el presidente Alberto Fernández y de hecho se especula con su desembarco otra vez en el Gabinete, en un corto plazo.
De acuerdo a la óptica de Alberto Fernández, y también del titular de la Cámara de Diputados, Sergio Massa, quien asesoró al jefe de Estado en la designación del relevo de Kirchner como máxima autoridad de la bancada del Frente de Todos, Martínez -un licenciado en Ciencia Política de 46 años- expresa el equilibrio justo en la coalición oficialista.
Si en el lugar del jefe camporista se hubiera nombrado, por ejemplo, a la massista Cecilia Moreau -actual vicepresidenta de la bancada- se alteraría dicho equilibrio ya que el Frente Renovador ya tiene la presidencia de la Cámara baja en cabeza del ex intendente de Tigre.
También hubiera sido un problema si se elegía un reemplazante con un perfil vinculado al kirchnerismo duro en un momento bisagra en que el Gobierno necesita una conducción política en la Cámara baja que esté alineada al objetivo de buscar los consensos suficientes para aprobar la refinanciación de la deuda con el Fondo Monetario Internacional (FMI).
Cuando Alberto Fernández anunció el viernes pasado que existía un principio de acuerdo con el FMI, Martínez festejó la noticia: «La brutalidad del endeudamiento contraído y la voracidad del cronograma de pagos son el mejor argumento a favor del acuerdo al que llegamos hoy con el FMI. Hay que poner toda la energía en construir una salida a un gravísimo problema generado por el salvajismo neoliberal».
Martínez se define en su cuenta de Twitter como «peronista y kirchnerista, sin contradicción», y de hecho es un dirigente con llegada tanto a sectores del cristinismo, como al peronismo tradicional del interior del país y al albertismo.
En las últimas horas, el rosarino le hizo un guiño al kirchnerismo duro al apoyar y defender la marcha contra la Corte Suprema en la plaza de Tribunales que organizaron distintas agrupaciones que se encuentran a la izquierda de la coalición gobernante, y son afines a las ideas de Cristina Kirchner.
Martínez también apoya abiertamente la Ley de Humedales, el proyecto que logró dictamen en la comisión de Recursos Humanos pero que se cayó por falta de consensos inclusive dentro de la coalición oficialista, generando un profundo malestar y decepción en sectores de la militancia kirchnerista que tomaron para sí la agenda de la «Justicia ambiental». (NA)