Durante este sábado un fuerte rumor empezó a circular e indicaba que el ex ministro de Educación de la Nación y de la Ciudad, Esteban Bullrich, había muerto. Pero fue él mismo quien en sus redes sociales los desmintió.
«A pesar de los rumores Dios no ha terminado su obra conmigo», dijo el ex senador nacional y agregó un hashtag a su posteo, #lavidaeshoy.
Bullrich además compartió en Instagram una foto junto a su mujer. Sonriendo y con una remera que dice «Me define mi actitud, no la ELA».
De esta manera, el funcionario quien tuvo que dejar su banca en el Senado tras ser diagnosticado con la esclerosis lateral múltiple, desmintió esos rumores que anunciaban su fallecimiento durante la mañana y el mediodía del sábado
ELA y el caso Bullrich
En abril del año pasado, el por entonces senador nacional por el PRO Esteban Bullrich anunció que la enfermedad que lo aqueja y que afecta su habla es ELA (esclerosis lateral amiotrófica), que también es conocida como la enfermedad de Lou Gehrig (así se llamaba el jugador de béisbol al que se le diagnosticó la enfermedad en 1939). La patología es progresiva y no tiene cura.
Según Medline Plus, el sitio de la Biblioteca Nacional de Medicina de los Estados Unidos, “es una enfermedad de las neuronas en el cerebro, el tronco cerebral y la médula espinal que controlan el movimiento de los músculos voluntarios”.
El proceso se da de la siguiente manera: las neuronas dejan de enviar mensajes a los músculos debido a su desgaste (o muerte), lo que hace que con el correr del tiempo los músculos se vayan debilitando, y se genere una incapacidad de mover las distintas partes del cuerpo y, como indicó el ex senador, se provoque la parálisis muscular.
La enfermedad suele manifestarse mediante fasciculaciones musculares y debilidad en una extremidad o dificultad para hablar, según informa la Clínica Mayo (Rochester, Estados Unidos). Los síntomas suelen ser variados, de acuerdo a cuáles sean las neuronas afectadas.
Los más comunes son tropezones o caídas; debilidad en las piernas, pies o tobillos; torpeza en las manos; calambres musculares; cambios cognitivos o de comportamiento; dificultad para hablar o para tragar. Suele comenzar en las manos, y luego irse extendiendo a otras zonas del cuerpo.
La ELA afecta aproximadamente a 5 de cada 100 mil personas, por lo que en la Argentina se calcula que habría 3 mil pacientes. Si bien uno de cada diez casos se deben a defectos genéticos, la realidad es que en la mayoría de los casos se desconoce la causa. (Clarín)