La elevada inflación que tiene Argentina afecta de forma directa al poder de compra de la moneda nacional, el peso, debido a que de forma constante pierde valor. Por eso, ante la falta de nuevas denominaciones más elevadas en circulación, el billete de $1.000 está sufriendo estos efectos y cada vez sirve para adquirir menos bienes.
El papel que tiene como imagen un hornero fue lanzado por el Banco Central en diciembre de 2017, y de a poco fue perdiendo fuerza por la elevada suba de precios doméstica.
De hecho, hoy el billete de máxima denominación del país apenas equivale a u$s4,65 en el mercado informal. Mientras sus pares de la región valen, al menos, cuatro veces más en dólares.
En resumen, la elevada inflación de nuestro país fue limando el poder de compra original de los $1.000, y un año después de ser lanzado, en diciembre de 2018, ya había resignado el 32% de su capacidad adquisitiva original.
Y para el cuarto aniversario, en diciembre pasado, la pérdida adquisitiva acumulaba 79%.
Ahora, en febrero 2022, según cálculos de expertos, ya habría perdido más de 80% de su valor real.
«Si se considera que el primer bimestre del año le ha restado algo más a su deteriorada vida, en la actualidad sólo se accede con el de $1.000 al 20% de la canasta de bienes y servicios medida a través de la evolución del IPC Nacional. En otros términos, desde su lanzamiento el billete ha perdido el 80% de su valor», dice Andrés Méndez, director de AMF Economía.
Billete máximo, menor poder de compra
Lo concreto es que, en la utilización cotidiana, hoy con un solo billete de $1.000 no alcanza para adquirir un conjunto de productos de primera necesidad.
Una realidad muy diferente a la de hace poco más de 4 años atrás, cuando empezó a circular en la calle y los bancos, dado que con un billete del hornero se accedía a un conjunto de productos de la canasta, «los mismos artículos que en la actualidad requieren casi 6 billetes de la máxima denominación para ser adquiridos», detalla Méndez.
A los efectos, se ha escogido una canasta de productos seleccionados cuyo valor de venta al público, al sumarse todos ellos, resultaba equivalente a $1.000 en total en diciembre de 2017.
Aunque en diciembre del año pasado, para acceder a esa misma cantidad de bienes de primera necesidad, ya se precisaban $5.414, «magnitud que durante febrero de 2021 ya demanda un aproximado de $5.833», alerta Méndez a iProfesional.
Y agrega: «Esto implica que, si alguien concurriera a un supermercado en la actualidad, deberá llevar cinco billetes adicionales (seis en total) de la máxima denominación, para poder adquirir la misma cantidad de bienes a los que accedió en diciembre de 2017 con una unidad sola de $1.000».
El billete de $1.000 no alcanza
De esta manera, se advierte que, con excepción de diciembre de 2018, en los restantes años posteriores al lanzamiento del billete de $1.000 fue aumentando la cantidad de unidades necesarias para adquirir la misma canasta de alimentos.
Incluso, se comprueba que apenas pasados dos años de su puesta en circulación, es decir, a fines de 2019, «ya no alcanzaban dos unidades para la adquisición de la canasta. Y un año después, ya eran necesarios más de 3 billetes de máxima denominación. En tanto, en diciembre último, esa cifra escaló a casi 6 papeles de ese valor», menciona Méndez.
Esta progresiva pérdida de valor del ejemplar que lleva la imagen del hornero, según este analista, plantea que, «en el hipotético caso de emitirse un billete de $5.000, su poder de compra no podrá equiparar al poder adquisitivo que tuvo originalmente el de $1.000, para el conjunto de bienes seleccionados».
Desde una óptica que considere el peso de los artículos, mientras hace más de 4 años atrás, cuando fue el lanzamiento del billete de $1.000, de acuerdo al listado escogido, era posible adquirir 8 productos por, aproximadamente, un total de 12 kilos con una sola unidad de esa máxima denominación.
En cambio, en febrero 2022, según el relevamiento de AMF Economía para iProfesional, ya con un solo producto de aquellos contenidos en la muestra original, que representa 1 kilo de peso, se alcanza a utilizar la totalidad del billete del hornero.
Es decir, se debieron eliminar del listado los 7 artículos restantes que se podían comprar en diciembre de 2017. Y, obviamente, una sensible menor cantidad.
«En rigor, la dinámica inflacionaria de nuestro país no sólo desactualizó el poder de compra del billete de $1.000, sino que también lo hizo con la totalidad de sus antecesores. Y promete operar en igual sentido con aquellos que puedan sucederlo«, sentencia Méndez.
De acuerdo a la mediana del Relevamiento de Expectativas de Mercado (REM), encuesta que realiza el Banco Central con distintos economistas, los precios al consumidor acumularán una suba de 203% en el trienio 2022-2024.
«Esto quiere decir que, ya la de por si limitada capacidad de compra del billete de mayor denominación actual, pasará a representar a fines de 2024 sólo 33% del valor que tiene en la actualidad. Es decir, de forma estimativa, el de $1.000 comprará al finalizar el trienio el equivalente a $330 de hoy», resume Méndez.
Algo que también afectará en gran medida a las posibles nuevas emisiones de billetes de mayor denominación, debido a que las proyecciones de inflación son muy elevadas, debido a que ya superan el 50% anual.
«Si se siguen las estimaciones, un futurista billete de $5.000 tendrá un poder de compra actual de alrededor de $1.650 para fines de 2024. En tanto, uno de $10.000 podrá acceder a una canasta actual de $3.300 dentro de tres años. En otros términos, y dependiendo de su fecha de lanzamiento, nuevas emisiones tendrán una validez efímera, mientras la inflación continúe gozando de muy buena salud», finalizó Méndez (iProfesional).