Una nueva versión de la variante Ómicron de coronavirus, que se propagó durante febrero en todo el mundo y ya representa el 21% de los nuevos contagios, genera preocupación en la comunidad científica.
El sublinaje BA.2 posee mutaciones distintivas que están siendo estudiadas por virólogos expertos, quienes alertaron a la población. El 1 de febrero desde el Instituto Malbrán, se confirmó el primer paciente argentino que la contrajo.
Según informaron desde el Instituto de Ciencias Médicas de la Universidad de Tokio, la BA.2 tiene una carga viral más alta en las células epiteliales nasales y que amenaza al mundo por ser “más transmisible” e infecciosa.
En el informe que publicaron en BioRxiv, para que sea revisado por sus pares, advirtieron que dicha subvariante no sólo se propaga más rápido, sino que también puede causar una enfermedad más grave, como las variantes más antiguas del SARS-CoV-2.
Esta afirmación se contrapone con los dichos de Maria Van Kerkhova, líder técnica de COVID-19 en la Organización Mundial de la Salud, quien aseguro que en la BA.2 “no hay diferencia en términos de gravedad”.
Sin embargo, el equipo japonés descubrió que la subvariante parece escapar en gran medida a la inmunidad inducida por las vacunas COVID-19. “Los experimentos de neutralización muestran que la inmunidad humoral inducida por la vacuna no funciona contra BA.2 como BA.1”, señalaron.
También indicaron que “la patogenicidad es superior”, y que es “resistente a los anticuerpos de personas vacunadas” y de las que fueron “infectadas con variantes anteriores” de covid.
“Junto con un mayor número de reproducción efectiva y una resistencia inmunológica pronunciada de BA.2, es evidente que la propagación de BA.2 puede ser un problema grave para la salud mundial en el futuro cercano”, concluyeron los investigadores (Grupo La Provincia)