En un aula -el aula es grande y es, también, un aula argentina- hay 100 estudiantes a punto de empezar la escuela primaria. Doce años después, al cumplirse el tiempo preestablecido para completar los niveles primario y secundario, sólo quedan 53 estudiantes en el aula. Los 47 restantes, por haber repetido algún grado o año o por haberse desconectado completamente de la escuela, ya no están allí. De los 53 chicos y chicas que aún permanecen en el aula, sólo 16 acreditan conocimientos satisfactorios de Lengua y Matemática. En la Argentina, menos de uno de cada cinco estudiantes que empiezan la escuela primaria terminan la secundaria en los tiempos previstos y con los saberes fundamentales adquiridos en un nivel eficaz.
Ese 16% es el resultado de una investigación del Observatorio Argentino por la Educación. En su análisis, el observatorio siguió la trayectoria educativa de una cohorte de estudiantes que inició sus estudios primarios en 2009 y empezó el último año de la secundaria en 2020. Con la información sobre cómo la matrícula inicial se iba “desgranando” por repitencia y abandono -especialmente a partir de tercer año de la escuela secundaria- y con los resultados de las pruebas Aprender 2019, los investigadores pudieron obtener sus resultados.
“Nos sorprendió mucho obtener esta foto, y eso que estamos acostumbrados a trabajar estos temas. Hasta ahora no se había hecho este ejercicio de cruzar las dos variables. Siempre se habla de los resultados de los chicos que llegan a rendir las pruebas Aprender, que son los que llegaron a 5° año, pero no llegamos a cruzar esos datos con los chicos que se fueron antes o que no están ahí en el tiempo que estaba previsto”, describe Martín Nistal, economista y analista de datos del Observatorio Argentinos por la Educación.
“No hay manera de comparar estos datos con otro momento histórico de la Argentina porque nunca se había hecho este cruce de variables. Lo que sí podemos pensar es que la foto tomada en el inicio de 2020, que es pre-pandemia, aún con estos resultados, será una foto mejor que la que pueda tomarse sobre estas mismas variables si se tiene en cuenta lo que pasó en las escuelas durante la pandemia”, describe Nistal.
En la Argentina, la suspensión de las clases presenciales dispuesta por el Estado apenas el coronavirus llegó al país, desconectó de la escuela a alrededor de 1,1 millón de estudiantes de primaria y secundaria, según estableció el Ministerio de Educación de la Nación entre agosto y septiembre de 2020. Tal como dio a conocer en exclusiva elDiarioAR, la última vez que esa misma cartera revisó el estado de desvinculación de chicos y chicas en todo el país, en marzo de este año, concluyó en que aún quedan por reconectar 200.000 estudiantes de los niveles inicial, primario y secundario.
Durante el último verano, los programas estivales que se llevan a cabo cada año en las escuelas incorporaron contenidos de Lengua y Matemática, corriéndose de lo habitual: que esas horas se destinen exclusivamente a lo lúdico. Este martes, el ministro de Educación de la Nación, Jaime Perczyk, adelantó que en la reunión federal que concentrará a todos los ministros provinciales este viernes se acordará incorporar una hora de clases por día a los estudiantes de primaria que asistan a escuelas de jornada simple.
“Lo que esta foto nos muestra es que hay desgranamientos -es decir, estudiantes que se desacoplan del tiempo en el que se espera que completen los niveles primario y secundario- y pérdidas de aprendizaje. Argentina empeora en distintos resultados educativos. El único indicador que sí da a favor es el de acceso a la escuela, pero en las pruebas estandarizadas sobre conocimientos nos va mal, independientemente del gobierno que esté”, destaca Nistal, y suma: “Lo que pueda observarse con datos de la pospandemia será bastante peor”.
Aunque en el promedio nacional sólo el 53% de los estudiantes que empiezan la primaria completan la secundaria en el tiempo previsto, la distribución geográfica de este escenario es desigual. Tierra del Fuego (71%) y la Ciudad de Buenos Aires (66%) ostentan las tasas de mejor performance, mientras que en San Juan (38%), Corrientes (38%) y Misiones (39%) se dan los peores resultados.
El escenario es aún más desolador cuando el cumplimiento con los tiempos previstos se cruza con el buen rendimiento en Lengua y Matemática. El promedio en todo el país es que sólo el 16% de los estudiantes logran ese objetivo doble. Pero hay provincias que, aún ante una tasa muy minoritaria, tienen resultados muy por debajo: en Santiago del Estero, Chaco y Formosa sólo 5 de cada 100 estudiantes que empiezan la primaria terminan la secundaria doce años después con conocimientos adecuados de esas dos áreas. La única jurisdicción del país que supera el 25% en ese cruce es la Ciudad de Buenos Aires (33%). La Provincia está apenas por encima del promedio nacional (18%) y 7 de las 24 jurisdicciones argentinas se ubican por debajo del 10%.
“Esto que observamos tiene que ver con varias cosas. Por un lado, los resultados en las evaluaciones siguen empeorando y no se le encuentra la vuelta para hacerlos mejorar. Pero pensar que esto tiene que ver sólo con la educación es un error: hay chicos que abandonan porque tienen que salir a trabajar. Si ponemos docentes mucho mejores o mucho más presupuesto, en este nivel de pobreza que hay en la Argentina, probablemente esos chicos tendrían que abandonar igual. Hay mucho por hacer en el mundo de la educación pero la situación de la Argentina de los últimos veinte años es muy complicada en el escenario general”, explica Nistal.
“Poner más horas de clase es bueno. Probablemente haya que tener mejoras en cómo los docentes llevan los aprendizajes a los chicos, porque los chicos aprenden cada vez menos, así que hay que encontrarle la vuelta a por qué. Quizás hay que fortalecer las capacitaciones docentes, que sienten que por bajos sueldos o por falta de tiempo, no tienen tiempo para preparar bien sus clases”, analiza Nistal.
“Si estamos en algún tipo de crisis educativa, tal vez hay que priorizar aprendizajes vinculados a los conocimientos básicos. Poner todos los cañones ahí. La jornada extendida es una buena política pero el objetivo último de esa política debería ser la jornada completa. Ahora mismo, respecto de la extensión de esa jornada cada escuela hace lo que puede. Debería ser una política pública, así como apuntalar los conocimientos de Lengua, Matemática, Ciencias Sociales y Ciencias Naturales y mejorar la lecto-escritura. Por otro lado, en Argentina son muy poco sólidos los datos de abandono escolar. Están los que cada escuela elabora para que intentar atajar a los chicos que están por caerse, pero no hay indicadores generales. Si los hubiera, tal vez podríamos atajar más chicos antes de que sea demasiado tarde”, concluye Nistal.
Casi la mitad de los chicos y chicas de la Argentina no logran terminar la escuela secundaria en el tiempo que está preestablecido. Ni siquiera uno de cada cinco de los estudiantes que empiezan la primaria terminan la secundaria sabiendo lo suficiente de Lengua y Matemática. Ocurre en la Argentina donde más de la mitad de los chicos, las chicas y los adolescentes viven bajo la línea de pobreza. (El DiarioAR)