EL CASO DE ESTEFANÍA HEIT Y JESÚS OLIVERA
Hace 10 años Sonia Molina estuvo cautiva en un domicilio de Coronel Suárez, donde una pareja la sometió a abusos sexuales y maltrato físico y psicológico, pero con el transcurso del tiempo pudo transformar el dolor en ayuda al prójimo para prevenir la violencia contra las mujeres.
Mediante su cargo como presidenta del Consejo Local de la Mujer de Río Colorado, Molina trabaja conjuntamente con otras instituciones de la región para que otras personas no sufran el calvario que vivió ella durante ocho meses, tres de los cuales permaneció privada de la libertad.
Desde la entidad, en la que se desempeña ad honorem, coordina charlas y talleres introductorios destinados a mujeres y organizaciones vinculadas con la problemática de la violencia de género.
La dependencia procura “brindar más herramientas” para la prevención de estos casos y opera “mancomunadamente” con, por ejemplo, la Comisaría de la Mujer de Viedma.
Su compromiso y el de otras colaboradoras permitió que las víctimas denuncien delitos contra su integridad sexual y otros hechos de violencia.
Una década antes, en aquel inmueble suarense de Gran Bourg al 1800, el falso pastor Jesús María Olivera y su mujer, la periodista Estefanía Heit, sometieron a la víctima a todo tipo de vejaciones, como provocarle quemaduras con encendedores y un cuadro de desnutrición.
Le daban de comer polenta mezclada con alimento para perros y excrementos, y bebía agua salada con orina.
Si bien Sonia logró rehacer su vida después de semejante tormento, las secuelas como consecuencia del hecho no desaparecieron.
“Es un proceso largo y depende de la voluntad de cada una, porque no todas las mujeres logran superar episodios tan fuertes. Pero me quedaron secuelas psicológicas que también influyen en mi desarrollo y en la convivencia con el resto de la sociedad”, explicó la entrevistada.
“Hay momentos en que mi mente me juega en contra, por ejemplo cuando huelo un aroma como los que usaba Estefanía u Olivera, y se me vienen imágenes a la cabeza. El cuerpo se me estremece”, describió.
“Es difícil; se necesita mucha terapia y fuerza de voluntad, pero gracias a Dios pude superar esa etapa”.
«Un hecho tan aberrante como el que pasé, y que hoy en día sufren tantas personas, no se olvida nunca. Tuve que aprender a convivir con lo que me pasó, porque fueron 8 meses y 3 de cautiverio total», recordó.
Olivera captó a Sonia en Río Colorado, la convenció de vender su vivienda y la alejó de su familia.
Ya encerrada en la casa de sus captores, la rionegrina fue blanco de los vejámenes, hasta que el 12 de noviembre de 2012 rompió un ventiluz mientras sus secuestradores dormían, escapó del lugar y pidió auxilio.
Lo hizo «a propósito»
La mujer afectada por el macabro episodio, que tuvo repercusión nacional, opinó que la condenada Heit quedó embarazada «a propósito» y que por ese motivo la Justicia le otorgó la prisión domiciliaria en agosto de 2017.
«Heit no cumplió su condena en la cárcel porque le dieron arresto domiciliario. Quedó embarazada a propósito y eso fue impactante. Una condena a 13 años de cárcel, cumpliéndola en su casa, no es condena», manifestó la mujer nacida en Ingeniero Huergo, que hoy tiene 42 años.
«En su momento estuve de acuerdo con las penas porque prefería que estuvieran presos a que siguieran haciendo lo mismo, sobre todo teniendo en cuenta que hay más víctimas», afirmó.
«La Justicia no logró probarlo, pero las víctimas están y, de hecho, en Bahía Blanca una joven había pasado algo similar a lo que me sucedió a mí, también con Olivera como responsable. Pero el hecho no llegó al punto del secuestro», aclaró.
Molina dijo no tener contacto con ninguno de los dos imputados y tampoco le interesa comunicarse con ellos.
«Lo que hicieron les debe haber quedado en sus conciencias. Trato de resguardar mi integridad y a mi familia, porque todo lo que se dijo y se publicó nos sigue afectando», finalizó.
Abusos, reducción a la servidumbre, lesiones y estafas
Sentencia. En mayo de 2014, el Tribunal Criminal N° 1 bahiense condenó a Olivera a 18 años de prisión por «abuso sexual con acceso carnal agravado por ser ministro de culto no reconocido, reducción a la servidumbre con lesiones graves y estafas reiteradas», y a Heit a 13 años, por ser coautora de todos los delitos mencionados, excepto los abusos sexuales.
Pedido fiscal. Durante el juicio oral la fiscalía solicitó a los juzgadores penas de 16 y 22 años de cárcel para Heit y Olivera, respectivamente.
Servicio. «Soy creyente desde que tengo uso de razón. Trabajo al servicio de Dios acercándome a las personas, supliendo las necesidades que muchas veces en otras áreas no se suplen».
Amenazas. Sonia aseguró que luego de su experiencia aterradora, recibió amenazas mediante llamadas anónimas provenientes de diferentes números telefónicos. «Eso está en la Justicia y no terminó todo en el juicio», resaltó Molina.
Ocupaciones. La mujer es también cuidadora domiciliaria de adultos mayores y desde hace más de 15 años se desempeña como «reflexóloga, masajista y terapista». (* Por Gerardo Monforte/La Nueva)