Luis D’Elía sorprende de arranque.
—Cristina nos conduce a un suicidio político —tira el latigazo.
El dirigente piquetero está tan enojado con la vicepresidenta que la etiquetó como la oficialista más funcional al macrismo.
—Se cree que boicoteando a Alberto se beneficia ella. Y no se da cuenta que está tendiendo la alfombra para el regreso de la derecha a la Casa Rosada —dice, evidenciando un inesperado quiebre del vínculo con quien fuera su indiscutida jefa política.
—¿Qué pasó?
—Mire, la lucha distributiva en la Argentina tiene 70 años. En el `52 Perón tenía 63 por ciento de inflación. Hizo la ley contra el agio y la especulación. Transformó en delito el aumento injustificado de los precios. En tres años bajó la inflación a cero. ¿Y cómo terminó? Con un golpe de Estado y el exilio del peronismo por 18 años. La lucha distributiva generó golpes de Estado. Está en la base del genocidio del `76. El gran desafío del país es cómo crece y cómo distribuye sin matarnos entre los argentinos.
—Veo que ahora hace un elogio a la moderación. Sin embargo, Máximo Kirchner cree que Guzmán, y por extensión el presidente, producto de esa moderación no confronta con el poder económico.
—Lo que dijo Máximo es una berretada por dónde se la mire. Cristina, hace unos años, dio una conferencia con (el premio Nobel de economía, Joseph) Stiglitz y se enamoró de él. Guzmán es el resultado de esa mirada económica.
—Se habrá desenamorado entonces del maestro de Guzmán.
—Yo escuchaba a un tipo importante del pensamiento en materia económica como el periodista Alfredo Zaiat. Y él decía que el proyecto de Guzmán es muy bueno pero tiene dos problemas: necesita tiempo y necesita dólares.
—Dólares no hay.
—Estamos complicados. Para colmo hay una puja con algunos sectores que han retenido 8 mil millones de dólares de la última cosecha. Pero es un buen proyecto. Argentina va a exportar este año 100 mil millones de dólares, y tienen que quedar entre 20 mil millones y 22 mil millones en el Estado. El año pasado recaudó 76 mil millones. El precio de los commodities en las nubes. Los indicadores de desarrollo humano están muy bien. Bajó 6 puntos la pobreza, la desocupación está en 7 por ciento, el crecimiento del PBI probablemente sea de nuevo entre 8 y 10 puntos. Todos los salarios convocados a paritarias. Se entregó el primer bono de tres o cuatro que se pueden entregar.
—¿Compra a ciegas el plan Guzmán?
—Es inobjetable lo que está haciendo Guzmán. No lo veo ajustar, no lo veo privatizar, no lo veo cercenar derechos.
—Me dijo que el otro problema es el tiempo. Y en efecto hay urgencias que atender ante una inflación galopante. En eso se apoya, por ejemplo, el proyecto que Máximo Kirchner y otros legisladores presentaron para adelantar a julio la totalidad de los aumentos del salario mínimo, vital y móvil pautados para este año.
—Me parece mal querer vanguardizar al presidente. El que tiene que tomar esa decisión es el presidente. Y el que maneja todas la variables es el presidente.
—¿Está mal ese proyecto?
—No. Pero Máximo no puede vanguardizarlo de manera infantil. Qué se yo. Si es por eso a mí me gustaría hacer la reforma agraria.
—Adelantar a julio los aumentos escalonados del salario mínimo, vital y móvil previstos de acá hasta fin de año tampoco es una medida revolucionaria. No se patea el tablero con eso.
—Pero hay que ver cómo está el superávit primario….los tiempos.
—¿Tampoco aprueba que desde distintos sectores, incluso del propio oficialismo, surjan voces pidiendo un salario universal?
—El tema es el momento. Si lo quiero ahora no sé si se puede hacer. En cambio, así como vamos, entre 8 meses y un año lo hacemos.
—Hay 17 millones de pobres. ¿Se puede esperar?
—Hay 20 millones de protegidos.
—Pobres.
—Pero una cosa es tener 23 por ciento de desocupación, como teníamos hace 20 años, y un solo plan. Ahora tenemos 20 millones de protegidos, de los cuales 13 millones reciben entre tres y cuatro cosas.
—Hay gente que cobra salario formal, en blanco, y está por debajo del umbral de la pobreza.
—Pero demos contexto: venimos de la pandemia, donde el Estado tuvo que pagar hasta los salarios de las empresas. ¡Fue terrible!. Al Grupo Clarín le pagamos nosotros el salario de sus empresas. Venimos de una tragedia económica. ¿Qué está haciendo Guzmán? Ordenando todas las variables macro y ponernos en un proceso de crecimiento y distribución, que es rápido y alto.
—¿Por eso usted dijo que Cristina va a ser víctima de lo que hace en el marco de la interna?
—Claro, porque todas las transformaciones las puede hacer una persona. El Poder Ejecutivo en la Argentina lo compone un solo ser humano: el presidente de la República. Si ella daña la investidura presidencial la que se va a poner el sombrero en la historia es Cristina.
—¿Usted dice que a ella le van a adjudicar la responsabilidad de una eventual derrota electoral?
—Ella es funcional al macrismo. Todo lo que deteriore a Alberto…. Mire, no hay 20 propuestas. La única propuesta desde el progresismo nacional y popular es esta.
—Usted dice que le tiende la alfombra roja al macrismo.
—Claaaaro. En la medida que lo vanguardiza y lo trata como lo trata a Alberto, sí. ¿Sabe por qué Alberto no reacciona?
—¿Por qué?
—Porque no quiere pagar el costo de la ruptura. Él no va a hacer nada que lo ponga a él de ser culpable del divorcio. Si te querés ir, andate.
—¿Y de que se está más cerca? ¿De que se doble y no se parta o de que se parta y no se doble?
—Que se doble y no se rompa. A ninguno de los dos le conviene romper.
—¿Cristina no es la jefa ella?
—(Hace un largo y profundo silencio) Ella ha renunciado a ser la jefa de un movimiento nacional y popular para ser la jefa de La Cámpora. Y para mí es un error estratégico.
—¿No es Máximo el jefe de La Cámpora?
—No es Máximo el jefe de La Cámpora. Es ella. Además, hay un discurso de ella donde dice “los quiero fanáticos”. Parece un discurso contra-revolucionario. Un fanático nunca es un revolucionario. Ella, post fallecimiento de Néstor, decidió cambiar la transversalidad kirchnerista por La Cámpora. Es el primer error que comete.
—Para muchos la defensa que usted hace de Alberto Fernández es inesperada.
—Yo defiendo lo que siempre defendí. Yo defiendo el kirchenrismo, los que se fueron fueron ellos.
—Usted decía de Alberto que era, y lo digo textual, “el peor de la derecha reaccionaria, entreguista y cipaya”.
—Jajaja. Eso era en el 2006. ¡Me mandó Néstor a decir eso! Jajaja.
—¿No lo pensaba?
—Sí. Yo con Alberto vengo de profundas diferencias, aún ahora. Cuando arrancamos Alberto tenía en la cabeza la Concertación chilena. Ominami, Michelle Bachelet. Todo eso se lo llevó el huracán de la historia. Y la vida de las personas no es una foto.
—También decía que Alberto era el Caballo de Troya de Clarín y los ruralistas en la Casa Rosada.
—Sí, así es. Pero cambió mucho. El otro día le hicieron un tractorazo porque es exitoso en la lucha contra el contrabando. Cambió la carta de porte, que no son más de papel, son digitales.
—El intendente kirchnerista de Pehuajó, Pablo Zurro, dice que la defensa que usted hace de Alberto es porque “tiene contratos en la cabeza”.
—Yo le contesté en tuiter. Me saqué una foto con Manuelita (tomá el teléfono y exhibe ese retrato) y le escribí esto: “le pregunto al querido intendente de Pahuajó, Zurro, si realmente cree que la crítica dura y pura de CFK a Alberto construye la victoria popular en el 2023 o le abre el camino de regreso a las bestias macristas. No tomaré en cuenta los agravios gratuitos recibidos”. Jaja. Jajaj. Un tipo que no tiene nada en este gobierno soy yo.
—¿Sería un suicidio político la ruptura?
—Sí, definitivamente. Mire, Máximo sueña con una alianza con Myriam Bregman.
—¿En serio me lo dice?
—Es el mentor del trotsko-kirchnerismo. Vaya a los registros y vea la cantidad de fotos que tiene con Myriam Bregman, con alguien con quien yo también me llevo muy bien, eh.
—¿En serio cree que tener fotos con alguien constituye una alianza? Bregman es crítica del kirchnerismo.
—Pero el pibe la trotskea todo el tiempo.
—Volvamos al tema de la ruptura. ¿Quién es responsable de la ruptura? Cristina puede endilgarle eso a Alberto porque, según ella, no honró el contrato electoral.
—Schurman… (toma aire profundo mirando un punto fijo) … le voy a decir algo….
—…
—Me pongo en el balcón y lo grito: ¡Tengo una gran honestidad intelectual! Yo cambio porque Alberto cambió. Se parece más a Néstor Kirchner de los primeros cuatro años que Cristina. Ella y Máximo dicen que no al FMI y Guzmán firmó los mismos acuerdos que Néstor. Hasta, y me reía, con auditorías cada 90 días. Hasta que consiguió el crédito swap con los chinos y le pagó al Fondo. Pero tuvo dos años con los mismos contratos que tiene Guzmán hoy.
—¿Máximo debió tragarse lo que a su entender, el entender de Máximo, era un sapo y aceptar el acuerdo con el FMI?
—Pensó más en sus expectativas electorales de cara al futuro que en el pueblo argentino. Le faltó rodaje, madurez política. Pero le voy a contar una historia. Salgo de estar preso el 24 de marzo de 2018. Cuatro meses, Momorándum con Irán, causa que se anuló. Cuatro meses preso gratis. Salgo con Zannini y me voy a juntar con el tipo que más diferencias he tenido. Y en la casa del “Negro” Carlos Montero, albertista de toda la vida, hablé seis horas con Alberto. Después trabajé todo el año por la unidad. Yo pensé que la fórmula iba a ser Cristina-Alberto o Cristina-Massa. Yo voy nuevamente en cana un año después, exactamente un 25 de febrero. Y en mayo me entero de la fórmula, un sábado a la mañana. Agarré a patadas las paredes del pabellón. Dije “¡¿cómo esta mujer hace esto?!”. “¡¿Cómo?!” Tenemos la suerte de que Alberto cambió mucho, ideológica y políticamente. Está haciendo un camino muy viable. Alberto apuesta a algo que está piola, ojalá que podamos construir un modelo de crecimiento y desarrollo con justicia social donde haya paz y progreso.
—¿D`Elía no cambió?
—¿Yo? ¿Por?
—Por ser un piquetero que denosta a los piqueteros.
—Pero esos son unos delincuentes.
—¿Por estar en la calle, como usted supo estar?
—¿Qué tiene que ver eso? Yo no le pido 4 mil pesos a mi gente. ¿Usted sabe qué hacen estos? Al más puro estilo de La Forestal, capanga, se quedan con la tarjeta de la gente.
—¿Quiénes?
—Los trotskos. La mayoría. Y hacen una marcha, cada tres días. Un colectivo desde Jujuy hasta Buenos Aires vale 500 lucas. Están en pedo. El trotskismo entiende que su enemigo es el gobierno y no los sectores concentrados de la economía.
—Me acuerdo del D`Elía que se peleaba con los de arriba, no con los de abajo. Con los poderosos, no con los débiles.
—Yo defiendo a los de abajo contra los de arriba. Pero eso es una casta. Ayer me paró un grupo de cartoneros, que paran en la esquina de Saavedra y Rivadavia, y uno me dijo: “muy bien D`Elía lo que le dijo a Belliboni, es un hijo de puta”.
—Ud dijo que hace un show off.
—Sí, un show-sobre.
—Es grave esa acusación.
—Eso es sacarle a los pobres para financiar un partido. ¡Son delincuentes! ¡Yo soy nieto de José María Crespo, anarquista, de la FORA!
—El dirigente social Raúl Castells dijo el otro día que, producto del hambre, en provincia de Buenos Aires se estaban comiendo gatos y, en Formosa, osos hormigueros.
—Mentiiiiiiiiiiiiraaaaaaaaaa. Hay explosión de trabajo informal. Y hay coberturas.
—¿No hay urgencias?
—Las de siempre. Hambre en La Matanza, siempre. Pero vos antes te parabas todas las mañana en la ruta 3 y estaban todos los colectivos vacíos. Andá hoy a las seis de la mañana en la ruta 3 y van todos hasta el cogote. La gente tiene el ingreso por derecha y tiene la changa.
—Pero no es sólo la oposición la que critica, Cristina y Máximo ven una realidad distinta.
—Cristina vive en Recoleta (susurra) ¡Re-co-le-ta! (marca las sílabas, ahora levantando la voz y poniéndose las manos al costado de la boca). En vez de irse a vivir a La Matanza….y no digo que viva en los asentamientos, pero viví en San Justo. Pero bueno, mal hecho, loco. Yo le dije varias veces que venga a vivir a La Matanza.
—¿Cómo se resuelven estas diferencias internas? ¿Con una PASO?
—Máximo no quiere PASO. Máximo quiere birome, aparato, plata.
—¿Birome de quién?
—De él. ¿La lista quién la hizo la última vez? Él. Pero Alberto prometió PASO. Yo creo que nadie va a elegir perder. Tan tarados no somos.
—¿Su candidato al 2023?
—Lo mejor sería que reelija Alberto. Porque la imagen que das es que te fue bien, como movimiento.
—¿Es posible en este contexto, donde, por ejemplo, Larroque dice que el Frente de Todos es “rehen” de Guzmán, y que al ministro “no lo votó nadie”?
—¿Y a vos quién te votó, Cuervo? ¿Qué otro mérito tenés, además de ser amigo de Máximo? Yo tengo 40 años de lucha y no te vi nunca en ninguna trinchera. Y no es un pibito, debe tener 45 años. No vivió nunca en el conurbano. La única vez que intervino en un conflicto, en Guernica, sentí vergüenza ajena. Lo que hicieron entre él y Berni….4 mil policías a los tiros contra los pobres.
—Ya que lo mencionó ¿Qué opinión tiene de Berni?
—Un invento de Cristina. Ella creía que podía tener un candidato facho, de derecha, que podía manejarlo, y con eso comerle votos a la derecha.
—En privado, Alberto Fernández calificó alguna vez a Berni como “Patricia Bullrich sin pollera”.
—Patricia alguna vez fue buena. Fue Montonera, estuvo en la guerrilla. Berni no hizo nada bueno. Fue un facho toda la vida. Jaja.
—El otro día Redrado dijo que en la guerra contra la inflación vamos perdiendo 7 a 0.
—¿Cómo hacemos para dar la pelea contra la inflación sin agarrarnos a tiros entre nosotros? ¿Nosotros cómo manejábamos la inflación? Es hora de sincerar. La manejábamos con Moreno con una 9 milímetros arriba de la mesa.
—Él sigue negando que ponía un revolver sobre la mesa.
—Él contó eso. Ahora, si quiere, que lo niegue, pero manejábamos la inflación así, poniendo un mentiroso en el Indec y uno con una 9 milímetros.
—¿Por qué lo admite ahora, después de tanto tiempo?
—Bueno, porque hay que hacer la perestroika del kirchnerismo. Revisar para atrás las cosas que hicimos mal. El desafío es ver cómo se sanciona, vía multas, a través de la Ley de Abastecimiento, a los formadores de precios que no puedan justificar sus costos.
—Pero la Ley de Abastecimiento no se aplica.
—Yo sé que a dos formadores de precios grandes le metieron multas. Averigüelo. Tomando café con (Amado) Boudou, como hacíamos en el pabellón cuando estábamos presos, él me dijo que habría que sacar algún instrumento, que al tipo que no pudiera justificar costos en los precios habría que intervenirle la empresa por seis meses o un año. Habría que preguntarle a los países que lograron contener la inflación cómo lo hicieron.
—Esa es una crítica que le hacen al presidente, que se queda en la amenaza.
—No, no. La lucha contra el contrabando va bárbaro. No lo veo arrugando a Alberto. No le debe encontrar el agujero al mate con la inflación. Y pregunto ¿La Ley de Abastecimiento alcanza? Si intervenimos empresas, como propone Boudou, nadie más jode.
—¿Le llevaron esa idea al presidente?
—No, eso es una idea de Amado y mía. Pero nunca se lo comenté a Alberto. Hay siete formadores de precios. Son sólo siete. Coto, Arcor, Ledesma…etc.
—Antes me mencionó los tractorazos ¿cuál es su ida sobre las retenciones?
–Que hay que cobrarlas. Cuando me dicen que haya más retenciones yo digo que no, sí digo que hay que cobrar las que existen.
—¿Y la renta inesperada?.
—Tenemos que hacer un impuesto a la riqueza permanente, además de la renta inesperada. Ahí estoy de acuerdo con Cristina: con la renta inesperada y con gravar los 4 mil palos que están afuera. Pero el gran kilombo, que frustra estas iniciativas, es la justicia, que es de ellos.
—¿De ellos de quién?
—Del poder oligárquico.
—¿Y entonces?
—Hay que cambiar la justicia.
—Hasta ahora fue imposible.
—Nosotros hicimos, con Ramos Padilla, el 1 F. Pensamos que iba a haber 5 mil personas. Fueron 100 mil.
—La asunción de Horacio Rosatti, el presidente de la Corte, como titular del Consejo de la Magistratura, no muestra un paso adelante en las intenciones del gobierno, más bien todo lo contrario.
—Hay que ver. La reforma de la justicia ha entrado mucho en la clase media independiente. Es raro que un piquetero y un juez encabecemos este kilombo en todo el país.
—¿Y qué reforma imagina?
—Me gusta mucho el proyecto de Zaffaroni de ampliar y federalizar la Corte. Que cada provincia ponga un ministro, respetando la identidad de género.
—Le tiro un par de nombres propios. Defínamelo en pocas palabras.
—Vamos.
—Elisa Carrió
—Lilita Carrió…. (hace un silencio larguísimo) Ella marchaba conmigo cuando hicimos Liniers-San Cayetano, hace 20 años, después cambió. Nada más.
—¿Larreta?
—Mezcla rara de Musetta y de Mimí. Fue compañero mío en el Frepaso. Él estaba con Fernández Meijide. Es la versión de recambio más seria que tiene la derecha. El único que no se vende como un extremista de derecha. Es un Macri educado.
—¿Macri?
—Una bestia de ultraderecha. No creo que pueda volver a ser presidente. A diferencia de Cristina, que puede ser candidata pero no creo que llegue.
—¿Y a dónde la ve a Cristina?
—Primera candidata a senadora por la provincia de Buenos Aires.
—El ex mandatario español, Felipe González, decía que los expresidentes son como los jarrones chinos en departamentos pequeños. Tienen mucho valor pero nadie sabe dónde ponerlos. ¿Usted considera a Cristina un jarrón chino?
—Sí, puede ser un jarrón chino.
—¿Descarta entonces una reconciliación con Alberto y que compartan nuevamente una fórmula?
—Creo que van a resolver así. Alberto va a buscar la reelección, Cristina pondrá una mujer vice y ella será candidata en provincia.
—Vuelvo con los nombres ¿Milei?
—Un invento de Blackrock, fundación Libertad, Network, millones de dólares construyéndolo, el regreso del neoliberalismo salvaje. Cada vez que dice que admira a Cavallo….
—¿Bregman?
—La política más talentosa de la izquierda trotskista. Mucho más arriba que todos los demás. El trotskismo es muy raro en la Argentina, es muy argentino. Estuvo en contra de Fidel Castro, del Che Guevara, de Chávez, de Lula, de Evo. Acá, cuando votan, termina votando igual que la derecha. El trotskismo es como el dulce de leche, muy argentino.
—Ultima pregunta ¿Se arrepiente de algo de lo que hizo?
—Sí. Me está pasando algo curioso, vinculado a los cambios. Me invitaron a una radio de Recoleta, que es radio Cultura, para hacer un programa los viernes. Y… ¿se acuerda de la piña que le pegué a Graham? (por Alejandro Graham, productor agropecuario, a quien D´Elía le pegó durante un acto de protesta del campo). Bueno, me arrepiento. Él me fue a visitar a la cárcel todos los meses cuando estuve detenido. Y el programa de radio lo voy a hacer con él. Creo que es la edad también. Argentina puede construir un país para todos sin kilombo interno. (El Diario Ar)