El viaje de la familia argentina Zapp por 22 años alrededor del mundo en un auto antiguo y su primer libro Atrapa tu sueño (en el que narran cómo unieron Argentina con Alaska) y el resto de sus escritos y experiencias compartidas han sido, y son, la inspiración de miles de personas que se animan a ir detrás de aquello que les eriza la piel, sea un viaje, un trabajo o un estilo de vida.
Si hace 22 años Herman Zapp y Candelaria Chovet, oriundos de Tornquist y Chascomús, fueron capaces de emprender semejante aventura, en un auto de 1928, un Graham Paige al que convirtieron en su casa nómade; si no se achicaron cuando llegó el primer hijo, Pampa, sino que, al contrario, se «agrandaron» y apostaron a 3 más; Tehue, Paloma y Wallaby, si fueron capaces de soltar equipaje para sumar amor y lograron seguir adelante con su sueño de recorrer el planeta, entonces ¿por qué alguien más no podría?
Ellos enfrentaron sus dudas y sus miedos y al trascenderlos abrieron la puerta del paraíso: se encontraron a sí mismos y construyeron un matrimonio y una familia que visitó 102 países casi a la velocidad de las bicicletas, apenas un poco más protegidos.
Los chicos estudiaron en el camino, crecieron conociendo gente de otras culturas, compartieron religiones, sabores, playas, montañas, idiomas. Las Siete Maravillas del mundo aparecieron ante sus ojos más vívidas y cercanas que en los libros de geografía.
Una admiradora bahiense, Marina Noceti, tomó apuntes de esta epopeya y agradecida con los Zapp por haber sido quienes le dieron el envión para un gran cambio de vida, los convocó a compartir su historia en la ciudad de Bahía Blanca, el próximo viernes 17, en el Club Villa Mitre.
Los Zapp aceptaron la invitación gustosos y ya están en camino.
Partieron desde su casa en Los Cardales gracias a que un amigo les prestó el trailer para remolcar el Graham Paige (al que bautizaron hace años como Macondo Cambalache) y otro amigo se ofreció a remolcarlos en camioneta. Así transitan, como siempre, amparados por la buena energía que siembran y cosechan en gestos solidarios a lo largo de tantos caminos: experiencia que renovaron nada menos que cinco continentes.
Herman Zapp acaba de cumplir 54 años pero aún es aquel entusiasta aventurero que afloraba en sus ojos de niño cuando su abuelo marcaba rutas en un mapa ajado que desplegaba sobre la mesa. Él le contó a La Nueva. por qué es tan importante visitar nuestra ciudad y sus alrededores.
-¿Qué significa para ustedes estar en Bahía Blanca y la región?
-Herman Zapp: Significa volver. Yo nací en EE.UU. pero si me preguntan de qué nacionalidad soy, digo que soy argentino. Y si me preguntan de dónde soy, digo de Tornquist, Sierra de la Ventana, donde me crié hasta los 9 años en el campo de mi abuelo (Eduardo Von Wernich).
Y Bahía Blanca…era el lugar adonde una iba a todo: a hacer las compras, a conseguir los repuestos, a escuchar la radio LU2, a leer La Nueva Provincia, ver el canal 7 y el 9, eran mis primeras visitas. Era también conocer a la gente que iba de Bahía a Sierra de la Ventana e ir a Monte Hermoso de vacaciones. Es volver, volver a mis pagos.
Aún cuando se podría sospechar que alguien que ha recorrido tantos pueblos y culturas a lo largo de más de dos décadas ya es un ciudadano del mundo; Herman se deja abrazar por sus raíces. Tiene más motivos personales para esta vuelta a casa: el año pasado falleció su tío de Tornquist, Herman Von Wernich, cuando él estaba de viaje.
–Aún no vi a mi tía y a sus hijos, y quiero hacerlo. Quiero ir a verla, abrazarla y, por qué no, visitar el cementerio de la familia.
En estos años la familia aprendió a vivir en estado de confianza y curiosidad. Miles de personas los alojaron en sus casas con hospitalidad y así pudieron saber más sobre las costumbres y modos de vida de las personas de cada territorio. Imposible ser los mismos que eran aquel 25 de enero de 2000, cuando ella renunció a su empleo como secretaria y él dejó atrás su oficio de electricista, para lanzarse a explorar. Iban a viajar por 6 meses, que terminaron siendo 22 años.
Ninguno de sus hijos nació en el mismo país. Pampa es de EE.UU. igual que su papá; Tehue, nació en Argentina; Paloma en Canadá y Wallaby, en Australia. Herman tuvo malaria en África. Ninguno de los dos sabía nada de mecánica, por eso mucha gente los ayudó a reparar el auto que está a punto de cumplir 100 años y tiene baúl de madera y ruedas originales. Lo ampliaron, en el techo, para entrar todos.
El único momento en que debieron parar, fue durante la pandemia, que los frenó en Brasil, cuando ya habían anunciado que sería el último viaje de su gran hazaña y que luego se quedarían a vivir en Argentina.
-¿Cómo fue el regreso al país desde Brasil después de tantos años y tras la pandemia?
-Fue más largo de lo que pensábamos. La idea era estar solamente un año en Brasil, porque veníamos de Europa, en un barco a vela, con el auto y toda la familia a bordo, unimos las islas Canarias con las Guyanas Francesas, y llegó el famoso y detestable Covid. Gracias a Dios nos tocó en Brasil y eso nos permitió seguir estando en movimiento, no tanto como cuando estábamos en viaje, pero sí podíamos estar un mes por acá, otros dos meses por allá. Y eso nos permitió saborear de a poco cómo iba a ser dejar de viajar cuando regresáramos a Argentina.
Sin embargo, más allá de que la familia dio por concluida una etapa, aún no paró de moverse. ¡Y les encanta!
El 13 de junio, a tres meses de haber sido recibidos por una multitud en el obelisco, ya visitaron un montón de lugares en los que dieron charlas motivacionales, inspiradoras, y compartieron su experiencia y sus libros: Atrapa tu Sueño 1 (Argentina-Alaska). Atrapa tu sueño con ganas (Oceanía) y Atrapa tu sueño de una vez (Sudeste Asiático).
-Ahora vamos a ir parando y dando charlas por distintos pueblos. Estamos re felices de poder hacer esto y sentir el gustito de viajar. Vamos a ir a muchos lados más.
Estarán en Olavarría (12 junio), Tapalqué (14 de junio), Tandil (15 de Junio), Bahía Blanca (16 de Junio) y Tornquist (18 de Junio). (*Por Anahí González Pau/La Nueva)