Difícil que el caso del gigantesco Boeing 747 carguero, de bandera venezolana pero con cinco iraníes en su tripulación, pase desapercibido en la tumultuosa política argentina: en las últimas 24 horas encendió todas las alarmas en el Gobierno y potenció a la oposición para exigir explicaciones oficiales en el Congreso.
La polémica se aceleró este lunes, luego de que durante el fin de semana la Justicia iniciara una investigación en paralelo a varias dependencias oficiales para averiguar qué hacían los iraníes en el país: puntualmente se está rastreando el supuesto vínculo de uno de ellos –Gholamreza Ghasemi– con la fuerza Quds, brazo armado de la Guardia Revolucionaria de Irán, apuntada como terrorista por Estados Unidos. El avión ya había sido denunciado por la Casa Blanca como parte de su estructura logística para trasladar armas a, por ejemplo, Siria.
En el caso ya están abocados funcionarios del Ministerio de Seguridad, de Interior, la Cancillería y la Agencia Federal de Inteligencia (AFI), según detalló una voz en el Gobierno que descartó que haya “ribetes políticos”, aunque cualquier elemento que pueda vincularse a la voladura de la AMIA es sumamente sensible para un país que aún espera el esclarecimiento del atentado.
En los papeles, la investigación está a cargo del juez federal de Lomas de Zamora Federico Villena, con jurisdicción sobre el aeropuerto de Ezeiza, y la fiscal Cecilia Incardona. Esta tarde se decretó el secreto de sumario, horas después de que el magistrado ordenara a Migraciones que retenga por las próximas 72 horas el pasaporte tanto de Ghasemi como del resto de los iraníes que estaban en el vuelo: Mohammad Koswaviaragh, Mahdi Mouseli, Saeid Vali Zadeh y Abdolbaset Mohammadi.
“Nosotros hicimos las cosas bien. Somos auxiliares de la Justicia”, justificó la fuente cercana a uno de los ministros que está al tanto del caso, un argumento que desde la Casa Rosada se salió a propalar públicamente, con el presidente Alberto Fernández al tanto de los detalles del caso desde Olivos, luego de su regreso de Estados Unidos por la Cumbre de las Américas. Este lunes se vio obligado a seguir un caso de carácter geopolítico, cuando tenía pensado abocarse a una agenda puramente de carácter interno, siguiendo la marcha de las medidas para bajar la inflación con Martín Guzmán -que lo visitó en Olivos- y preparando la jura de Daniel Scioli como nuevo ministro de Desarrollo Productivo, que aún no se sabe si será este martes o miércoles.
Explicaciones en público
Apenas el caso comenzó a tomar vuelo, rápidamente salieron en los medios el canciller Santiago Cafiero, el ministro Aníbal Fernández, y el flamante jefe de la AFI, Agustín Rossi. Wado de Pedro –de quien depende Migraciones– no hizo declaraciones públicas, pero por lo bajo buscó resaltar el párrafo de la resolución que el domingo por la noche había firmado el juez Villena en el que asegura que Migraciones y la Policía de Seguridad Aeroportuaria actuaron “dentro del marco de sus competencias”.
Cada funcionario dio su parte de la historia, completando el rompecabezas de una narrativa que a la oposición no convence. Por eso diputados de Juntos por el Cambios firmaron sendas resoluciones para que los tres ministros involucrados expongan en el Congreso para dar explicaciones.
Los legisladores cambiemitas reclaman que las autoridades señalen los “motivos de retención de la aeronave”, que está en el país desde el pasado 6 de junio; que “brinden la nómina completa de los tripulantes” y si “tienen antecedentes, y de ser así, los motivos”. Con Sergio Massa al frente de la Cámara Baja, difícil que el pedido de la oposición prospere, aunque se aventura que la sesión del miércoles próxima convocada por el oficialismo para tratar el alivio fiscal a monostributistas y autónomos sea una vidriera que aproveche la oposición para escalar su hipótesis de que los iraníes tienen cierto vínculo con el kirchnerismo.
“No apareció ninguna alerta que nos permitiese activar el protocolo de la AFI”, aseguró Rossi este lunes, pese a que Paraguay había alertado a la Casa Rosada hace un mes sobre el avión de bandera venezolana, según confirmó su ministro del Interior, Federico González. Había estado en Ciudad del Este con un millonario cargamento de cigarrillos. “Todas las agencias del Estado funcionaron adecuadamente a partir de los hechos que fueron sucediendo”, abundó Rossi sobre el accionar oficial durante el fin de semana. “El avión ingresó en la Argentina en condición de tripulación sin ningún inconveniente”, completó Aníbal Fernández, aclarando que la vinculación de “terrorismo” que denunció Estados Unidos tenía que ver más con la aeronave que con la tripulación, pese a que más temprano había apuntado a que Ghasemi podría ser un homónimo a un dirigente del Quds.
Pero en la Argentina las alarmas se encendieron, al menos, varios días después. El avión aterrizó en Ezeiza el lunes y le permitieron salir, luego de que YPF y Shell se negaran a cargarle combustible, hacia Montevideo como escala técnica antes de volver a Caracas. En Uruguay le negaron el acceso y la aeronave, casi sin combustible, tuvo que regresar obligadamente al país. Por la neblina que azotó el área metropolitana de la ciudad de Buenos Aires tuvo que desviarse a Córdoba –donde llamó la atención por su gran porte– y recién cuando volvió a Ezeiza se encendieron las alarmas de seguridad que derivaron durante el fin de semana en la investigación judicial.
En el Gobierno aseguran ahora que “se está esperando a la Justicia”, mientras la Cancillería informó a las embajadas de Irán y de Venezuela en el país sobre la situación de sus ciudadanos, confiaron a elDiarioAR. En el mismo vuelo también viajaban 12 ciudadanos venezolanos, que no requerían visa para entrar a la Argentina por ser parte del Mercosur.
“No tenemos ningún tipo de requerimiento diplomático de Venezuela. Es estrictamente una cuestión de seguridad”, aseguró el canciller también en los medios y uno de los funcionarios de mayor confianza de Alberto Fernández. Justo en la semana pasada se había sellado una nueva etapa en la relación con Caracas, luego de que el Presidente condenara que Nicolás Maduro no haya sido invitado a la Cumbre de las Américas y se aprobara en el Congreso el placet de Oscar Laborde como nuevo embajador en la capital venezolana, luego del compás de distanciamiento que se abrió con el gobierno de Mauricio Macri.
A todo esto, Maduro está de visita oficial en Teherán, donde el caso tuvo sus propias repercusiones. El portavoz del Ministerio de Asuntos Exteriores del régimen iraní, Said Khatibzadeh, el caso del avión retenido en Ezeiza forma parte de una “operación de propaganda Occidental” contra su país. (elDiarioAR)