Un joven de 26 años que padece esquizofrenia se presentó este miércoles en una comisaría de San Luis y confesó haber matado a la pequeña Guadalupe Lucero, desaparecida el 14 de junio de 2021 en el Barrio 544 Viviendas, aunque primero dijo que la quemó y tiró sus cenizas en el baño de su casa y luego que la estranguló y la enterró en el Valle de Piedra.
Fuentes policiales revelaron que esta persona cambió su confesión y el hecho de ser un paciente esquizofrénico permiten dudar de la veracidad de la revelación, aunque remarcaron que «no se descarta nada».
Entre la tarde y la noche de este miércoles, Sergio Andrea Ponce, de 26 años, se presentó en una comisaría de la capital provincial y aseguró haber matado a Guadalupe Lucero.
En primera instancia dijo que la mató, la quemó y que las cenizas las había tirado por el inodoro del baño de su casa, al tiempo que se puso a llorar en forma desconsolada.
Sin embargo, una vez que se calmó aseguró que fue al Barrio 544 Viviendas, tras tomarse un colectivo, vio a una nena, la agarró de la mano, se la llevó hasta la parada del colectivo y volvió a tomar una unidad de idéntico medio de transporte.
Posteriormente, se dirigió a la zona céntrica, abordó otro micro en dirección a la zona de Juana Koslay y se bajó con la pequeña Potrero de los Funes. Desde allí, siempre según su confesión, la llevó hasta el Valle de Piedra, donde la estranguló y la enterró.
Los policías, ante esa confesión, fueron hasta la casa de ponce y allí hablaron con la madre, quien reveló que su hijo es esquizofrénico y que está bajo tratamiento, por lo que aportó un certificado.
En tanto, los fiscales Emanuel Sastre y Virginia Palacios se presentaron en la seccional para entrevistar a este joven.
Este hecho produjo el mismo día en el que arrancó la reconstrucción del caso, llevada a cabo por alrededor de 200 efectivos de la Policía de San Luis junto a personal de Gendarmería Nacional, de la Policía Federal y del Ejército Argentino.
Además, en el operativo que comenzó este miércoles y continuará el jueves, también participaba personal del Sistema Federal de Búsqueda de Personas Desaparecidas y Extraviadas (Sibufu) del Ministerio de Seguridad de la Nación, y de las fiscalías a cargo de la investigación.
La finalidad de la nueva medida que se llevó a cabo, según informaron fuentes judiciales a Noticias Argentinas, fue realizar una aproximación a las circunstancias en las que sucedió la desaparición de la niña y poder así readecuar las hipótesis que se están investigando.
El martes, un equipo de Gendarmería Nacional comenzó los trabajos de peritajes y mediciones en el barrio 544 Viviendas, en la zona sur de la capital puntana, donde desapareció la niña junto a integrantes del Sistema Federal de Búsqueda de personas desaparecidas del Ministerio de Seguridad de la Nación.
Estas tareas comenzaron en la denominada “zona cero”, el lugar donde se vio por última vez a Guadalupe y se extendieron hasta unas cuatro cuadras de ese punto y acompañaron a los expertos personal de la Fiscalía Federal, a cargo de Cristian Rachid.
En otro orden, el abogado de la familia de Guadalupe, Héctor Zavala, explicó que «la primera parte de la reconstrucción empezó con una de las menores que intervino en el momento del hecho y obviamente el lugar ha sido modificado».
«Es lamentable que se haya dejado pasar tanto tiempo. Aún así, creo que los resultados han sido positivos, hay datos que no se tenían», precisó el letrado en declaraciones al canal Todo Noticias (TN).
En ese aspecto, añadió: «En base a lo que hemos escuchado, leído y conversado, no solo con el personal de la justicia sino con los peritos que se han acercado, tenemos un par de hipótesis que son las más certeras, pero hasta no tener una medida no es bueno adelantarlo».
Sobre la posibilidad de que la menor esté con vida, Zavala remarcó: «Si, tal vez esté viva, habrá que ver».