Una serie de imágenes de mortandad de almejas en las playas de Claromecó, sobre la zona de Dunamar, a lo largo de al menos cinco kilómetros genera preocupación a las autoridades que buscan las causas del fenómeno.
Según publica el portal La Voz del Pueblo, el biólogo marino tresarroyense, Gabriel Francia, aportó el material fotográfico en la tarde del miércoles luego de recorrer la distancia anteriormente mencionada.
El investigador contó que el fenómeno se viene repitiendo desde hace días, y que ya dio a viso a la oficina local del SENASA para ver las medidas a tomar con los restos de los bivalvos y eventualmente para emitir –oficialmente- algún tipo de recomendación a la población de la región.
Mientras se resuelve la toma de muestras para que el laboratorio del SENASA de Mar del Plata logre establecer la causa de la mortandad de la especie, que no afecta a toda la población, Francia recomendó en declaraciones a este diario que las personas se abstengan de comer bivalvos de ningún tipo, de la región.
El biólogo marino sospecha que las almejas estén afectadas por la toxina paralizante de moluscos, una circunstancia que de confirmarse puede ser “grave” por sus consecuencias.
“Lo sospecho por el movimiento de las almejas, no porque las haya encontrado muertas, se están muriendo, no son pocas y quedan como paralizadas”, comentó el investigador.
Pero además agregó que “no está afectando a la totalidad de la población porque -hoy por hoy- es muy abundante”.
Explicó al respecto que la población de almejas amarillas viene recuperándose, pero que este tipo de mortandades “se vienen repitiendo desde fines de los 80’, 90’. Fue lo que diezmó la gran población de la almeja amarilla. Acabó con el 98 por ciento de su población”, sostuvo.
En el transcurso de su trayectoria –como investigador- Francia hizo “censos y relevamientos para ver densidades y recuperación. Se empiezan a recuperar y cuando alcanzan un tamaño grande ocurren estas mortandades, que se dan en primavera y en otoño. Casualmente es cuando se dan los florecimientos de las algas que portan la toxina paralizante”, describió el biólogo que se encuentra radicado desde hace aproximadamente un año en Claromecó, después de haber vivido durante años en Costa Rica.
Explicó además que se ofreció para colaborar –o asistir- al SENASA (ya tomó intervención) en la toma de muestras para que sean analizadas en su laboratorio de Mar del Plata.
En tanto aclaró que si bien no pretende alarmar a la comunidad, lo que sí entiende es que es necesario activar el protocolo que permita conocer las causas de la muerte de numerosos ejemplares de la especie.