El final de la gestión de Alberto Fernández está repleto de números rojos. Con excepción del empleo, que se mantuvo en medio de la estanflación, las principales variables macroeconómicas terminaron peor que cuando empezó.
«Se va Alberto Fernández, fueron cuatro años donde pasó de todo, y en los cuales en el último año el plan económico se dedicó a aguantar hasta hoy; el terminó, pero el Plan Llegar no llegó«, resumió el economista Fernando Marull, director de la consultora FMyA.
El asado de $ 200 a $ 4.500
Cuando Fernández asumió el kilo de asado estaba $ 200. En el final de esta gestión cotiza a $ 4.500 (2.150% de aumento). En 47 meses, y sin computar la inflación de noviembre, que se conocerá el próximo miércoles 13, esta presidencia acumula 850% de inflación. Con el dato del mes pasado rozará 1.000%.
Un informe de la Fundación Libertad y Progreso marca que «la gestión estuvo acompañada de políticas que buscaron esconder inflación abajo de la alfombra, a través de congelamientos y controles de precios».
A esto se agrega una fuerte distorsión de precios. Desde diciembre de 2019, el Indice de Precios al Consumidor (IPC) para los ítems regulados, como las tarifas, aumentó un 512%, mientras que el IPC núcleo, que excluye los productos regulados y con comportamiento estacional, lo hizo en 866%. En promedio, los precios ‘libres’ aumentaron 354 puntos más que los regulados, lo que da cuenta de la inflación reprimida que presionará en las próximas semanas.
Bajó la desocupación, aumentó la pobreza
La economista María Castiglioni, de C&T, plantea que la economía llega al fin de este mandato «en un estado crítico». Señala como uno de los datos más sensibles el reciente informe de pobreza realizado por el Observatorio de la Deuda Social de la UCA que la ubica en 45%.
Una de las características del gobierno saliente fue que la pobreza creció pese a que el empleo se sostuvo. La desocupación era del 8,9% cuando llegó Alberto y hoy es del 6,2%. Así, se consolidó un fenómeno en el que parte de los trabajadores registrados no gana lo suficiente para cubrir la canasta básica.
Los salarios no acompañaron la suba de los precios y quedaron marcadamente por debajo de la inflación. Desde diciembre de 2019 hasta septiembre del 2023 (último dato del INDEC disponible), acumularon una suba de 683%, por debajo de la suba de los precios.
Atraso cambiario y cepo
El economista Christian Buteler detalla que cuando arrancó la gestión de Alberto Fernández y Cristina Fernández el dólar oficial cotizaba a $ 62.75 y terminó en $ 400,50, un salto de 538%.
No había impuestos al dólar tarjeta, que hoy está en 155%, lo que lo lleva a $ 1.021. La brecha con el contado con liqui, la vía por la que se dolarizan las empresas era 24% y hoy 149%. En cuatro años el dólar blue pasó de $ 69,50 a $ 990, un incremento de 1.324%.
La gestión que se está yendo optó por enfrentar la escasez de divisas con un cepo cambiario cada vez ajustado. Así, se cumplió lo que Alberto había profetizado días antes de ganar las elecciones de 2019. «El cepo es como poner una piedra en una puerta giratoria: nadie sale, pero nadie entra».
Con una restricción tras otra lo que el gobierno logró fue que no ingresarán dólares adicionales más allá de los que aportaran las exportaciones. Y con la sequía, hubo un derrumbe de US$ 21.000 millones que no hizo más que agudizar los efectos de la escasez.
El Banco Central sin reservas
A lo largo de 2023 el Banco Central enfrentó una sangría de divisas por US$ 23.400 millones. La venta de dólares, el pago de deudas y la intervención en el mercado para controlar los dólares financieros llevaron a que la gestión el Frente de Todos cierre con reservas brutas por US$ 21.100 millones y reservas netas negativas por US$ 12.000 millones, según la estimación de Aurum Valores.
En 2019, las reservas brutas alcanzaban US$ 25.000 millones y las netas eran positivas en US$ 13.000 millones.
La situación del Banco Central se complico más por la emisión monetaria. Sólo en 2023 la emisión fue equivalente a 13% del PBI, según los cálculos del economista Ramiro Castiñeira. De ese total, 4 puntos corresponden al rojo de las cuentas públicas y otros 9 puntos a los intereses de las Leliq, las letras que el Central coloca en los bancos para sacar liquidez del mercado y evitar que esos pesos presionen más sobre los precios.
Déficit Fiscal
Desde la consultora LCG marcan que «el gasto público consolidado (Nación+Provincias+Municipios) cerrará 2023 en torno a 38% del PBI. Habrá sufrido un recorte de 2 puntos porcentuales en el año, recuperando los niveles que había dejado la administración Cambiemos tras el ajuste forzoso al que se vio obligado en 2018 y 2019 ante la falta de financiamiento. No obstante, todavía supera en más de 10 puntos el nivel promedio de la década del 90s».
Para Marull, la herencia más pesada que deja Alberto es la fiscal. «Hay que ajustar las cuenta porque hoy el Tesoro no tiene quien lo financie». La gestión saliente dejará un rojo primario de 3 puntos, que se extendería hasta 5% si se incluyen los intereses de la deuda. El compromiso que había asumido Sergio Massa con el FMI era cerrar el año con un rojo de 1,9%. La expansión del «plan platita» explica parte del incumplimiento.
Actividad
Mientras Javier Milei anticipa que el país atravesará entre 18 y 24 meses de estanflación, lo cierto es que la economía está marcada por la falta de crecimiento y la alta inflación dese hace más de una década.
«Haciendo foco en la administración actual, la estanflación fue la regla. La actividad económica tocó un pico en julio de 2022, que sin embargo estuvo al mismo nivel del alcanzado en octubre de 2017. Comparado a ese valor, hoy el estimador mensual de actividad económica está 0,8% por debajo».
(Clarín)