Con un precio promedio de $1400 el paquete de 500 grs, la Argentina es el país del mundo donde la pasta seca se vende más cara, superando no solo a Italia, inventor de este popular alimento y donde el mismo producto cuesta $754, sino también a España, Estados Unidos, Brasil y México, para citar sólo a algunos países.
Así surge de un informe realizado por la consultora Miglino & Asociados en el que se comparó el precio internacional de los seis tipos de fideos de las 10 marcas más importantes, que equivalen al 98% del consumo de pastas secas de los argentinos, relevados en el país en 1,500 establecimientos de 15 provincias, incluidas grandes cadenas, supermercados chinos y negocios de barrio.
De la comparación surge que los tallarines, que en Argentina cuestan $1,400 (US 1,63), en Italia se consiguen por $754 (US 0,88), en Estados Unidos a $771 (US 0,90), en España a $848 (US 0,99), en Francia a $925 (US 1,08), en México a $385 (US 0,45) y en Brasil a $ 480 (US 0,56).
Si se trata del tipo tirabuzón, o fusilli en italiano, en Argentina cuestan $ 2,100 o US 2,45 mientras que en Italia se pagan US 1,40, en Estados Unidos US 1,60, en España US 1,20, en Francia US 1,30, en México US 0,67 y en Brasil US 0,78.
Y lo mismo ocurre si se compara otros tipos de pasta seca como cabellos de ángel, moñitos, nidos y mostacholes: los precios de la Argentina, con habitantes con ingresos promedio muy inferiores a los de los países considerados, son más altos.
Al analizar las causas de esta asimetría Javier Miglino, titular de la consultora, señaló que Argentina produce 2,100 millones paquetes de 500 gramos de pastas, o el equivalente a 45 paquetes para cada argentino.
«Obviamente, una parte importante se exporta pero igual alcanza para satisfacer el consumo promedio que come cada argentino por mes (dos paquetes de 500 gr para una familia tipo de cuatro personas cada semana)», aclaró.
«Los fideos son un alimento industrial básico que se prepara con elementos de muy bajo costo a escala gigantesca. Por ese motivo se consideran un «commodity» con precio internacional, excepto casos como la pasta Garófalo que es de calidad premium», dijo Miglino.
«Por eso no se entiende -agregó- cómo es posible que en Argentina todos los precios de las seis pastas más consumidas: tallarines, cabello de ángel, tirabuzón, moñitos, mostacholes y nidos; cuesten más caros que en el resto del mundo».
El abogado explicó que si bien las diferencias son de centavos de dólar, en la suma anual sobre un producto que se consume sí o sí durante todo el año y por cantidades de varios paquetes, las diferencias son siderales y en dólares.
Excusas y avivadas
Según Miglino las excusas esgrimidas por productores y comercializadores del mercado son varias.
«Representantes de supermercados, mercados y negocios de barrio, nos han comentado que el aumento en el precio de los alquileres les ha jugado en contra. Sin embargo es obvio que en locales de Champs Elysées o en el Barrio Latino (Quartier Latin) de Paris o en Times Square de Nueva York o en la avenida Serrano en Madrid o en Roma los valores triplican al menos el alquiler de un local del mismo tipo en Buenos Aires, Neuquén, Mendoza, Córdoba, Formosa, Santa Cruz y otros», dijo Miglino.
«Una vez más los empresarios de distribución nos enumeraban los gastos de salarios y otros en empleados. Sin embargo, con un sueldo promedio de 500 mil pesos (US 583), los empleados mercantiles de la Argentina están muy lejos de sus pares de Estados Unidos (US 3.890), Francia (US 2.100), Italia (US 2.200), España (US 1.600) y Corea del Sur (US 3.600)», señaló.
«Para hacer este estudio tomamos a países como México y Brasil que pagan valores muy similares a los que se pagan en Argentina, del orden del 33% total (entre impuestos directos como Ganancias e indirectos como el IVA). Pero tomamos también países que pagan mucho más de impuestos que la Argentina como España, Francia, Italia, Estados Unidos de América y Corea del Sur», indicó.
Incluso la comparación incluyó un determinado tipo y marca de fideos fabricados en Italia e importados en nuestro país, los fideos «papardelle» de Garófalo, que aquí se comercializan a $15.980 (Carrefour/Disco/Coto/Walmart) o USD 18,60; en tanto que en Italia cuestan USD 1,76 o $ 1.508, casi un 90% menos.
Comprar lo indispensable
Ante esta situación, Miglino consideró que «los fideos se venden en Argentina en cantidades muy importantes, ya lo señalamos, y los propios productores y distribuidores admiten que no bajan los precios porque la gente sigue comprando a valores muy altos. Se vende mucho y caro».
Ni los alquileres, ni los salarios de los empleados, ni los valores tributarios que pagan empresarios productores, importadores y distribuidores, alcanzan para explicar los valores que se pagan en por este producto, sostuvo.
«A no ser que se tomen en cuenta dos elementos importantes: la salvaje remarcación que hubo desde diciembre 2023 y que aún no se ha detenido y el concepto de: ‘me cubro por las dudas’ que no merece mayores explicaciones», explicó.
Esta constatación le hace afirmar que «dada la inflación del 277% anual que hoy por hoy coloca a la Argentina como campeona mundial de inflación, es necesario que la gente comprenda que debe comprar solo lo imprescindible y evitar pagar sobreprecios que no se justifican».
«De ese modo es perfectamente posible que ante la baja de ventas, los empresarios empiecen a acomodar los precios a valores racionales y por ejemplo, un sandwich deje de costar 14.000 pesos en una conocida feria, más o menos el doble de lo que cuesta el mismo alimento en una exclusiva playa de Ibiza en plena temporada», concluyó Miglino.
(DiarioPopular)