Dentro de las múltiples variantes de estafas virtuales, la de este caso es una tan conocida como eficiente para los delincuentes.
Se trata de un potencial turista que realiza una transacción de alquiler a distancia y que al efectuar la reserva, supuestamente, confunde el importe: informa que envió 200.000 pesos, cuando tenía que mandar 20.000
El interesado/estafador, identificado como Matías, le advierte a la víctima que en breve se va a comunicar con ella un presunto empleado del banco Credicoop (dueño de la cuenta) para subsanar el error y que ella transfiera el «sobrante».
Esa situación se da a los pocos minutos y el nuevo interlocutor (cómplice del otro) la convence para que, mediante cajero automático, transfiera al menos 80.000 pesos.
El timador también le ofreció sacar un préstamo para cubrir el resto, pero la mujer interfirió la comunicación. Se dio cuenta de que había sido engañada, pero ya había perdido los 80.000 pesos.
G.C. fue quien había ofrecido por las redes en alquiler la vivienda de sus padres en Sierra de la Ventana. La acción delictiva se consumó durante las vacaciones del verano de 2022 y la denuncia fue presentada en nuestro medio, aunque la investigación sufrió algunos contratatiempos inesperados.
Los peritos pudieron establecer, a partir de informes que presentó la empresa Claro, que las llamadas no fueron desde esta región. La primera de ellas -como suele suceder frecuentemente con este tipo de estafas- fue procedente de Córdoba y la segunda (del supuesto empleado bancario), con emisor en Rafael Calzada, provincia de Buenos Aires.
Por otro lado, se estableció que la cuenta a la cual la denunciante giró los 80.000 pesos es del banco Nación y está a nombre de una mujer (María Soledad A.), con domicilio en la provincia mediterránea.
Eje de la disputa
A partir de esa información, el juez de Garantías N° 2 de Bahía Blanca, Guillermo Mércuri, decidió declinar la competencia y mandar las actuaciones a la Justicia de Río Cuarto, Córdoba, desde donde se había realizado la primera llamada que motivó el delito.
Sin embargo, recibidas las actuaciones, el Juzgado de Control y Faltas riocuartense rechazó la causa al sostener que fueron en Bahía Blanca donde «se llevaron a cabo» las comunicaciones telefónicas con la víctima y el lugar desde el que realizó su disposición patrimonial mediante transferencia bancaria.
Como el juzgado local insistió con su postura, el expediente terminó viajando a la Corte Suprema de Justicia de la Nación, donde se trabó una contienda de competencia que, según la ley, el máximo tribunal debe resolver.
Previo a la resolución de la Corte -dada a conocer hace algunos días-, el procurador general de la Nación, Eduardo Casal, emitió dictamen.
Consideró Casal que, según algunos fallos como antecedentes, resulta de aplicación la doctrina superior según la cual «tanto el lugar donde se desarrolla el ardid propio de la estafa, como aquel en el que se verifica la disposición patrimonial, deben ser tenidos en cuenta para establecer la competencia territorial, la que debe resolverse en definitiva, por razones de economía procesal».
Y opinó que corresponde a la Justicia de la provincia de Córdoba continuar con la investigación, «toda vez que allí se halla radicada la cuenta
bancaria destinataria de las transferencias y, además, se encuentra registrada una de las líneas telefónicas con la que se comunicaron con la denunciante».
Y la Corte resolvió en el mismo sentido.
«Se declara que deberá conocer en las presentes actuaciones el Juzgado de Control y Faltas de Río Cuarto, Provincia de Córdoba, al que se le
remitirán», se indicó, para también informar que se debía dar conocimiento de la novedad a Garantías N° 2 de Bahía.
Este fallo fue firmado por los cortesanos Horacio Daniel Rosatti, Carlos Fernando Rosenkrantz, Juan Carlos Maqueda y Ricardo Luis Lorenzetti.
Consejos que no están de más
Atención. El Ministerio Público Fiscal brindó recientemente una serie de recomendaciones para prevenir distintas modalidades de estafas virtuales.
Dudar. No hay que confiar en todo lo que me dicen o muestran en el entorno digital. Un estafador simula ser otra persona (empleado de un banco, ministerio o compañía de servicios), con fotos falsas en los perfiles o de supuestas transferencias bancarias.
Información. No se debe dar información de tarjetas de crédito y débito, porque con esos datos pueden hacer compras, operaciones o sacar créditos. No enviar fotos de las tarjetas. Tampoco se aconseja completar formularios con datos bancarios.
Mails. Las víctimas que reciben falsos mails de bancos o instituciones oficiales, que solicitan ratificar o actualizar datos de sus cuentas deben chequear las direcciones de correo y no limitarse a verificar identidad del remitente.
Cajeros. No dar códigos generados por cajeros automáticos o recibidos por teléfono o mail. Con excusas y haciéndose pasar por personal de un banco o de un organismo, el estafador pretende que acudamos a un cajero automático para realizar allí una operación. Tampoco revelar códigos de seguridad en esos casos.
Transferencias. Se sugiere no transferir dinero a personas en apariencia conocidas que lo requieran, sin tener certeza sobre su identidad. Es una maniobra habitual. Si un conocido sufrió un hackeo en su WhatsApp o redes, es posible que desde allí el estafador nos escriba en privado o finja ser nuestro allegado.
Aplicaciones. No descargar aplicaciones ni archivos de origen ignorado es otro consejo para prevenir fraudes cibernéticos, así como usar doble factor de autenticación y contraseñas seguras.
(La Nueva)