Jorge Lanata considera que el concepto de «batalla cultural» es autoritario y que acudir a la justicia es una manera de ponerle un límite al Presidente frente a los atropellos al periodismo. «No puede ser que nos adjudique un delito», sintetizó en Modo Fontevecchia, por Net TV, Radio Perfil (AM 1190) y Radio Amadeus (FM 91.1).
¿Qué reflexión te merece que Milei se la agarra siempre con periodistas que fueron críticos del kirchnerismo y no con los que son afines al kirchnerismo?
Los periodistas somos molestos para el poder, porque el poder tiene otra imagen de sí mismo. Lo que nosotros hacemos es mostrarle lo que verdaderamente son, y el poder no lo soporta, necesita escuchar otra cosa. Vos hablás de porqué no se pelean con los K, y por qué los K, en todo caso, tienen una posición tan acomodaticia, como la tuvieron antes, pero desde otro lugar. Yo lo que creo, en el caso de este presidente, es que todos lo justifican.
De hecho, anoche hablaba al aire de TN con Patricia Bullrich y en un momento su argumento central era “Bueno, su carácter es así”, y eso no es un argumento. No es que porque yo sea de determinada manera la gente tiene que soportarme.
De alguna manera, tu actitud de hace unos días, la mía ayer, de querer pararle un poco el carro, es lo que tenemos que hacer, porque hace cuatro meses que está en el gobierno, imagínate dentro de un año.
¿Qué deberían hacer las organizaciones de periodistas y medios, independientemente de las acciones individuales que cada uno de los atacados hagamos? Si todos los días debemos salir con un comunicado, la repetición de esa herramienta dejaría de tener sentido.
Habría que unirse porque no lo estamos. Veo que según cada caso se ha reaccionado de distintas maneras. Porque además estamos defendiendo lo básico, no puede ser que una persona nos adjudique un delito.
Yo también comentaba esto ayer respecto al tema del juicio porque sino, estamos diciendo que es cierto, por ejemplo, que somos ensobrados. Y no lo somos. Entonces, ¿cuál es nuestra manera de demostrar que no lo somos? Protestar judicialmente.
A su vez, creo es que la línea de protesta en el exterior, en nuestro caso, siempre fue más útil. Lo hemos visto durante el kirchnerismo y gobiernos anteriores incluso. Es que las asociaciones profesionales de periodistas en el exterior y los organismos internacionales, son probablemente lo más útil para hacer presentaciones.
Milei está muy preocupado por las inversiones, por la imagen, etc. en el exterior. Los americanos, que hoy son su asociación principal, están preocupados por la libertad de expresión, siempre. Entonces, me parece que es un lugar por donde experimentar.
¿Hay cierto deja vú, al volver a sentirte criticado con la agresividad que se te criticó durante el kirchnerismo?
Obvio, ahora me dicen que soy kirchnerista. Entendés que tipos que en la época de Kirchner, que ni siquiera sabían limpiarse el culo solo, me dicen a mí que le tiraba ministros, que soy kirchnerista, o sea, unos maleducados e irrespetuosos.
Porque lo menos que pueden hacer es conocer a la gente a la que atacan. Me parece una bestialidad que digan eso. Pero, ¿sabés qué pasa? Uno ahí es víctima del fanatismo. Y el fanatismo da igual, y no cambia durante épocas. Entonces, hoy es una cosa, mañana será otra. Pero es siempre fanatismo.
Hay, en esa soberbia, ignorancia. Vale recordar que en 2005, a comienzos del kirchnerismo, vos tenías prohibida la tele directamente. ¿Correcto?
Sí, claro estuve 8 años afuera de la televisión. En su momento me echaron tres veces de América y pasó mucho tiempo hasta que volví a Canal 13. Si uno hace su laburo de la manera más seria y más consecuente posible, nada cambia, porque cambian los gobiernos, pero los políticos actúan como si siempre fueran a estar ahí en el poder. Y después salen del cargo y años más tarde te vienen a pedir, por favor, que le pases una gacetilla.
Entonces, lo que está todo el tiempo en su lugar es la gente, nosotros, el poder económico, otro tipo de poderes, pero no son los políticos. Los políticos pasan, y harían bien en darse cuenta que por más que actúen como si fueran monarquías, no lo son.
La cultura y la casta, enemigos móviles de Milei
Sentís que en este caso cuando Milei habla de “batalla cultural” se la toma contra, como decía la Escuela de Frankfurt, los productores de bienes culturales. Es decir, ¿apunta contra los periodistas, los científicos, las universidades, los artistas y los intelectuales?
La idea de batalla cultural me parece súper autoritaria, porque no alcanza con que haya un solo partido, con que ese partido sea movimientista, sino con que aparte tengas que tener el ambiente cultural de una sociedad en determinado momento a tu favor. Me parece una bestialidad.
O sea, la idea de la cultura es la discusión, no es la uniformidad. La idea de las facultades es la discusión, no es la repetición de textos. Por otro lado, también ahí me parece que hay un error, que es pensar que la cultura se digita de arriba hacia abajo, cuando es obvio que no, la cultura va de abajo hacia arriba.
De arriba hacia abajo puede haber un resultado circunstancial, pero eso dura un tiempo breve, y después vuelve a cambiar. Que un gobierno esté dispuesto a imponer a la sociedad que lo acompañe en su criterio y en su visión del mundo, me parece súper autoritario.
En la frase de “vamos por la casta” es encontrar reminiscencias del “vamos por todo” o, salvando las gigantescas distancias, la dictadura también iba a buscar “a ellos, los que no son como nosotros”?
La casta quedó en un argumento de marketing electoral, no creo que el gobierno de Milei esté yendo por la casta. Por muchos motivos. Primero porque ir por la casta es una contradicción de términos ya que no hay manera.
Es como cuando en el 70 hablaban del hombre nuevo. Y el hombre nuevo iba a nacer del viejo. Y esto es lo mismo. Van a ir por la casta quienes vienen de ella. No hay manera. El Gobierno se asoció a la casta. ¿Qué hablamos de la casta si el ministro de Economía fue el ministro de Economía de Macri? ¿O qué hablamos de la casta si en la mitad de los funcionarios en el Congreso son menemistas reciclados u otra gente de otros partidos que ya estaban siendo parte de la casta?
Milei es hijo de la casta, para decirlo de algún modo. Pero no me parece ni bien ni mal. Creo que esto es algo que necesariamente se da porque no hay manera de que aparezca por sí mismo. Hoy lo de la casta quedó un poco en un argumento de marketing electoral.
Quiero compartir con la audiencia que vamos a hacer un reportaje largo el próximo jueves para la tapa del diario del domingo y compartir, además una infidencia: que el nombre del programa “Periodismo Puro” es tuyo porque, allá por el 2005, cuando reflexionamos acerca de cómo íbamos a competir contra Clarín y La Nación, te esgrimí varios argumentos de las carencias del periodismo de aquel momento y vos me contestaste “entonces, vamos a hacer periodismo puro”, nombre que acompaña a este programa. ¿Lo recordás?
Sí, cómo pasa el tiempo. Y las circunstancias, muchas veces, son parecidas.
(Perfil)