En el Gobierno confirmaron que a partir del mes próximo habrá una nueva quita de subsidios, especialmente sobre los usuarios de ingresos bajos (N2) y medios (N3), que pagan menos del 8% de lo que cuesta la generación eléctrica (el resto se cubre con subsidios del Tesoro).
Por el gas, también se implementará la fórmula de ajuste para las empresas distribuidoras y transportistas, que implicará una suba de 12,5% y 12%, respectivamente. En este caso, la fórmula polinómica está compuesta por el IPIM, el IPC, el índice de salarios y la evolución de los costos de la construcción.
El impacto final en las boletas de ambos ajustes es del 5%, aproximadamente, aunque se espera que la suba sea mayor, ya que la Secretaría de Energía también aplicó un aumento en los costos del gas durante el invierno para comercios, industrias y usuarios residenciales de altos ingresos.
El Gobierno debe confirmar, asimismo, qué pasará con los usuarios de ingresos bajos y medios, ya que todavía no se publicó el cuadro tarifario para ellos.
El margen de maniobra del ministro de Economía, Luis Caputo, es fino. Por un lado, la efectividad del Gobierno para implementar medidas económicas depende de que la popularidad del presidente Javier Milei se mantenga en terreno positivo, en un contexto donde gran parte del electorado convive con la disminución de su poder adquisitivo.
En la misma línea, el Gobierno quiere mostrar un sendero de desaceleración de la inflación, para que los salarios le empiecen a ganar a la variación de precios. Por lo tanto, Caputo mide cada mes qué aumentos autorizar para no presionar sobre el índice de precios (IPC) con una suba mayor de los servicios regulados.
Sin embargo, la no actualización de las tarifas tendría sus costos en términos fiscales. El equipo económico quiere seguir mostrando resultados positivos en las cuentas del Estado. Para ello, es necesario una genuina baja del gasto en subsidios económicos, que sea producto de un aumento de tarifas y no de un corte abrupto en los pagos a los productores, como está ocurriendo desde comienzo de año, lo que hace crecer el stock de deuda.
Entre mayo y septiembre, el valor del gas subirá de US$2,94 el millón de BTU (medida inglesa que se utiliza en el sector) a US$4,49 en promedio. La Secretaría de Energía no definió todavía qué hará con los usuarios residenciales de ingresos medios y bajos, que cubren con sus boletas el equivalente a un precio de US$0,78 los N2 y US$1,16 los N3. Es decir, pagan solo el 17% y 26% del costo total del gas en invierno, respectivamente.
En electricidad, la situación es más ambigua, porque la Secretaría de Energía no publicó cuál es el costo de la generación eléctrica del trimestre de mayo, junio y julio. El actual es de $44.401 el MWh, pero ese valor suele duplicarse en invierno, cuando baja la cantidad de generación hidroeléctrica (que es más económica que la térmica) porque hay menos agua y cuando las usinas deben aumentar el uso de combustibles líquidos, que son más caros que el gas.
Del actual costo de $44.401 el MWh, los comercios, industrias y hogares de altos ingresos pagan la totalidad, mientras que los usuarios de bajos (N2) y medios ingresos (N3) cubren con sus boletas solo $2981 y $3756, respectivamente. Esto significa menos del 9% del costo de generar electricidad. Por lo tanto, alrededor del 60% del total de hogares residenciales siguen recibiendo más de 90% de subsidios de parte del Tesoro.
(La Nación)