¿Qué se espera de alguien que trabaja en el campo? ¿Que sea tan rudo como la propia vida rural? ¿Que recite el Martín Fierro de memoria? ¿Rusticidad? ¿Hermetismo? ¿Un paisano conservador de pocas palabras?
Nada de todo esto coincide con el perfil de Cristóbal Combes, un universitario de 24 años, nacido en Pigüé, estudiante de Actuación en Buenos Aires, sensible, amiguero, divertido, muy expresivo y quien, lejos de los estereotipos, se convirtió en un referente de las costumbres del campo para sus 3,5 millones de seguidores en TikTok y más de 340 mil en Instagram.
@cristobalcombes Mañana fría ah ❄️ #helada #campo #frio #argentina
Si bien vive en Capital, durante la pandemia se instaló en el campo con su numerosa familia y empezó a compartir en redes cosas que para él eran corrientes y cotidianas en el ámbito rural.
Luego de que uno de sus videos se hiciera viral sus redes explotaron de consultas, vistas y comentarios.
Desde entonces, trabaja y se divierte mostrando cosas que para cualquier persona de campo son comunes o «normales» pero que algunos -o la mayoría- de los que viven en la ciudad desconocen por completo; por ejemplo: ¿Es la vaca negra y blanca la única que da leche? ¿Cuánto tarda un huevo en convertirse en pollito? ¿Cómo luce una helada a cielo abierto en una llanura con fondo de montañas? ¿Qué otros animales hay en el campo además de vacas y gallinas?
«Hoy sí me siento influencer porque, en cierta parte, un influencer es alguien que influye a la gente. Entonces, esto de darles a conocer el campo y enseñarles otra cultura, creo que sí es un cierto tipo de influencia», señaló.
Por su trabajo en redes fue nominado al Martín Fierro digital en la categoría Content Creator e invitado especial de la revista Gente en la edición sobre Personajes del Año.
«Somos un país de campo y no lo conocemos. Me gusta mostrar cómo es el interior del país, a qué nos dedicamos, qué somos, qué exportamos, de dónde viene el huevo que comemos o la leche que tomamos», dijo.
Recordó que una de las preguntas más locas que le hicieron en TikTok fue si la leche chocolatada salía de las vacas marrones.
«También me gusta mucho el cariño de la gente. Después de la pandemia, cuando entré al mundo de vuelta, era increíble la cantidad de gente que me saludaba y me pedía fotos y yo decía: ¡guau! Yo hacía esto por hacerlo y a la gente le re gustó y está enloquecida», contó.
–¿Hasta qué punto desconocemos las costumbres rurales los citadinos?
–Hay cosas que ni se imaginan. Ayer en la radio alguien preguntaba qué son esas cosas blancas que están en la ruta, y yo una vez hice un video sobre eso. Esos «cosos» son silos o bolsones que se pueden armar en cualquier lugar. Hay mucha gente que no tiene idea y está buenísimo explicarles.
El fin de semana pasado me junté con amigos y hablando les empecé a comentar que cuando vas a la carnicería no comprás la vaca en sí; sino el hijo de la vaca: el novillo, la vaquillona o el ternero. Me preguntaban: ¿cómo? ¿vos no comprás vacas? Y mi amigo me dice: estoy seguro que nadie sabe que comemos novillo y vaquillona.
–¿Te criaste en el campo o cómo se formó tu vínculo con él?
–Si bien nací en Pigüé, y viví ahí hasta mi adolescencia, la mía siempre fue una familia de campo. Mi mamá era ama de casa, se encargó de criarnos a nosotros, de estar pendiente de nuestras actividades. Íbamos al campo a ayudar en lo que más podíamos.
Admito que al principio no me gustaban ciertas cosas del campo, iba más para pasar momentos de relax, pero después empecé a ayudar un poco más. A mí me gusta la parte de cocina, la salamandra, llevar la leña o ayudar a criar algún animalito que perdió a su mamá. Le pregunto a mi papá ¿qué vas a hacer hoy? Y me dice, por ejemplo, «Hoy tenemos que vacunar», y yo lo acompaño. Si está cosechando, le llevo mate o torta. Me gusta hacer eso.
–¿Volvés seguido al pueblo?
–Me gusta mucho ir a mi pueblo, al campo, desconecto un poco de la ciudad de la furia, en que todo va de acá para allá. Me gusta estar con mi gente querida, mis seres, estar con mis hermanos. En el campo me siento en la reposera a tomar mate, andar a caballo o ayudar a mi papá en lo que tenga que ayudar. Me gusta viajar una vez por mes, pero a veces no puedo por cosas de trabajo, eventos que tengo o clases.
–¿Cómo sentís que te ven desde que sos famoso?
–Yo no creo que soy famoso, o quizás en un pueblo sí, porque es muy chico, pero siempre digo que soy un chico que hace videos en las redes. En el pueblo soy más reconocido porque al haber crecido en esa zona los videos se hicieron muy virales. Y la gente dice: “Ah, el chico de Combes, que hace videos”.
–¿Qué aprendiste de todo esto?
–Aprendí que no hay que mortificarse por el futuro. Cuando terminé la escuela dije: ¿Qué voy a hacer ahora si me voy a estudiar teatro? Me voy a c… de hambre con el arte. Estuve dos o tres años estudiando, vino la pandemia y surgió esto.
Mientras vos hagas lo que te gusta te va a ir genial. Yo ni me imaginaba que iba a trabajar de esto. Surgió, lo hice y le metí garra. Tampoco fue fácil. Depende de vos levantarte, pensar una idea, grabarla, editarla, subirla. Y si bien no tenés que cumplir un horario, no tenés descanso porque te vas de vacaciones y la gente te va a decir: ¡Mostrá dónde te fuiste! Si subo una historia del campo me empiezan a preguntar: ¿qué estás haciendo? ¡Mostrá a tus hermanos! Si justo se esquilan las ovejas te piden: ¡mostrá cómo se esquilan! No me quejo, es el trabajo que elijo y me encanta hacerlo.
–Sos de invitar a tus hermanos a participar en los videos… ¿te gusta trabajar con ellos?
–Con mis redes sociales me ayudan siempre en lo que necesito. Siempre se copan. Me gusta incluirlos mucho a todos. A veces uno falta, porque somos un montón, y le digo: mandame un video por Whatsapp diciendo esto y yo después lo edito para meterlo en mi video.
Un poco soy reconocido por mí, por el campo, por mi comedia, por lo que muestro y también por esta familia numerosa que tengo, por la cantidad de hermanos que somos y lo bien que nos llevamos. Los quiero un montón a todos y eso creo que fue una enseñanza de mis papás, apoyarnos en todo entre todos.
–Hablás abiertamente sobre sexualidad motivando a más jóvenes a ser auténticos y algunos haters te acusan de no ser un verdadero «hombre de campo» ¿Cómo te llevás con estos comentarios?
–El hate siempre va a existir, hagas el contenido que hagas. Por eso, con el tiempo aprendés a que no te afecte. Recibo comentarios de que no soy un hombre de campo, o «mirá los gauchos de hoy en día», o «qué decepción tendría tu abuelo o tu papá». Pensé en dejar las redes, pero sería como afirmar lo que ellos dicen, pero es mentira.
–¿Tenés trato con otros influencers?
–El trato con otros influencers es importante, es indispensable. Mis mejores amigos los conocí por las redes. Cuando trabajás de lo que sea sabés que tus colegas son los que más te van a entender porque están en lo mismo que vos. Hacemos colaboraciones y videos juntos. A la gente le encanta ver cómo colaboramos. Hago muchos videos con una amiga porteña. Los porteños se sienten identificados con ella y los de campo conmigo y aprenden ambos.
–¿Cómo te gustaría seguir en redes? ¿Tenés nuevos proyectos?
–Estoy muy contento. Tengo un par de proyectos que me copan, como intentar viajar un poco más en fiestas nacionales por el interior del país. El año pasado pude estar en la Fiesta del Ternero, que me encantó. Este año me invitaron a un punto de encuentro joven de IPCVA, un evento de carne vacuna en Olavarría. Proyectos: viajar un poco más por el país y no parar de subir contenido.
–¿Cómo te sentís hoy con los resultados de tu trabajo?
–Soy feliz con lo que hago. Me llaman para muchas marcas y eventos. Voy por un buen camino, rompiendo estereotipos.
@cristobalcombes Rafaela ❤️ #amor
Otra reflexión en torno a los haters
«¿Nunca escuchaste el dicho del burro con el matrimonio? Va un matrimonio con un burro caminando y dice: «ay, mirá, ¿por qué llevan el burro caminando en vez de subirse y usarlo?». Se sube la mujer al burro y dicen: «mirá, alta feminista, la mujer se sube y el hombre va caminando». Se suben los dos y dicen: «pobre burro, ¿no les da lástima?». Se sube solo él y dicen: «qué machista, lleva a la mujer caminando». Hagas lo que hagas siempre te van a criticar. Tenés que hacer contenidos, divertirte y no dar atención a los comentarios porque siempre va a haber más comentarios positivos que negativos», dijo.
La familia
Es hijo de Marcela y Guillermo, sus fans incondicionales. Su hermana más grande tiene 31 y el más chico tiene 19. Se llevan dos años entre cada uno. Todos trabajan en el campo, menos Cristóbal, que lo hace en redes sociales y su hermana, quien tiene un showroom. Sus dos hermanos más grandes son contratistas rurales y los dos más chicos trabajan con su papá en las tareas que va necesitando.
(La Nueva)