Ante la justicia, la empresa declaró tener un pasivo de poco más de $49.700 millones en 339 acreedores, a los que se suman $67.300 millones eventuales por garantías de deudas de terceros, cuando realizó la compra a Sancor en 2016.
Una de los escollos para salir a flote y que marcan desde la gerencia de la empresa, es la elevada plantilla de trabajadores que posen en un contexto de caída de producción y consumo en baja. Algo que desde el gremio de trabajadores lácteos niegan rotundamente e insisten que avanzarán con medidas de fuerza. Una situación muy similar a lo que está sucediendo en la cooperativa láctea SanCor, que actualmente produce muy pocos productos y está perdiendo presencia en las góndolas. (Ambito)