21:01 con una puntualidad inglesa y calamaresca, hacía su ingreso Andrés a un Dow Center colmado por más de 4500 almas que empezaron a llegar desde muy temprano a este lugar que, sin dudas, es de los mejores spots para un recital de estas características, por ubicación, sonido y comodidad.
«El día de la mujer mundial» fue la canción elegida para abrir el show, y tiene sentido. Esta gira se llama «Agenda 1999» y celebra las bodas de plata de «Honestidad Brutal», aquel disco doble que desafió ser el el que llegaba después de «Alta Suciedad», ni más ni menos, y vaya que estuvo a la altura de las circunstancias.
«A los ojos» fue el segundo para que se moviera el piso, «Cuando te conocí» y «Más duele», el saludo del salmón para Bahía Blanca que no paraba de gritar y el primer «Olé olé olé olé, Andrés Andrés» que se repetiría durante todo el show. «Te quiero igual», «Una bomba» y «Voy a dormir» versionados a vivo y cantados como a él se le ocurre, porque quiere y porque puede.
Pide un aplauso largo, «Como los que le daban a Pavarotti, que cuando lo aplaudían se podía cocinar unos fideos», «Voy a dormir», «Las heridas» y «Son las nueve» para seguir desandando ese gran disco (nos quedamos con ganas de «Maradona») y la presentación formal de ese bandón que sostiene a un Calamaro vital y movil, lúcido y de pocas palabras, amo y dueño del escenario.
«¿Para qué?», «No va más» y el enganchado de «No tan Buenos Aires» y «Clozanepam y circo», para darle paso una gran versión tanguera de «Los aviones», ahí nomás un cambio menos para «All you need is pop» como preludio del sprint final, y ahí si, abróchense sus cinturones.