Sin embargo, las definiciones que esperaban los chacareros no llegaron en el mencionado cónclave. En su lugar, obtuvieron una serie de afirmaciones polémicas y, en algunos casos, desconcertantes.
El reclamo: retenciones y atraso cambiario
El principal tema de la reunión, realizada este jueves por la noche, giró en torno a la baja de las retenciones, una de las promesas más destacadas de la campaña presidencial de Milei. Pero Iraeta no ofreció respuestas claras sobre cuándo, cómo o en qué medida el gobierno implementará esa medida. Ante el malestar de los productores, el funcionario insistió en la necesidad de «paciencia y sacrificio», destacando que el gobierno está enfocado en ordenar la macroeconomía antes de abordar problemas sectoriales.
Entre los puntos que los productores señalaron como más urgentes están el atraso cambiario, que reduce sus ingresos en pesos por la venta de productos en dólares, y la falta de políticas estatales para enfrentar las crisis climáticas, especialmente tras la sequía severa de hace dos años.
“Es mala suerte”
La frase que se llevó los titulares llegó cuando Iraeta explicó la caída de los precios de la soja en Quequén, que ronda los 270 mil pesos por tonelada. “Que la soja valga 260 o 270 mil pesos es un bajón para vos, para mí y para todos los productores, pero eso también es mala suerte”, afirmó. Luego agregó que fenómenos climáticos adversos, como las altas temperaturas tras semanas de lluvias favorables, también son «mala suerte».
Estas palabras generaron indignación en un sector que viene exigiendo soluciones concretas y siente que las respuestas del gobierno no solo son insuficientes, sino que minimizan la gravedad de la situación.
Diálogos tensos y contradicciones
En otro pasaje desopilante de la reunión, un productor preguntó: “¿Qué vamos a hacer sin productores entonces?”. La respuesta de Iraeta, cargada de fatalismo, fue: “¿Pero qué vamos a hacer sin Argentina?”.
La tensión escaló cuando se mencionaron los beneficios y subsidios que reciben otros sectores, como las petroleras y mineras. “Para Tierra del Fuego hay plata, para los petroleros hay plata, para las mineras hay plata”, recriminó un productor. Ante esto, el secretario justificó las medidas diciendo que el gobierno está priorizando estabilizar la economía general.
Los productores también denunciaron contradicciones en el discurso oficial. Por un lado, se les pide paciencia mientras persisten las retenciones; por otro, se imponen regulaciones como la caravana electrónica para bovinos y el sistema Visec, que consideran una pérdida de libertad, en contraste con las promesas de campaña libertarias de Milei.
Un pedido de paciencia que no convence
Iraeta intentó defender las intenciones del gobierno. Aseguró que las retenciones son vistas como un impuesto “perverso” y que se eliminarán cuando el país alcance un superávit fiscal consistente. “Si un Presidente te dice ‘voy a eliminar los impuestos distorsivos’, eso es lo que va a ocurrir. Este gobierno hace lo que dice”, aseguró el funcionario. Sin embargo, para muchos productores, esas palabras no son suficientes. “Con la palmadita en la espalda no se soluciona nada”, insistió un chacarero, quien recordó las contradicciones entre las acciones del gobierno y su discurso.
La reunión terminó sin definiciones ni anuncios concretos. Iraeta se despidió asegurando que el gobierno escucha los reclamos y está trabajando en soluciones. Sin embargo, los productores salieron frustrados, sintiendo que el peso de la crisis sigue recayendo en sus espaldas. Mientras tanto, el campo sigue esperando que las promesas de campaña se traduzcan en políticas reales y efectivas. Y aunque el secretario pidió paciencia, los chacareros dejaron claro que el tiempo se agota.