Inter Miami y Palmeiras empataron 2 a 2 en el Hard Rock Stadium, de Miami, en un gran partido por la tercera y última jornada del Grupo A del Mundial de Clubes. En un juego con múltiples emociones, espantaron la posibilidad de acordar un resultado para perjudicar a Porto y a Al-Ahly, los restantes integrantes de la zona, que en el otro encuentro se repartieron puntos en un trepidante 4-4 que no les bastó para seguir adelante.
Punteros con cuatro unidades, el juego entre los locales y los paulistas era una pulseada definitoria rumbo a los octavos de final: la igualdad empujó a las Garzas y a los brasileros a los octavos de final, aunque las sensaciones resultaron distintas: los locales, que llevaban una ventaja de dos goles, no pudieron sostener la diferencia, ofrecerle el mejor regalo de cumpleaños a Lionel Messi y en el mata-mata se medirán contra Paris Saint-Germain. Palmeiras se adueñó del grupo y en la siguiente instancia tendrá a Botafogo como rival, lo que asegura un brasileño en los cuartos de final.
Apenas un futbolista estadounidense alistó Inter Miami para el trascendental partido: Noah Allen. El resto, seis argentinos: Messi, Ustari, Federico Redondo, Marcelo Weigandt, Tadeo Allende y Tomás Avilés; el uruguayo Luis Suárez; el español Sergio Busquets; el venezolano Telasco Segovia y el chileno Maximiliano Falcón, los intérpretes que escogió el director técnico Javier Mascherano. Palmeiras también tiene una fuerte presencia de futbolistas extranjeros en su plantel y cinco de ellos fueron elegidos por Ferreira: el argentino José López, el paraguayo -y capitán- Gustavo Gómez, el colombiano Richard Ríos, los uruguayos Facundo Torres y Joaquín Piquerez.
El duelo generacional entre Messi y Estêvão, de 38 y 18 años, respectivamente, era uno de los ejes del desarrollo. Leo, con sus pinceladas marcaba el pulso y decidía cuándo Inter Miami aceleraba rumbo al área de Weverton y en qué pasajes era mejor hacer circular el balón. El joven brasilero, que fue transferido a Chelsea, con sus arranques explosivos señalaba el camino de sus compañeros.
Fuente: La Nación